Esperamos a que nos suceda algo ‘significativo’. Posponemos el ser felices para cuando: hallemos pareja o al príncipe/princesa azul (‘además de no existir, destiñe), según LVRtta Forner. Ver: El último sapo que besé (RBA); nos toque la lotería; vayamos a tal o cual sitio de viaje; sanemos de una enfermedad; acabemos la carrera; hallemos trabajo…

¡Mañana es tarde para ser feliz!

Cuando mañana llegue, este te hallará igual de infeliz porque las cosas no las arregla el tiempo del calendario.

Si la felicidad es tan buena, ¿por qué esperar a mañana para tener toneladas de felicidad?

Sería de estúpidos proceder así. Pero, procedemos estúpidamente mermando nuestras defensas emocionales, espirituales con sus subsiguientes consecuencias de pérdida de bienestar y, puede que también, de salud.

Mañana es tarde para ser feliz.

¿En serio?

Nos han inculcado que la felicidad es la resultante de ‘cosas que nos pasan’, como que la salud viene de fuera. Nada más lejos de la realidad.

Para poder ser felices y estar felices, hay que aprender a disfrutar. Y, en momento de tribulación, pararse a contar las bendiciones y los motivos por los cuales podemos –y, DEBEMOS–, dar gracias.

La enfermedad es un grito del alma, es un estado de insatisfacción o de desequilibrio que busca reequilibrarse. ¿Por qué no facilitarle la tarea?

Soy capaz de ilusionarme con una de pipas, y eso me ha facilitado mucho la vida. La risa me sale fácil y parece que me he fumado un ‘porrete’. Podría ser. Lo cierto es que me ‘fumo porros de felicidad’ marca ‘ALMA’. Acudo al alma para encontrar razones para dar gracias por estar viva.

Hoy, cuando iba en el metro, me recordaba lo fuerte que soy, lo valiente, la capacidad tan asombrosa que tengo de luchar por salir adelante.

Cuando me siento una privilegiada del universo, la vida me sonríe. Me sucedió que al sacar el teléfono del bolso y caerme al suelo el bono del metro, una señora me llama la atención y pude recuperarlo. Cosas maravillosas que suceden. Una tontería, claro está, pero me hizo sonreír. Me invité a tomar un capuccino a mí misma. Disfruté viendo pasar a la gente, allí sentada en la terraza de una cafetería esquina en la calle Velázquez de Madrid, mientras esperaba a que dieran las diez (tenía una cita para ponerme guapa, también era otro regalo). Me encantó ver pasar la vida. Aproveché para agradecer esos minutos de solaz y contemplación.

¡DOY GRACIAS A LA VIDA!

Mañana es siempre hoy para mí.

Mi abuela solía decir: ‘No guardes para mañana lo que puedas hacer hoy. Y se comió la tarta de cumpleaños…”

Me encanta esta filosofía.

No me importa no poseer un pisazo en el barrio de Salamanca. Yo soy feliz en una cabaña… Yo soy feliz porque me empeño en cuidar de mi bienestar interior. No me gusta enfadarme con la gente. Me gusta la armonía. No me gusta estar triste a no ser que haya un verdadero motivo (sólo lo hay cuando alguien a quien amo está mal, o se va de este mundo).

Mi abuela también solía decir que los problemas que se pueden solucionar con dinero, no lo son. Esta mañana, mientras pensaba en mi vida tomándome el capuccino, levanté la vista y vi un autobús con la palabra PROSPERIDAD. Sonreí para mis adentros y hacia mis afueras. Me sentí una elegida de la vida, porque yo me elijo, of course.

Mañana es tarde para ser feliz.

Tomorrow is out of sight.

Por eso, yo empiezo cada mañana sonriéndole a la vida.
Así, si mañana caen chuzos de punta en mi vida, el mañana me pillará con las alforjas vitales llenas a rebosar de momentos felices. Soy de guardar un poco de todo lo bueno para mañana, así siempre tengo.

No esperes a mañana para ser feliz.

Ningún hombre, por maravilloso que sea, merece que te amargues el día o la vida porque no te quiso amar. Si esto te sucede, ¡ámate tú por dos o por tres o por cincuenta mil!

Ningún trabajo por profesión o misión que sea merece que te amargues la existencia caso de que te impulsen hacia tu destino (te despidan). A mí me han impulsado en dos ocasiones… Y, aquí me tienes, escribiendo cosas que dibujen una sonrisa en tu cara y hagan sonreír a tu alma.

Si los clientes no acuden a tu negocio o se te van, no llores, no te amargues la existencia. En su lugar, reflexiona acerca de cómo haces para contribuir por acción u omisión a este resultado no deseado.

No me enfada que a mi coche le pasen cosas: todo lo que se puede arreglar con dinero es barato. Es más, prefiero que le pasen a ‘él’ que no a mí: lo suyo tiene más fácil arreglo, y no le duele –eso creo yo, aunque mi coche tiene su corazoncito–.

Mañana es tarde para ser feliz.

Si te amas, te harás feliz.

Si te amas, te comprometerás a hacer de cada día de tu vida una razón para celebrar que aún estás sobre la tierra y que puedes dar mucha guerra.

Celebra que aún tienes un cuerpo para abrazar la vida humana y un alma para hacer magia.

Mañana es tarde para ser feliz.

No esperes más, tu felicidad te lo agradecerá.

Sanar las heridas del alma nos ayuda a sanar nuestra salud.

Que tengas unos días llenos de ti en estado puro y feliz.

Kisses rösseados.

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