Sexualidad y cáncer Pintura de Egon Schiele

Segunda tertulia de La Vida en Rosa con un tema delicado: la sexualidad. Nos han acompañado Rosa Sanz, terapeuta afectivo-sexual y de pareja, y Andrea Hernández, psicooncóloga. 

La sexualidad en nuestra sociedad

Estamos en el siglo XXI y el tema de la sexualidad sigue siendo un tabú. Rosa Sanz nos confía que muchos profesionales de la salud envían a pacientes a tiendas eróticas, como Los Placeres de Lola, con quien colabora. Porque los atienden personas cuyo trabajo son las relaciones sexuales.
Cuando una mujer viene por su cuenta, suele acudir a un taller o una consulta porque tiene un problema que afecta a su pareja, no para ellas mismas. La sociedad nos ha transmitido una imagen de la sexualidad que no es la realidad.

Conocer nuestro cuerpo

Para Rosa, el problema principal es que las mujeres no conocen su cuerpo. Pero, ¿qué es conocer nuestro cuerpo? Es haberte permitido mirarte en un espejo, ya sea por salud o por curiosidad, tanto para jóvenes como para mujeres mayores. Debería ser normal conocer todas las partes de nuestro cuerpo, añade Rosa. Andrea Hernández puntualiza que es un tema tan tabú que muchas parejas evitan hablar del tema.

La tertulia de La Vida en Rosa: sexualidad y cáncer

La tertulia de La Vida en Rosa: sexualidad y cáncer. Obra: Egon Schiele.

‘Aquí te pillo, aquí te mato’

Los jóvenes, nos dice Andrea, suelen dar más importancia a la penetración que a las propias caricias. La industria pornográfica está haciendo mucho daño porque está enfocada en el placer de los hombres. Es mucho más recomendable que las mujeres vean porno lésbicos o películas como las de Erika Lust, quien realiza películas pornográficas femeninas.

Psiconcología y sexualidad 

Al contrario de Rosa, Andrea Hernández no ha tenido a ningún paciente que ha tocado este tema en sus dos años trabajando en el Hospital Clínico de Madrid. «Muchos pacientes evitan el tema y no nos dejan entrar en este campo». Andrea añade que es necesario trabajarlo pero que sigue siendo un tabú. Eva, con cáncer de mama mestastásico, nos dice que hasta la fecha nunca su psicooncóloga le ha pregunta por su vida sexual…

Sin duda, hay que atreverse a preguntar, a pedir ayuda, buscando siempre a la persona adecuada. No pasa nada por cambiar de médico o de psicooncóloga si no te sientes en confianza. Es tu derecho.

Aceptar nuestro cuerpo

Aceptar el cuerpo tras una intervención quirúrgica no es fácil. Cuando se trata de una mastectomía,  la persona afectada debe aceptar esta nueva realidad y las miradas ajenas. Pero, ¿una mujer es mujer porque tiene pecho? Desde La Vida en Rosa, no nos cansaremos nunca de ir en contra de esta imagen que transmite la sociedad; la feminidad no se traduce por el hecho de tener pecho. Es una esencia, una forma de sentirse, de ser.

Decidir reconstruirse o no el pecho es una decisión muy personal que cada una vive a su manera. Basta con entrar en las redes sociales para darse cuenta de que cada una es libre de su decisión. Puri no quiere ver sus cicatrices en el espejo para no tener que recordar lo que ha vivido. Marta ha pasado por una situación que la ha marcado profundamente. Si antes del cáncer estaba muy orgullosa de su escote, se ha visto tras la operación sin una parte de su mama, justo la del canalillo…

Efectos secundarios 

Eva sigue una terapia hormonal. La sequedad vaginal es uno de sus problemas fundamentales y al hablar con su oncólogo este le recetó una crema simplemente diciendo «no pasa por la Seguridad Social», sin más. Le explicó que era uno de los efectos secundarios de su tratamiento pero no entró en detalle.

Dudas 

Muchas son las mujeres que desconocen las soluciones para mejorar la sequedad vaginal, y más allá del tema, no conocen su cuerpo. Una vez los tratamientos acabados, a menudo las mujeres están en plena menopausia, lo que significa que esta sequedad no es pasajera, sino más bien todo lo contrario.

¿Existen soluciones?

Rosa Sanz nos cuenta que el aceite de mosqueta natural* funciona muy bien porque renegera los tejidos y da elasticidad. Se masajea tanto el interior de la vagina como la válvula. Nos comenta que el aceite de Pompeya* también da muy buenos resultados. Hay que dárselo un tiempo y con regularidad.

Para facilitar la penetración, es más que aconsejable utilizar un lubrificante acuoso (mucho mejor los que se venden en tiendas eróticas).

Por otra parte, cuando baja el flujo vaginal, Rosa nos da dos recomendaciones: los ejercicios de Kegel y las bolas chinas, ambas técnicas fortalecen el suelo pélvico. Tonificar también esta zona permite tener más flujo.

¿Cómo funciona?

Las bolas chinas se compran en sex-shop. Vienen una o dos bolas. Se introducen en el fondo de la vagina para que no molesten (al igual que un tampón). Es aconsejable, nos dice Rosa, comprar las que son de silicona porque es un material hipoalergénico y se adapta a la temperatura corporal. Estas bolas tienen un peso para que tu musculatura las puedan sostener. Al ponernos de pie, con la gravedad, las bolas tenderán a caer pero tu musculatura lo va a impedir contrayendo tus músculos de forma involuntaria. Así vas a fortalecer el suelo pélvico y se va a generar más circulación sanguínea y más flujo vaginal. Con lo cual, la vagina va a estar más hidratada.

¿Cómo elegir las bolas chinas?

