Los aditivos en la cesta de la compra Foto: Sandias y pistolas © Rosa Munoz

Se les conoce como aditivos alimentarios y hacen referencia a cualquier sustancia que, normalmente, no se consume como alimento en sí ni se usa como ingrediente característico en la alimentación.

¿Qué son los aditivos alimentarios?

Según la Autoridad Europea de Seguridad Alimentaria (EFSA) se trata de “sustancias que se añaden intencionadamente a los alimentos con distintos fines tecnológicos, por ejemplo relativos al color, para endulzar o para ayudar a conservar los alimentos”.

¿Como reconocer los aditivos alimentarios?

Los aditivos han de estar siempre presentes en la lista de ingredientes, identificados con un código de tres dígitos, precedido de la letra E (algo importante, ya que indica que se trata de un aditivo analizado y autorizado por la EFSA) o bien por su nombre químico, según lo dispuesto en la Directiva 2000/13/EC. Por lo tanto, puede figurar por ejemplo el E-300 o en su defecto el ácido ascórbico (vitamina C). Los aditivos más comunes son: antioxidantes, colorantes, emulsionantes, estabilizantes, gelificantes, espesantes, conservantes, edulcorantes y modificadores de la acidez, entre otros.

Tres condiciones imprescindibles 

Como aclara Elena Pérez Montero, nutricionista del Complejo Hospitalario Ruber Juan Bravo y del Hospital Universitario Quirónsalud Madrid, “son sustancias que, independientemente de que tengan o no valor nutritivo, su adición intencionada a los productos alimenticios tiene un propósito tecnológico en la fase de su fabricación, transformación, preparación, tratamiento, envase, transporte o almacenamiento. Y no solo ello; se espera que estas sustancias o sus subproductos se conviertan en un componente de dichos productos alimenticios. Es fundamental que su uso esté estrictamente regulado y deben cumplir tres condiciones:

  • que su utilidad haya sido demostrada
  • que sean completamente seguros
  • que no induzcan a error, por ejemplo, sugiriendo unas características que el alimento no tiene

Autorización previa por la Unión Europea 

Hay alrededor de 27 clases distintas de aditivos en función de sus propiedades. “Todos los aditivos que se usan en la Unión Europea (UE) deben haber sido evaluados y autorizados y tienen que figurar en la lista de ingredientes de los alimentos indicando la función que desempeñan en el mismo. Pueden estar listados por su nombre o por el denominado número E. Y, según su origen, pueden ser naturales (se obtienen de materias primas alimenticias o derivan de algún otro producto natural) o artificiales (son compuestos químicos sintetizados en los laboratorios)”, detalla la experta.

¿Son seguros los aditivos alimentarios?

Para que un aditivo pueda formar parte de un alimento determinado “debe haber demostrado su seguridad según las cantidades utilizadas en los alimentos en los que se autorizan. Pero, sobre todo, es importante que su inclusión e información no lleven a engaño al consumidor. Esto conlleva una serie de estudios previos del mismo, con un proceso de evaluación transparente y en permanente revisión”, explica la especialista del Complejo Hospitalario Ruber Juan Bravo.

Reevaluación de los aditivos 

En realidad, los aditivos llevan siglos utilizándose; desde la época romana y hasta en la egipcia. Aunque los avances científicos han logrado aportar más estabilidad, más control y más seguridad a estos ingredientes. Es más, “todo consumidor puede asomarse a la página web de EFSA donde se ubica la información disponible de un aditivo, la seguridad del mismo y las cantidades recomendadas. También se puede consultar la base de datos de la Comisión Europea sobre aditivos alimentarios”, añade. Pero el dato más importante, aclara, es que “actualmente se está procediendo a una reevaluación de los aditivos dentro del programa establecido por la Comisión Europea, que finalizará en el año 2020”.

Organismos reguladores 

Varios organismos regulan y evalúan estos compuestos. “En el caso de la UE, el control se desarrolla mediante los estudios que lleva a cabo la EFSA, mientras que en EE UU los realiza la FDA. A nivel internacional, para los productos químicos adicionados a los alimentos, existe un organismo regulador que recibe el nombre de Comité Mixto FAO/OMS de Expertos en Aditivos Alimentarios (JEFCA). Está administrado conjuntamente por la FAO y OMS y lo componen expertos internacionales. Se reúne desde 1956 para evaluar la seguridad de los aditivos alimentarios”, dice la doctora Pérez Montero. Hasta la fecha actual, el comité ha evaluado más de 2.500 aditivos, entre otros compuestos, y sus valoraciones se basan en la revisión de todos los datos toxicológicos disponibles, incluidos los resultados de las pruebas experimentales efectuadas en humanos y animales.

Equidad, inocuidad y calidad en el comercio internacional de los alimentos 

Por otro lado, el Codex Alimentarius (que contribuye, a través de sus normas, directrices y códigos de prácticas alimentarias internacionales, a la inocuidad, la calidad y la equidad en el comercio internacional de alimentos) es el punto de referencia mundial para consumidores, productores y elaboradores de alimentos. Contribuye a través de sus directrices a la calidad, inocuidad y equidad en el comercio internacional de alimentos. Este organismo está bajo el asesoramiento científico de la JECFA.

Lo que los consumidores deben saber

Los aditivos alimentarios se rigen por la medida anteriormente citada: Ingesta Diaria Admisible (IDA), que establece para cada uno de los aditivos presentes en los alimentos industriales destinados al consumo humano una cantidad máxima de consumo, expresada en relación al peso corporal. “Esta medida indica que se puede ingerir diariamente durante toda la vida sin que represente un riesgo apreciable para la salud”, apostilla Elena Pérez Montero.

Cumplir con las normativas vigentes

Cualquier aditivo que se quiera utilizar en la elaboración de un producto alimenticio tiene que estar incluido en las listas positivas de aditivos. “Para poder estar en ellas, debe cumplir la normativa vigente, que está en continua evaluación. Y para su autorización, no debe representar ningún peligro para la salud del consumidor cuando se usa siguiendo las dosis propuestas.

Ensayos para aditivos 

Se evalúan toxicológicamente y están sometidos a ensayos que demuestren su inocuidad. Si en cualquier momento surgen estudios que exponen alguna duda sobre su inocuidad o seguridad, se procede a la retirada de la autorización”, asevera la experta.

Conservación de los alimentos 

“Es importante recordar al consumidor que muchos de los alimentos no se conservarían o no tendrían la misma forma a la que estamos acostumbrados a consumirlos sin los aditivos. Una de las condiciones para que se autorice el uso de un aditivo es que se pueda demostrar una necesidad tecnológica suficiente y que el objetivo que busca no se pueda alcanzar por otros métodos económicos o tecnológicamente posibles.

No todo lo que circula es verdad 

Al igual que los alimentos, los aditivos  están sujetos a la evaluación de riesgos, que determinan los efectos adversos para la salud de los consumidores. Hay que tener cuidado  con las listas falsas que circulan, como la famosa ‘lista de Villejuif’ (desmentida por los propios centros sanitarios y de investigación que citaba), que apareció a consecuencia de un conflicto laboral de una fábrica de bebidas refrescantes y que consideraba que en Europa el E-330 (ácido cítrico) era el aditivo más peligroso, al tiempo que clasificaba como inofensivos otros productos de uso restringido.
Los aditivos están siendo analizados en todo momento, pero no debemos olvidar que son sustancias que se añaden y que tienen unas dosis diarias admisibles”, determina la experta.

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