Oncogeriatría

Oncogeriatría: atención a las personas mayores 

Hace años que detrás del cáncer empezó a asomar una nueva realidad para los equipos médicos que abordan esta enfermedad: la atención a las personas mayores. A pesar de que esta enfermedad va ligada al envejecimiento (más de la mitad de los casos se producen en personas de edad avanzada) y que la expectativa de vida en las sociedades desarrolladas ha ido en aumento, lo cierto es que ni los programas de prevención, ni las investigaciones para desarrollar nuevas terapias, ni los equipos multidisciplinares que abordan la patología han valorado hasta hace poco y de forma suficiente cómo debería ser la atención a las personas mayores que padecen la enfermedad.

Los nuevos tratamientos incluyen a personas mayores 

De hecho, ya en 2010, el Centro para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC) de Atlanta, EE. UU., advirtió de que los tumores con el potencial de invadir otros tejidos (metástasis) son casi tres veces más comunes en las personas de 75 años y se dan con mayor frecuencia que en la franja de entre 50 y 64. Pese a ello, los estudios científicos para desarrollar nuevos tratamientos rara vez incluyen a personas de más de 70 años. Este hecho deja a los especialistas sin una orientación clara sobre qué es lo que mejor funciona en este grupo de pacientes. Por este motivo, en 2013, un informe sobre la “crisis en la atención del cáncer” del Instituto de Medicina de EE. UU. recomendó ofrecer a las compañías farmacéuticas una extensión de seis meses de la patente de los nuevos fármacos cuando habían sido probados previamente en los ensayos con personas de más edad.

Prejuicios frente a la población anciana

Se suman a todo ello los prejuicios que aún persisten respecto a la población anciana. Regina Gironés, coordinadora del grupo de trabajo de oncogeriatría de la Sociedad Española de Oncología Médica (SEOM) y oncóloga del Hospital Lluis Alcanyís de Xativa, lo confirma: “Aún se piensa que el tumor crece más lento en ancianos o que los pacientes fallecen por otras causas o que ellos no quieren recibir tratamiento… Muchas de estas afirmaciones no son ciertas. Existen diferencias respecto a la población adulta, pero generalmente no respecto al tumor, sino en la persona en la que se desarrolla el cáncer. La casuística nos demuestra que en la mayoría de los casos no existen grandes diferencias con la población adulta. Incluso hay datos que apuntan a que la mortalidad en ancianos es mayor. Parece que la justificación es que históricamente ellos recibían menos tratamientos”.

Pioneros

Afortunadamente, y a pesar de que la historia de la medicina se escribe despacio, hace tiempo que en nuestro país varios equipos pioneros han trabajado para desarrollar y asentar dentro de nuestras fronteras lo que hoy conocemos como oncogeriatría. Basta con recordar al doctor Gumersindo Pérez Manga, ex jefe de Oncología del Hospital Universitario Gregorio Marañón de Madrid, quien organizó eI primer symposium Internacional de cáncer en el anciano en 1999 (al que siguieron sucesivas ediciones). Por aquél entonces ya declaró: “la escasez de estudios o campañas para la detección precoz del cáncer en el anciano impide saber si el diagnóstico temprano se traduce en un aumento de la supervivencia, hecho que en parte podría explicar la elevada mortalidad del cáncer en los mayores de 65 años“.

Unidad de cáncer en el anciano

También, entre los pioneros, destaca la Unidad de Cáncer en el Anciano del Hospital Virgen de la Luz de Cuenca, una de las primeras en abrir sus puertas en España. Al frente de ella está la doctora María José Molina-Garrido. “La oncogeriatría es la disciplina que pretende dar una atención óptima a los ancianos con diagnóstico de cáncer, puesto que se trata de una población con muchas peculiaridades. Aunque no existe como especialidad en España (se dispone de las especialidades de oncología médica y de geriatría de forma individualizada), cada vez es mayor el número de ancianos que acuden a las consultas de oncología médica y esto implica que se precise de la combinación de ambas especialidades para poder atenderles de forma adecuada”, detalla la experta.

Atención especializada  

Su consulta, abierta en 2012, y por la que ya han pasado 450 pacientes, surgió, “ante el deseo (y necesidad) de querer ofrecer la mejor atención al anciano oncológico, teniendo en cuenta que los conocimientos que se adquieren en oncología médica no eran aplicables en un alto porcentaje de casos al abordaje de los enfermos cuando están en edad avanzada. Ante esta situación, junto con la adquisición de nuevos datos relacionados con la geriatría, se optó por su creación como una forma de optimizar la atención al paciente y de perfeccionar tales conocimientos, individualizando el manejo y las decisiones en cada uno de los casos”, explica la doctora Molina-Garrido.

Abordaje de la oncogeriatría 

De la misma opinión se muestra la doctora Regina Gironés: “Según la Sociedad Internacional de Oncología Geriátrica (SIOG), todo oncólogo debería ser oncogeriatra. Su abordaje debe ser diferente, porque en el envejecimiento se combinan multitud de factores que pueden interferir en el tratamiento y la evolución del cáncer. Las personas mayores experimentan cambios en su cuerpo (fisiológicos) debidos al propio paso del tiempo, y estos ocasionan que las terapias tolerables en un adulto tengan una toxicidad mayor en una persona anciana. Además, el envejecimiento no es un proceso homogéneo, no todas las personas envejecen igual. Esto supone que la edad cronológica del paciente no nos sirve para conocer cómo se va a comportar respecto al tratamiento”.