Si tienes pérdida de orina, Rosa te recomienda empezar por una sola bola. Si solo quieres prevenir porque no notas ningún problema o solo quieres trabajar en el flujo, puedes hacerte con dos bolas. Tener un buen suelo pélvico te ayuda a tener una sexualidad más placentera; los orgasmos son más intensos.

¿Cuánto tiempo debo ponerme las bolas chinas? 

Se recomienda entre media hora y una hora al día. Es más eficaz usarlas estando de pie, moviéndose  (¡sin llegar a hacer gimnasia!), cocinando por ejemplo o por la mañana al levantarse. Si tu suelo pélvico no tiene bastante fuerza, Rosa nos comenta que debemos empezar por los ejercicios de Kegel. Para ver mejoría hay que hacer varias veces los ejercicios, en varias repeticiones. Hay que contar unos dos meses para ver resultados.

Mala costumbre 

Rosa Sanz nos cuenta que lo que se aconsejaba hace años, es decir contraer los músculos varias veces al orinar, no es bueno porque podemos quedarnos con restos de orina en la vejiga  y provocar infecciones. Está bien hacerlo una vez para reconocer el músculo pero no más.

Otro ejercicio que se puede realizar en cualquier momento es contraer y relajar los músculos desde el hueso púbico hasta el cóccix. El pilates o ejericios hipopresivos  ayudan mucho a reconocer esta zona y a fortalecerla.

¿Olvidarse de la sexualidad? 

Puri nos cuenta que entre su diagnóstico de cáncer y el hecho de no tener pareja en este momento de su vida ha dejado la sexualidad a un lado. No tiene ninguna necesidad, ha dejado de existir para ella. Ella añade que a lo mejor seria diferente si tuviera una pareja…

No es una cuestión de edad

Para Puri, 62 años, la vida sexual ha pasado a un plano lejano. Eva, 45 años, señala que hubo un antes y un después tras el diagnóstico. Se masturbaba, era un momento para ella, tenía relaciones sexuales placenteras. Con la aparición del cáncer, ente la medicación y sus consecuencias, como la importante sequedad vaginal, la pérdida de libido, los problemas…, la situación ha cambiado. «Lo quieres retomar -nos dice- pero ya no es lo mismo que antes».

¿La sexualidad en un cajón?

Muchas mujeres más jóvenes viven la misma situación. La vida sexual pasa a un segundo plano durante y tras un cáncer. Andrea apunta que es una situación normal; lo más importante en este momento es cuidarse, curarse. El tiempo será diferente para cada persona. No hay ninguna obligación de tener relaciones, es una decisión muy personal.

A nivel fisiológico, remarca Rosa Sanz, cuanta más sexualidad tengas, más sana vas a tener tu vagina. En ningún  momento hay que forzarse. Pasar buenos momentos a solas o con tu pareja puede actuar como un motor para volver a una vida sexual. La sexualidad debería ser siempre sinónimo de placer.

Relaciones de pareja 

Cuando surge un cáncer, el poder de las caricias es enorme y también es sexualidad. Eva nos dice que con su marido «hacemos lo que podemos». Añade que su pareja es muy atenta y comprensiva, y ella, con la emoción a flor de piel. Con el tiempo han consolidado su relación y él es más atento que cuando eran jóvenes, cuando solía ser ‘aquí te pillo, aquí te mato’.

Quejas frecuentes por parte de las mujeres

Puede parecer absurdo pero una de las quejas más frecuentes de las mujeres es que para los hombres hacer el amor se queda en la penetración. Andrea apunta que la penetración está muy mitificada pero que existe muchas más formas de dar placer como el simple contacto físico, las caricias en todo el cuerpo y en todas las zonas erógenas, que no se quedan en el pecho y en el sexo…

Quererse

En un proceso de enfermedad, tener a una pareja atenta nos puede ayudar a querernos. El sentir es importante, tengamos o no una pareja.

Masturbación

Aunque es importante poder hablar de todas estas dudas o molestias con la pareja, nuestra vida no se detiene porque no tenemos a nadie para compartir. Se puede y se debería también disfrutar de la sexualidad estando sola. Masturbarse nos permite conocernos mejor. El apetito sexual, nos comenta Rosa, proviene a menudo de que no nos gusta lo que nos hacen; tampoco nos atrevemos a pedir porque no nos conocemos. No disfrutar, tener dolor son las razones principales que hacen que evitemos tener una vida sexual.

Falta de sexualidad, de líbido

Con cáncer o no, la falta de sexualidad, la pérdida de líbido, se pueden vivir de otro forma. Siempre se puede acudir a tiendas eróticas (para las más tímidas, la mayoría tienen servicios online) para comprar juguetes eróticos pero, como bien lo explica Rosa Sanz, también se puede disfrutar sin juguetes. La sexualidad está siempre vinculada a la presencia de otra persona, y no es así. Nos lo enseñan desde que somos pequeños diciéndonos además que las mujeres no necesitaban masturbarse pero los hombres sí… Para algunas parejas, la masturbación femenina se compara a un engaño, reseña Rosa, y es un error.

Culpabilidad

No hay que sentirse culpable por no tener una vida sexual. Es normal que no haya deseo en momentos dados y es importante dialogar con la pareja si la tenemos. Hay que asimilar que la relación puede seguir pero de otra forma. El afecto transmite amor y con el tiempo puede ser un puente para retomar nuestra sexualidad. Los mimos, las caricias, son primordiales.

Evolución de la sexualidad 

«Con la sexualidad se nace y con la sexualidad se muere», subraya Rosa. No hay una edad para el placer. A lo largo de nuestra vida, nuestra sexualidad evoluciona y cambia. Lo bonito es aceptarse, vivir y sentir

 

*Siempre es recomendable preguntar a tu médico para saber si existen contraindicaciones con tu tratamiento.

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