Usar nanopartículas magnéticamente controladas para forzar a las células tumorales a ‘autodestruirse’ suena a ciencia ficción, pero podría ser parte del futuro tratamiento de cáncer, según una investigación de la Universidad Lund en Suecia.

Vídeo explicativo de  Erik Renström, profesor de la Universidad de Lund (Suecia)

«Lo inteligente de la técnica es que nos podemos apuntar las celdas seleccionadas sin dañar el tejido circundante. Hay muchas maneras de matar a las células, pero este método es contenido y con control remoto», ha afirmado el profesor Erik Renström. La clave de la nueva técnica es que es mucho más precisa que tratar de destruir las células cancerosas con tratamientos como la quimioterapia ya que puede afectar las células sanas en el cuerpo, y por lo tanto tiene efectos secundarios graves. La radioterapia también puede tocar el tejido sano alrededor del tumor. «Nuestra técnica, por el contrario, es capaz de atacar sólo a las células tumorales», ha añadido Enming Zhang, uno de los primeros autores del estudio.

Simplificando, la técnica consiste en conseguir las nanopartículas en una célula tumoral, donde se unen a los lisosomas, las unidades que realizan ‘limpieza patrullas’. Los lisosomas tienen la capacidad para descomponer sustancias extrañas que han entrado en una celda. Puede también romper toda la célula a través de un proceso conocido como ‘muerte celular controlada’, un tipo de destrucción donde se disuelven las células dañadas.

Los investigadores han utilizado las nanopartículas de óxido de hierro que han sido tratadas con una forma especial de magnetismo. Una vez que las partículas están dentro de las células cancerosas, las células se exponen a un campo magnético y las nanopartículas empiezan a girar en una forma que provoca que los lisosomas empiecen a destruir las células.

El grupo de investigación en la Universidad de Lund no es el primero que ha intentado tratar el cáncer mediante nanopartículas supermagnéticas. Sin embargo, los intentos anteriores se han centrado en utilizar el campo magnético para crear el calor que mata las células cancerosas. El problema con esto es que ese calor puede causar inflamación que podría dañar el tejido sano circundante. El nuevo método, por el contrario, en el que la rotación de las nanopartículas magnéticas puede ser controlada, sólo afecta a las células tumorales en las que han entrado las nanopartículas.

La nueva técnica está destinada principalmente para el tratamiento del cáncer, pero según Erik Renström y su colega Enming Zhang también pueden ser aplicadas a otros áreas. Un ejemplo son las enfermedades autoinmunes como la diabetes tipo 1, en el cual el sistema inmunitario ataca la producción de insulina del cuerpo. Las nanopartículas supermagnéticas han atraído un gran interés de la academia y la industria en los últimos años. Están siendo analizadas en la investigación sobre nuevas pruebas diagnósticas de laboratorio, nuevos métodos de visualización de fenómenos en tejido vivo y nuevos medicamentos.

Los investigadores en la Universidad de Lund tienen una patente pendiente por su técnica con las nanopartículas giratorias. Sin embargo, queda mucho trabajo antes de se pueda transferir desde el laboratorio a los ensayos clínicos en pacientes.

El estudio es una colaboración entre físicos, químicos, ingenieros y médicos procedentes de Suecia, Alemania y Estados Unidos. Se ha publicado en la revista ACS Nano.

 

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