No solo el cáncer 

Esta especialista explica que “al hacernos más mayores es frecuente que el cáncer coincida con otras enfermedades padecidas a lo largo de su vida, que pueden interferir en el manejo del tumor. Por último, debemos tener en cuenta que cumplir años es un proceso en el que también participan factores culturales, sociales y ambientales que deben estar presentes en cada valoración. La oncogeriatría, por tanto, intenta un abordaje desde esa perspectiva multifactorial”. “Todavía no disponemos de un registro de unidades como la de Cuenca, aunque es previsible que en breve esté culminado. Sabemos que ya existen algunos que llevan más de una década funcionando en Cataluña (ICO) o Madrid, además de en Cuenca… El objetivo sería que en cada hospital con servicio de oncología también haya una consulta de oncogeriatría”, apostilla la doctora Gironés.

Cómo es el tratamiento

En los pacientes de edad avanzada, “tras su evaluación y un análisis pormenorizado de sus características se procede a concluir en qué situación se encuentra y, por tanto, a determinar si sería o no apropiado administrar un tratamiento activo. No solo por el tipo de tumor que sufra, sino por sus condiciones presentes. La principal herramienta que ayuda en la toma de decisiones y en la orientación del tratamiento es una valoración geriátrica integral, que puede englobar a distintos especialistas, como oncólogos, geriatras, nutricionistas, trabajadores sociales, rehabilitadores y psicólogos, lo que permitirá un manejo óptimo del paciente”, declara la doctora María José Molina-Garrido.

Planes de acción según cada paciente 

En cuanto a los pasos, la especialista explica: “Es fundamental analizar y conocer su situación funcional y física, nutricional, cognitiva, social, síndromes geriátricos, consumo de fármacos y comorbilidad, entre otras esferas. Y, dentro de las mismas, el estado psicológico y su estado de ánimo. Con toda esta información disponible, se desarrollan planes de actuación para mejorar algunos de los déficits que pueden presentar los pacientes y así hacer una selección más adecuada del tratamiento”.

El papel de la familia

El otro pilar fundamental en este ‘trayecto’ es la familia. “Si en todos los pacientes es primordial, en los mayores adquiere especial relevancia el papel del cuidador. Hay que tener en cuenta que cualquier diagnóstico de cáncer supone una modificación en el día a día de cualquier familiar. Pero en los de más edad, puede aumentar la dependencia, los requerimientos de atención, etc. La familia debe ser el perfecto aliado de todos los profesionales”, explica la doctora Regina Gironés.

Respetar la autonomía del paciente  

Sin embargo, insiste la especialista de la SEOM, “debemos tener cuidado con la autonomía del paciente. En ocasiones, es común, probablemente por motivos culturales que llevan a conductas de sobreprotección, que asumamos que el anciano no es capaz de tomar decisiones. Hay que respetar su capacidad de decisión. Reflexionar que nosotros seremos como ellos son ahora dentro de unos años, con nuestras vivencias, recuerdos, emociones…Y supongo que a ninguno de nosotros nos gustaría que se tomaran decisiones sin tener en cuenta nuestro criterio. Para ello, el especialista necesita tiempo para informar, para trasladar confianza y para transmitir que es importante que tanto la familia como el paciente tengan un objetivo común respecto al manejo de esa neoplasia. Cuando eso se consigue, es un trabajo muy gratificante”.

Cuidados paliativos

Uno de los pilares básicos de la oncología y de otras disciplinas médicas son los cuidados paliativos. “Básicos e imprescindibles, entre otros motivos, porque trabajan para el control de los síntomas del paciente, con la importancia que este aspecto tiene para preservar su calidad de vida. Son, además, un soporte fundamental en la carga que soporta la familia y su importancia es igual en todas las edades”, recalca la doctora María José Molina-Garrido.  “La importancia de los cuidados paliativos es comparable entre pacientes de edad avanzada y pacientes más jóvenes”, reitera la experta.

ONCOFRÁGIL

De su mano, en breve, se esperan los resultados de ONCOFRÁGIL, un proyecto de investigación que se ha llevado a cabo en su consulta entre los años 2010 y 2014. “Incluye a 230 pacientes mayores de 70 años con diagnóstico de cáncer. Con este proyecto se pretende responder a algunas de las cuestiones que nos asaltan en el día a día, mejorar los métodos para la detección de su posible fragilidad, validar algunas escalas y cuestionarios que no se habían empleado hasta el momento en la población anciana con cáncer y aumentar los conocimientos referentes al comportamiento de su organismo cuando se administra quimioterapia. Actualmente, estamos trabajando en la publicación definitiva de los resultados, aunque los datos preliminares son muy esperanzadores”, apunta.

Cambiar las percepciones 

El mapa de la oncogeriatría en nuestro país ya ha empezado a dibujarse y persigue, sobre todo, “cambiar las percepciones erróneas sobre el cáncer en la tercera edad, intentar individualizar en cada paciente sus necesidades, saber cómo podemos ayudarle y cómo evitar efectos secundarios que pueden deteriorar su calidad de vida. Envejecer es un privilegio. Invito a que todos nos impliquemos en la salud de nuestros mayores, con la esperanza de que nosotros también lleguemos a la cuarta década de la vida arropados por la sociedad”, aconseja Regina Gironés.

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