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Vamos a ser sinceras, la menopausia no es precisamente el momento más divertido en la vida de una mujer. Nuestro cuerpo va cambiando, y no a mejor. Pérdida de feminidad para algunas, sofocos, sequedad vaginal, osteoporosis… son solo algunos de sus efectos. Tanto si llega de forma natural como inducida por tratamientos médicos, son pocas las que lo viven bien. Pero debemos intentar convivir con estas alteraciones lo mejor posible. Aprovechando los 40 años de la marca Liérac, charlamos sobre este tema con Farida Daoud, su vicepresidenta.

Solemos hablar de menopausia, pero todo empieza con la perimenopausia (transición entre la vida fértil y la menopausia, generalmente entre los 40 y 55 años). ¿En esta etapa, notamos ya cambios en la piel?

Fisiológicamente, el efecto más impactante es sin duda la aparición de los sofocos, que suelen desaparecer en cuanto alcanzamos la menopausia. Todo lo demás son creencias -generalmente, masculinas-, ya sea la falta de apetito sexual o los cambios de humor, que suelen estar ligados más bien a circunstancias de nuestra vida. Durante mucho tiempo, los cambios en la piel se acababan traduciendo en sequedad cutánea. Pero hemos constatado que esto ya no es así porque cada vez nos cuidamos más. También se habla de envejecimiento precoz. La modificación hormonal conlleva una aceleración del envejecimiento con la consecuente aparición de flacidez, pérdida del tono de la piel y, a partir de los 55 años, aparición de arrugas: surcos nasolabiales y arrugas peribucales.

¿Afecta a todas las mujeres por igual?

No, en general, las mujeres asiáticas no suelen verse afectadas por este tipo de desorden hormonal (en el idioma japonés, hasta 1996 no existía una palabra para definir este estado). En Japón, la posición de la mujer mejora con los años. Sin embargo, en la civilización mediterránea y europea, hasta hace poco no era así. Estadísticamente, las mujeres occidentales, y especialmente las africanas, son las que más sufren los efectos del periodo de perimenopausia.

Cuidar la piel durante toda la vida, es decir, ¿usar desmaquillante, cremas y protección solar permite disminuir o prevenir el envejecimiento de la piel?

¿Conoces la teoría que dice que para estar delgado no hay que engordar? (Risas). Pues, para la piel, es un poco similar. Para tener una piel bonita y evitar un envejecimiento precoz, hay que cuidarla toda su vida, eso significa higiene y limpieza, además de cuidados. Por otra parte, una mujer con aspecto joven no es una mujer retocada con botox, lifiting, etc; es una mujer que se cuida y tiene una actitud que le hace aparentar menos edad. La medicina estética moderna solo trabaja en mejorar los signos estéticos exteriores, olvidando que no se trata de luchar contra la edad sino de transmitir una imagen más joven; y esto se refleja en una manera de estar, hablar, andar… El mejor ejemplo es Sofía Loren.

Realmente, es un entrenamiento tanto físico como mental durante toda la vida. Es interesante saber que en los últimos veinte años el número de mujeres sin molestias en periodo de perimenopausia ha crecido. Eso tiene su raíz en las modificaciones socioculturales; las mujeres ahora trabajan, hacen más ejercicio físico, y la prevención médica tiene un papel importante también. La mayoría no se consideran “acabadas” a los 50 años, y muchas empiezan a vivir porque se sienten más libres. Una abuela, en el siglo XXI, sigue siendo una mujer activa con una vida llena; la evolución es abismal si la comparamos con la época de la posguerra.

¿La enfermedad empeora la calidad de nuestra piel en general?

La calidad de la piel cambia con los tratamientos médicos. Cualquier cambio interno a nivel fisiológico tiene sus consecuencias. La piel no se oxigena de la misma manera, el flujo sanguíneo se modifica y cualquier cambio interno deja huellas en el exterior. El estrés produce radicales libres que dañan la piel.

¿Tienes clientes que son pacientes de cáncer?

Sí, en nuestra empresa, sin ir más lejos. Desde un punto de vista estético, sabemos que las mujeres que se cuidaban antes de la enfermedad lo siguen haciendo durante el proceso. Nos llaman para pedir consejo tanto sobre productos de Liérac -cuando se trata de cicatrices y quemaduras- como sobre los productos capilares Phyto. Cuando se enteran de que tienen un cáncer, el primer miedo es la pérdida del pelo, en general. Las cosas han evolucionado y mucho. Ahora los hospitales ponen en marcha sesiones de cuidados estéticos y algunos, incluso, tienen sus propio centros de estética. Han entendido la importancia de la imagen durante los tratamientos, lo que no es el caso de muchos oncólogos, por desgracia.

Entendemos que nos debemos cuidar tanto física como psicológicamente a lo largo de nuestra vida para envejecer lo mejor posible. ¿Qué consejos nos podrías dar para vivir mejor este periodo de cambios que alteran nuestro cuerpo, pero también nuestra imagen como mujeres?

Por una parte, hay que adaptar los productos a cada etapa, y eso desde la adolescencia; no creo que exista un producto para toda la vida. Por otra, es necesario aprender a conocerse para poder sacar partido a nuestros puntos fuertes.

Creo que pocas mujeres necesitan cirugía estética. Cuidarse con una buena alimentación para no sufrir sobrepeso, peinarse y maquillarse son gestos que ayudan a subir la autoestima.Y sonreír, también, desde luego. ¿El encanto solo está ligado a la belleza? No, está también relacionado con lo que transmitimos a través de nuestros gestos, actitud, etc. Cada vez más, en las revistas se pueden leer artículos que valoran la imagen de las mujeres a partir de los 50 años, apostando por un cabello canoso, por ejemplo. Para envejecer lo mejor posible, debemos aceptarnos para poder corregirnos; eso no significa luchar contra una misma. Para tener una piel bonita, hay que hidratarla todos los días, algo que ni siquiera hace el 20% de las mujeres. Quererse, tocarse, cuidarse es muy revalorizante.

¿Cómo ves la menopausia, como el principio o como el final de una etapa?

Existen tres etapas en la vida de una mujer. La pubertad, el embarazo y la menopausia. En la primera, solemos ser muy presumidas; en la segunda, después de unos meses para acostumbrarnos a la nueva situación, volvemos a cuidarnos. ¿Por qué deberíamos dejar de ser coquetas en la menopausia? Entiendo esta etapa como una plataforma, no para cambiar sino más bien para seguir reafirmándonos en nuestro papel de mujer. Menopausia no es sinónimo de fatalidad, de resignación (tampoco coger peso en este momento vital lo es). Es un episodio más de nuestra vida, una etapa.

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