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Si bien cualquier tipo de cáncer altera nuestro ritmo de vida y nos mete de lleno en un hospital, el cáncer de mama traspasa el ámbito puramente médico para convertirse en un problema social, mediático y de salud pública, un problema que abarca todos los ámbitos de la vida de la mujer.          

La lucha contra el cáncer de mama se basa en cuatro pilares fundamentales:

1.-     Prevención y estudios genéticos

Es cierto que no tenemos ninguna pastilla mágica para prevenir el cáncer de mama, pero los hábitos de vida saludables, combatir la obesidad, y realizar ejercicio físico no sólo son buenos para disminuir el riesgo cardiovascular,  sino que parecen disminuir la aparición del cáncer y se correlacionan con mejor pronóstico en las pacientes tratadas de cáncer de mama.

Sin duda, el factor predisponente más importante para desarrollar un cáncer de mama es ser mujer. El efecto Angelina Jolie ha disparado los estudios genéticos a la búsqueda de las mutaciones en los genes BRCA1 y BRCA2.  Estas mutaciones son mucho menos frecuentes de lo que se piensa, y no son los únicos genes implicados en una mayor predisposición a padecer cáncer de mama y de ovario.  Es necesario el consejo genético para decidir quién debe realizarse estos tests. La pregunta siguiente es: ¿estamos preparados para el resultado? 

2.-     Diagnóstico precoz y cribado

La mamografía anual de cribado sigue siendo el mejor método de detección en la población asintomática. Es cierto que conlleva un aumento en el número de mujeres que, ante una imagen sospechosa en la mamografía, deberán pasar por una biopsia o una intervención, con la carga psicológica y emocional que ello implica, con un resultado final de benignidad. Pero también es cierto que  permite diagnosticar tumores de forma precoz, cuando son potencialmente curables. Hay que animar a la población femenina para que participe de las campañas de cribado.

3.-     Enfoque multidisciplinario del tratamiento 

En la actualidad, el planteamiento terapéutico del cáncer de mama debe ser individualizado. De la misma manera que no hay dos mujeres iguales, tampoco hay dos cánceres de mama iguales. La valoración del diagnóstico y de la secuencia de los distintos tratamientos de cirugía, quimioterapia y radioterapia, debe ser discutida y consensuada en cada caso por los integrantes de las Unidades de Mama. 

El tratamiento quirúrgico ha evolucionado en los últimos 30 años de la mastectomía y el  vaciamiento axilar, a la extirpación del tumor, la biopsia de uno o dos ganglios y la reconstrucción de la mama mediante técnicas de cirugía oncoplástica. Esto ha sido posible gracias al impresionante avance en el tratamiento oncológico con fármacos como los taxanos y los anticuerpos monoclonales; y a la aparición de nuevos equipos de radioterapia. La meta del cirujano de mama ha pasado de las grandes extirpaciones a conseguir la mejor resección oncológica con el mejor resultado estético. 

4.-     Sobrevivir al cáncer de mama

Somos capaces de tratar el aspecto “médico” del cáncer de mama pero, como dijimos al principio, el problema trasciende el ámbito estrictamente médico: cómo decírselo a los hijos, cómo afrontar las relaciones de pareja, o cómo aceptar una imagen corporal distinta,  son los primeros problemas con los que tiene que enfrentarse la mujer. 

Se nos olvida que todo tratamiento, aparte del beneficio esperado puede conllevar efectos secundarios y secuelas. La dificultad para la movilidad del hombro, el cansancio permanente, la tendencia al linfedema o las posibles secuelas de la quimioterapia y de la radioterapia, hacen que la “vuelta a la normalidad”  tras el tratamiento no sea tal. Hay un antes y un después.  Y  la sociedad no lo tiene en cuenta. Desde el punto de vista social y laboral, están curadas. Pero el término superviviente de un cáncer de mama implica ser una paciente oncológica que debe ser seguida ante la posibilidad de una recaída de la enfermedad. Y también engloba a pacientes que han recaído o que tienen la enfermedad diseminada. Por fortuna, los tratamientos han conseguido transformar en una enfermedad crónica muchos de los casos que antes eran fatales. 

Debemos felicitarnos por los grandes avances en el tratamiento del cáncer de mama, pero la atención y el apoyo por parte de todos deben seguir más allá del hospital. Es un paso más para que las mujeres con cáncer de mama consigan ver la luz al final de ese túnel.

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