Mi hijo tiene cáncer

Por Enric Valls, psicólogo

“Hola, soy un papá al que le acaban de decir que su hijo tiene cáncer. Estoy destrozado, y no sé bien cómo me siento, no sé qué hacer. Ayúdenme.” Estas palabras muestran la reacción de un padre ante una situación que le desborda, ante una situación en la que aparece miedo, tristeza, ansiedad, conmoción, culpabilidad…

Mi hijo tiene cáncer

En primer lugar, cualquier emoción o sentimiento que aparezca en un caso así se puede considerar natural entre los padres, familiares y amigos.

Nadie está preparado para escuchar que un hijo tiene una enfermedad que pone en peligro su vida. Una de las primeras reacciones que tienen los padres ante el diagnóstico es la negación. “Es increíble…”,” No es posible que nos esté pasando a nosotros…”, “A nosotros no…”

Seguidamente habrán etapas de ira y de rabia, ligados a sentimientos de resentimiento y culpabilidad.

Hay que aclarar que todas estas reacciones emocionales son totalmente normales. Entran dentro del proceso de enfermedad.

Al principio el niño necesitará el apoyo de los padres, debe sentir que están con él en todo momento. Es por ello que aunque resulte complicado hay que comunicarse con él: hablar y preguntar. Si el niño nota una reacción excesiva por parte de los padres (de sentimientos, de sobreprotección, de emociones, de dudas…) puede generarle preocupaciones y miedos. Hay que añadir que si el niño capta dificultades por parte de los padres (falta de comunicación, dificultad para aceptar el diagnóstico…) tenderá a no hablar de sus miedos y sus pensamientos, evitando así un apoyo crucial como son los padres.

Por tanto, la actitud hacia la enfermedad, el tiempo transcurrido y un buen afrontamiento generará una mayor estabilidad. Los últimos estudios científicos muestran que el apoyo familiar mejora la adaptación al cáncer, mientras que las críticas y sobreprotección aumentan la depresión y ansiedad. En exceso o en defecto, hay que evitar los extremos.

¿Qué podemos hacer en estos momentos tan difíciles?

  •  Pues antes de nada, darse tiempo para asimilar el diagnóstico. Cada persona es diferente. El padre puede tener un estilo de afrontamiento diferente a la madre o la inversa. Respetar los tiempos de cada cuál y generar una unión, una sinergia. Ser fuertes para afrontarlo todos juntos.
  • Ante cualquier duda preguntar al médico para que os informen sobre el proceso y poder entender la enfermedad y los diferentes tratamientos.
  • Pedir ayuda psicológica. El proceso lleva desgaste físico y desgaste emocional. Para cuidar a otra persona es necesario cuidarse uno mismo.
  • Dormir lo suficiente. La falta de sueño produce irritabilidad, malestar emocional, falta de atención… Descansar es fundamental.
  • La meta es tanto la salud emocional propia como la no alteración del hijo, que no sienta culpabilidad, que sienta apoyo.
  • Pedir ayuda a otros familiares y amigos, comunicarse. Compartir sentimientos y emociones. No es bueno contenerlos ni guardarlos.
  •  Y sobre todo no excederse, no fingir que nada ocurre, ni sobreproteger al hijo, buscar el equilibrio.
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