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Los niños y adolescentes, de entre 9 y 17 años, son más sedentarios que las generaciones anteriores. Esta situación ha provocado un desequilibrio en el balance energético, con un ahorro calórico,  lo que se traduce en un gradual y consistente aumento de peso. Aunque el sobrepeso y la obesidad son un problema multifactorial, su resultado es fruto de un desequilibrio entre la ingesta y el gasto energético.

Con el objetivo de hacer frente a esta situación, el Comité de Actividad Física de la Asociación Española de Pediatría (AEP) ha elaborado, con la colaboración de Aquarius, el documento “Recomendaciones sobre Balance Energético en niños y adolescentes entre 9 y 17 años”.

“Se propone que los niños y adolescentes tengan una ingesta adecuada y en equilibrio con la práctica de ejercicio físico, y que esta se realice a diario de forma moderada e intensa, de acuerdo a su edad y características. Esta es una de las mejores opciones para evitar la obesidad, pero teniendo en cuenta que a través de la ingesta también se deben cubrir los requerimientos para el crecimiento y desarrollo. A su vez,  el propio crecimiento también vendrá condicionados por la práctica de la actividad física”, explica el Dr. Gerardo Rodriguez, coordinador del Comité de Actividad Física de la AEP.

Objetivo: balance energético 

Cualquier actividad física es positiva. “Lo importante es que el niño y adolescente se mueva y haga actividades diversas. Practicar ejercicio físico de forma regular todos los días, para aumentar el gasto calórico y conseguir un equilibrio energético”, señala el Dr. Rodríguez.

El Comité de Actividad Física de la AEP propone las siguientes recomendaciones:

  • Realizar cinco comidas variadas y equilibradas a lo largo del día, de tal manera que cumplimenten los requerimientos energéticos recomendados para la edad escolar, que oscilan entre 1.600 y 2.500 calorías por día, dependiendo de la edad y del sexo.
  • Aprovechar las actividades cotidianas para aumentar el tiempo dedicado a realizar actividad física. Por ejemplo, subir escaleras, acompañar a los mayores a comprar, sacar la basura, etc.

 

  • Realizar ejercicio físico moderado o intenso durante al menos 60 minutos diarios (montar en bicicleta, patinar, nadar, etc.) compensando su ingesta calórica.
  • Realizar a diario actividad física consistente en ir caminando hasta el colegio 30 minutos diarios a buen ritmo (actividad con intensidad moderada), además de las clases de educación física, etc. El ejercicio físico debe ser divertido y atractivo, utilizando el tiempo libre y lugares seguros. La familia debe de involucrarse y priorizar las actividades deportivas frente al ocio sedentario.
  • Aprovechar las actividades extraescolares para mejorar el desarrollo motor y compensar las restricciones hipocinéticas de las sociedades desarrolladas.

En definitiva, los niños y adolescentes tienen que moverse, jugar, sumar calorías gastadas con las diferentes actividades para que al cabo del día la energía ‘quemada’ compense a la ingerida; de este modo se evitará el sobrepeso y la obesidad.

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