La aromaterapia es una rama de la fitoterapia. Esta terapia, por los olores, es una de las maneras de usar los aceites esenciales. Considerados complemento alimenticio, los profesionales de la aromaterapia científica insisten en que sean de calidad médica. Aunque en España la aromaterapia no está regulada, se aprecia un cambio de mentalidad.

Aromaterapia

Aromaterapia: los aceites esenciales tiene que ser 100% puros, íntegros y biológicos.

Un aceite esencial es el resultado de la destilación por vapor de agua de plantas aromáticas enteras o de ciertas partes de estas. Cada una tiene una composición. Dependiendo de lo que se quiera, se destila una parte y de ahí se extrae la esencia. El nombre de aromaterapia se debe a que la esencia huele mucho. Se trata de moléculas tan volátiles y se evaporan tan rápido que tienen un efecto al respirarlas.

En el ámbito médico, hay varios modos de aplicación, por tres vías:

  • Inhalada: las moléculas penetran por la nariz y van directas al sistema límbico, con un efecto relajante y estimulante de las emociones positivas.
  • Vía tópica: aplicándolos en la piel. Igual que en el caso anterior, hay que saber cómo poner los aceites porque algunos son muy irritantes y habrá que usarlos de una manera muy diluida, con aceites vegetales. Como penetran mucho, aunque se apliquen localmente tienen un efecto en todo el cuerpo.
  • Sublingual: por vía oral, donde es necesario que sean productos médicos de máxima calidad aplicados por un profesional experto. Tiene la ventaja de que se pueden dar muchas más dosis y produce un efecto corporal mayor. El único problema es que huelen y saben mal.

Antivirales, antibacterianos, antifúngicos y antiparasitarios, internos y externos, los aceites esenciales están considerados como complemento alimenticio y “cuando los profesionales los prueban, los recetan cada vez más, porque son muy efectivos y con efectos muy rápidos”, asegura Cristina Pellicer, médica especializada en aromaterapia científica.

Un aceite esencial nunca es inocente

El problema es que a veces se usan mal, lo que hace que eficacia y seguridad disminuyan. “Es muy peligroso porque hay muchas adulteraciones y es fácil meter la pata, un aceite esencial es un arma terapéutica muy potente”, alerta Renaud Alain Regnier. Defensor del máximo rigor científico y calidad médica para los productos, este naturópata especializado en aromaterapia explica que “en los supermercados se venden un montón de productos y la gente cree que todo vale para todo, pero, como en todo, hay varias divisiones y no todas las marcas juegan el mismo campeonato”.

Cada aceite esencial tiene características específicas. “Las buenas marcas entregan los resultados para que puedas saber lo que tomas con la analítica. En otros casos no sabes lo que tienes en la mano”. Ante ideas como ‘con un frasquito puedo ayudar a controlar mi cáncer’, insiste en que sea de calidad médica, pues “un aceite esencial nunca es inocente”.

“Hablamos de aromaterapia científica porque tenemos que saber lo que estamos usando, que no sean mezclas sino que solo sea esa planta”, señala en la misma línea Cristina Pellicer. “Los aceites tienen que ser quimiotipados (una forma de clasificación química, biológica y botánica que designa la molécula con mayor presencia en el aceite esencial o en cualquier caso la molécula que permite definirlo terapéuticamente de forma clara y segura); 100% puros, íntegros y biológicos, es decir, libres de pesticidas, porque concentran mucho algunas moléculas de la planta y si llevan abonos químicos también se destilan”. Además, no es lo mismo un extracto que el aceite esencial. “No son equivalentes. Tampoco la esencia y el aceite esencial, porque en los cítricos la esencia se obtiene por presión en frío y estos no son sustancias grasas, aunque se llamen aceites”.

Unos resultados sorprendentes

También es importante “asegurarse de dónde viene el producto”. En España, la aromaterapia no está regulada, por lo que los aceites esenciales entran por laboratorios belgas donde pasan sus controles, pues a nivel europeo sí existen directrices sobre lo que es un aceite esencial quimiotipado. En el caso de su aplicación médica, se utilizan exclusivamente aceites esenciales totalmente controlados a nivel bioquímico, “que pueden complementar y potenciar otras soluciones terapéuticas”. Cristina Pellicer los aplica en su consulta de medicina integrativa como parte del tratamiento antitumoral de soporte, regulatorio o antiinflamatorio con “resultados sorprendentes”, reconoce.

Un abordaje que ofrece calidad de vida
Trini es una paciente de cáncer de mama con metástasis ósea y le ha ido muy bien ponerse aceite esencial para no ‘quemarse’ con la radioterapia: “no me ha quedado nada de marca”, asegura. Además, lo aplica en las muñecas para equilibrar la tensión y también le atenúa bastante el dolor ponérselo en la espalda: “fue increíble, fue tomármelo y que se me pasará el dolor”, asegura. Aunque todavía tiene molestias, cree que los aceites le ayudan mucho y “me calman el dolor”. ‘Si sientes que te va bien, adelante’. Hace tres años esta respuesta era excepcional y ahora es habitual en el oncólogo, que a menudo “no puede ofrecer una calidad de vida similar a la que la gente encuentra con este tipo de abordaje”, según Pellicer. Y afirma que se observa “un cambio de mentalidad grande: el profesional está cambiando muchísimo, ya no hay nadie que le diga al paciente que no lo use, solo le pide evidencias, y yo se las mando”. Como usuaria de aromaterapia, Trini confiesa que está encantada: “ahora, cuando sé de alguien que se está radiando, le recomiendo la aromaterapia”.

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