Cuando a una paciente de cáncer de mama se le extirpan los ganglios de la axila puede desarrollar un lifedema. Se trata de un hinchazón de una parte o de todo el brazo por la acumulación de linfa. En este caso, el sistema linfático no es capaz de transportar la linfa al torrente circulatorio; al bloquearse los canales linfáticos se impide que la linfa del brazo y de la región pectoral llegue a su lugar de desagüe en las venas.

¿Cuándo aparece?

Suele aparecer en los dos primeros años tras el diagnostico de cáncer de mama. Está vinculado además de la extirpación de los ganglios de la axila a la extensión de la cirugía, al número de ganglios extraídos y a la radioterapia posterior sobre las cadenas ganglionares.

No solo es un problema estético. 

«El linfedema no es solo un problema estético. Está generalmente acompañado de dolor, pesadez del brazo, disminución de la movilidad y endurecimiento de los tejidos», nos cuenta el Dr. Escat, responsable de la Unidad de Mama del Hospital Beata María Ana y del Instituto de Técnicas Avanzadas contra el Cáncer (iTAac) en Madrid.  «Además de ser un trastorno en la vida cotidiano, no deja de ser una estigma del cáncer y una fuente de ansiedad» añade.

¿Existe una solución?

Si bien no existe una solución universal, varias técnicas permiten disminuir el riesgo de padecer un linfedema.

  • Biopsia del ganglio centinela (SLNB). Esta técnica permite disminuir cuatro veces la aparición del linfedema. El ganglio centinela es el primer ganglio al que las células tumorales llegan a través de la linfa desde el tumor primario. Su biopsia permite saber si éste presenta células cancerígenas o no. Si la respuesta es positiva, se procede a la disección axilar extensa. Si es negativa, no hace falta eliminar los ganglios linfáticos.
  • Diagnóstico precoz: permite actuar antes de la diseminación tumoral hacia los ganglios.
  • Lucha contra el sobrepeso y el sendentarismo. Los médicos deben informar del riesgo y los pacientes no olvidarse de los ejercicios recomendados.
  • Como siempre, un enfoque multidisciplinar permite actuar de forma más rápida.

¿Mito o realidad? 

Se suele decir que la irradiación de la mama o de la pared torácica genera más casos de linfedema. El Dr. Escat nos explica que no es así. La radioterapia conlleva prácticamente las mismas tasas que cuando no está aplicado el tratamiento. Y aclara que «el caballo de batalla sigue siendo la irradiación de las cadenas ganglionares supraclaviculares, indicada en casos de alto riesgo o con importante afectación ganglionar, que aumentan el 21% de los casos. Muchas de estas mujeres hubieran requerido una cirugía auxiliar extensa para el control de su enfermedad».

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