Piel artificial o ‘segunda piel’, ¿qué se esconde detrás de estas palabras bastante incomprensibles para muchas personas? El Dr. Salvador Arias, dermatólogo de la Academia Española de Dermatología y Venereología (AEDV), nos lo explica tras la noticia que nos ha llegado esta semana contando que investigadores del MIT y de Olivo Labs han desarrollado un gel de polímeros que actúa como una segunda piel.

La piel artificial «es un polímero (XPL, polisiloxano) resistente al agua que se aplica en dos etapas sin necesidad de usar luz o calor: se administra inicialmente una crema transparente con el polímero, y posteriormente, un catalizador que permite la formación de una estructura reticulada no visible, la cual se adhiere fácilmente y proporciona protección, contractilidad, elasticidad y resistencia a la deformación”, explica el Dr. Arias.

Este experto comenta que, “aunque los autores proponen nuevos usos clínicos para XPL, como la curación de heridas o la aplicación de medicamentos sobre la piel, este producto aún no ha sido probado en usos clínicos como curación de heridas (sí se ha probado en uso cosmético en la mejora de las bolsas de los párpados)”. Además, aclara que “deberá demostrar las ventajas que aportaría en relación a los múltiples apósitos biológicos y sintéticos que ya existen en el mercado para el tratamiento de las úlceras cutáneas o la aplicación de fármacos tópicos”. Por tanto, “serán necesarios más estudios que analicen en profundidad los beneficios e indicaciones de este producto”.

En este sentido, Arias especifica que, en cualquier caso, esta ‘segunda piel’ no se debe confundir con los modelos de piel artificial con los que se trabaja actualmente en nuestro país, que están constituidos por matrices biológicos y células de la piel humana (queratinocitos y fibroblastos) procedentes de los pacientes que la requieran (autólogas). En cambio, el producto XPL está compuesto por un polímero de silicona”. Además, asegura que estos modelos favorecen la regeneración cutánea porque se componen de materiales biológicos y de las propias células de la piel de los pacientes, que son expandidas en el laboratorio mediante cultivo celular y construidos mediante ingeniería de tejidos. Así, por ejemplo, detalla que en la Unidad de Producción Celular e Ingeniería Tisular del Complejo Hospitalario de Granada se trabaja en un modelo de estas características realizado por ingeniería tisular basado en una matriz de fibrina, agarosa y células autólogas para el uso de pacientes grandes quemados. De esta forma, la producción se realiza en salas GMP (Good Manufacturing Practice) por especialistas altamente cualificados, asegura, y siguiendo unos controles de calidad muy estrictos. Se espera que próximamente este medicamento de terapias avanzadas sea utilizado en pacientes con importantes quemaduras para regenerar su piel.

Nuevas formas cosméticas para la piel

Por su parte, el Dr. Estebaranz matiza que “no es un sustituto de la piel, sino más bien una ‘segunda piel’ para aplicar sobre la propia piel y mejorar características de elasticidad, apariencia y facilitar la acción de otros productos aplicados sobre la misma”. Ha causado mucha atención, ya que parece que se ha visto un posible uso en cosmética antienvejecimiento. En este sentido, Estebaranz especifica que “se ha utilizado de forma experimental en la zona periocular para ver el efecto sobre las bolsas de los ojos, mostrando eficacia en la reducción de la protrusión de la grasa periocular y en la aparición de arrugas y pliegues”. Es algo curioso porque es un producto que se aplica como una crema y tiene una duración de 24 horas. Se ha llegado a afirmar incluso que puede tener un papel efectivo en el campo de la fotoprotección.

Referente a esto, el experto de la AEDV asegura que “en los estudios iniciales aún no se han analizado estas propiedades, no obstante, es una futura aplicación». Y explica que «la adición de productos fotoprotectores u otras moléculas y medicamentos que puedan actuar sobre la piel podrán utilizarse y aplicar posteriormente esta ‘segunda piel’ sobre la superficie cutánea e implementar los efectos biológicos”. En cambio, “al disminuir la pérdida de agua transepidérmica, en los casos de pacientes que han sufrido radioterapia y en personas con alteraciones de la barrera epidérmica puede tener un efecto beneficioso». Además, restaura de alguna forma la integridad de a la piel protegiéndonos del medio externo. «Son efectos que se deben explorar en mayor profundidad en el futuro”, concluye.

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