Nadie Dijo Desde Dónde nos cuenta el relato de una amistad, la de Sandra Díaz, la autora, con Laura. Se parece un poco a un cómic.Para saber más sobre ellas, sobre una relación que no tiene fecha de caducidad porque “nadie dijo desde dónde”, he entrevistado a Sandra Díaz, escritora, ilustradora pero también cirujana en la Unidad de cáncer de mama del Hospital de Sagunto en Valencia.
Debo confesar que este libro me ha emocionado y mucho. Habla de la amistad, de la verdadera amistad, la que no tiene fronteras ni fecha de caducidad. Lo contrario de una realidad determinada en la que se rompen relaciones por whatsapp o redes sociales, en pocas palabras, en esta época de “usar y tirar”. Para una persona como yo que da una gran importancia a la palabra “amistad”, este cuento que es todo menos ficticio tiene mucho valor.
¿Cómo encajaste la enfermedad de tu mejor amiga cuando vuestros sueños empiezan a hacerse realidad, es decir, cuando cada una de vosotras os dedicáis a vuestras pasiones?
En ese momento, en que yo estudiaba Medicina todavía, recuerdo recibir la noticia de la enfermedad de Laura como algo que hizo despertar en mí la necesidad de estudiar todo aquello que se sabía sobre el cáncer de mama. Y, sin darme cuenta, hice la elección de mi especialidad, aunque no fui consciente de esto último hasta algunos años después.
¿La doctora reaccionó como la amiga? ¿Tu oficio te ayudó a canalizar la rabia, la incomprensión que quizá sentiste?
Supe lo que ocurría desde la primera llamada de teléfono. A mi cabeza solo llegaban obviedades sobre la edad de presentación y la baja frecuencia del cáncer en mujeres tan jóvenes; pero algo, en mi corazón, me acercaba a la idea, incomprensible e ininteligible por aquel entonces, del cáncer. Mis estudios no me ayudaron a canalizar la energía en los primeros momentos pero mi profesión, años después, me ha hecho comprender que hay cosas en la vida de una que no ocurren por casualidad, y si yo dedico mis días a esta enfermedad es porque no hay mejor lugar en que pueda encajar toda la energía que me legó Laura.
Al leerte, queda claro que Laura sigue en tu vida. ¿La verdadera amistad es algo que perdura aunque no estemos físicamente presentes?
Por supuesto. La muerte es solo una pausa. Una vez Laura me dijo que ella, que sabía cuál era su destino, iba a marcharse a un lugar mejor porque, con treinta años, no podía comprender que su vida tuviese ya un final y fuese tan triste. Así que es imposible que yo no me sienta conectada con ella y sepa de buena tinta que el universo está lleno de dimensiones por explorar.
Tu libro, que hubiera podido perfectamente ser una novela, es casi un cómic por sus ilustraciones. ¿Es intencional o surgió así?
He intentado contar esta historia de mil maneras sin llegar a conseguirlo. Y, de repente un día, en un lugar muy especial para las dos, dibujé a dos niñas de ojos cuadrados y llenos de puntos de luz, muy parecidas a nosotras. Después la vida que habíamos vivido juntas llegó a mis manos en forma de fotogramas. La historia, en palabras, ya estaba escrita por lo que solo tuve que darle forma para que pudiese leerse entre líneas.
Como cirujana, ¿cómo ves el abordaje del cáncer en general y del cáncer de mama en particular en los medios y en la sociedad?
A mi parecer, el cáncer sigue siendo un tabú. Y lo es porque la gente, a pesar del diagnóstico precoz y los nuevos tratamientos, sigue muriendo por esta enfermedad. El cáncer de mama hoy es una de las enfermedades oncológicas más frecuentes pero de las que tienen mejor pronóstico. Por eso la sociedad y los medios están volcados en mandar a las mujeres un mensaje de lucha y esperanza. Pero a veces se nos olvida ese porcentaje de personas que viven intentando cronificar su enfermedad y, en muchos casos, luchan con una suerte inevitable. Para esas personas también debería haber luz en los caminos de la investigación y palabras de confort, para ellos y para la gente que los acompaña.
«A mi parecer, el cáncer sigue siendo un tabú»
Has vivido el fallecimiento de tu mejor amiga. La muerte es un tema tabú en nuestra sociedad. Además, es muy complicado tratarlo relacionándolo con el cáncer porque los lectores piensan que les estás diciendo que se van a morir. Sí, se van a morir como todos y no por ser pacientes, se morirán por culpa de la enfermedad. ¿Cómo evitar estos enfados -que entiendo- y tratar de manera más normal un acontecimiento que es nuestro futuro, el de todos, sea a medio o largo plazo?
Tal vez haya que comprender que no todo el mundo está preparado para leer cualquier cosa en cualquier momento. Estoy a favor de desnudar el tabú del cáncer pero, siempre y cuando, el lector sea el que lo demande. Ha de haber información para quien quiera consultarla. Es posible que intentar que ciertos mensajes lleguen a todo el mundo sea, en algunos casos, muy doloroso.
Disfrutabas con Laura de las puestas del sol. ¿La enfermedad cambia nuestra visión sobre la vida?
Si hay algo bueno que tienen las enfermedades es que, si sabes gestionarlas, te cambian la perspectiva de las cosas. Nosotras, desde bien temprano, nos dimos cuenta de qué iba el mundo que nos rodeaba. Y nos pusimos una máxima por bandera: no hay un mañana que dure sin un hoy que valga la pena.
Laura te escribió una carta para expresar sus sentimientos, y después escribes un libro. ¿Las palabras nos permiten sacar lo que llevamos dentro de un modo terapéutico?
Laura no redactó esacarta, no la escribió de su puño y letra, sino que fui yo quien la escribícon los ojos cerrados, recordando cada paso, cada vivencia, cada día a su lado… y considerando que cada palabra que llegase a mis manos desde mi corazón era parte de su legado. El alma que conecta con el mundo que nos rodea necesita traducirse al lenguaje que cada uno precise para entenderla y, en mi caso, esas traductoras improvisadas han sido siempre las palabras.
¿Esta experiencia te hace vivir el cáncer de tus pacientes de forma diferente? ¿Con más empatía quizá?
Por supuesto. Yo soy cirujana general y, de entre todas las patologías que pueden tratarse desde esta posición, elegí la cirugía de mama desde el principio e, incluso antes de ser cirujana, obtuve el título de especialista en senología y patología mamaria porque he sabido desde siempre que mi destino iba cogido de la mano de las personas que padecen esta enfermedad. Esto es parte de la interlínea de mi libro Nadie Dijo Desde Dónde.
¿Dónde se puede adquirir tu libro?
Cualquier persona que quiera leer Nadie Dijo Desde Dónde puede ponerse en contacto conmigo a través del formulario de mi página web para obtener toda la información.
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