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El Blog LVR de… Bárbara Tovar. A lo largo de la vida, muchas son las circunstancias y eventos diversos que nos arrebatan la serenidad. Siempre fue así y siempre lo será. Pero muchas son las personas que buscan trasformar esas experiencias o buscar ciertas metas para sentir que vuelven a recobrar la calma.

Yo he aprendido que no es esa la mejor manera de proceder, la oportunidad de encontrar el equilibrio tras una crisis o durante esta, está donde siempre ha estado, dentro de nosotros, imperturbable, escondida, camuflada pero afortunadamente, dentro de nosotros. Hoy me propongo trasladaros una metáfora, que bien podrá simbolizar el camino que debemos de recorrer para encontrarla.

Os invito a leerla, pero sobretodo os invito a participar en ella.

Trata de buscar un lugar tranquilo y calmado y te invito a visualizar la siguiente escena: «imagina el lago mas bello que jamás hayas visto. Observa sus aguas cristalinas y transparentes. El color de esas aguas es azul cielo o verde turquesa… y su superficie es totalmente suave, sin olas, como un maravilloso y bello espejo. Todo el lago se encuentra rodeado de una vegetación frondosa, de árboles fuertes, robustos, que abarcan toda la orilla del lago. Estás solo en ese maravilloso paisaje. Solo y tranquilo. Sintiendo una enorme paz y tranquilidad.  Te invito a imaginar cómo el cielo se refleja en las aguas, las montañas, los árboles, incluso los pájaros que sobrevuelan el lago. Al igual que el lago, nuestra mente refleja todo lo que le rodea,  los pensamientos incómodos, las preocupaciones… y alteran la superficie generando pequeñas tormentas en nuestra mente. Una hoja, una piedra, un palo, puede alterar esa superficie, incluso la lluvia. Sin embargo, la parte mas vasta y amplia del lago, sus profundidades permanecen inalterables. Así somos nosotros, cuando aprendemos a bucear dentro de nosotros mismos, igual que haríamos en un lago, aunque existan ciertas tormentas en la superficie, y haga frío o desasosiego, si aprendemos a “bucear”, lograremos sentir de nuevo el calor de nuestro yo, recuperaremos nuestra serenidad, hasta lograr sentir más fuerza para afrontar ese momento presente. Al igual que el lago, las circunstancias externas pueden alterar nuestra superficie, pero nunca nuestra esencia. Os invito a través de la relajación, de la meditación o de cualquier otra técnica que os ayude a conectar con vosotros mismos, a encontrar vuestras profundidades donde poder bucear el tiempo que necesitéis para descansar del temporal o de cualquier otra cosa que amenace vuestra serenidad».

Esta metáfora muestra la superficie del lago como nuestra mente, nuestros pensamientos y emociones, y trata de reseñar algo muy importante, nosotros no somos solo la superficie del lago, somos el lago completo, con sus profundidades. Cuando pensamos: «hoy tengo un día malo», «hoy estoy tocada»… probablemente estemos hablando fundamentalmente de la parte mas superficial de nuestro lago, te animo a que profundices en ti mismo, que a través de una buena estrategia de atención y relajación puedas conectar con ese lugar dentro de ti, ese lugar de calma que nada ni nadie podrá arrebatarte bajo ninguna circunstancia. Y sobretodo recuerda que cuanto más veces recorras ese camino más fácil te resultará encontrarlo.

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