El secreto del intestino Foto Tijana Tix (Pexels)

Son invisibles al ojo humano, organismos unicelulares (miden una milésima parte de un milímetro), pero se les cataloga como grandes enemigos por ser responsables de grandes pandemias. Se trata de los microbios, los verdaderos ‘reyes’ de la Tierra (siempre han estado en ella) porque su existencia está vinculada a las formas de vida de nuestro planeta. Pero, también, a la del ser humano. Y es por todo ello que hoy en día hablamos de la microbiota como del superórgano de nuestro cuerpo.

Bacterias, clave para el saludable desarrollo de nuestra vida 

Se trata del conjunto de bacterias, virus, hongos y protozoos que habitan dentro y sobre la superficie de nuestro cuerpo y cuyo rol es clave para el saludable desarrollo de nuestra vida. También se conoce como flora intestinal y alberga hasta 100.000 millones de microbios. La ciencia establece que tiene el potencial de determinar la salud y la enfermedad de cada individuo, sobre todo en el campo de la inmunología. La microbiota pesa entre 1,5 y 2 kilos y representa el 99 % de todos los microorganismos que residen en el cuerpo humano. Todos ellos incluyen como mínimo 1.000 especies diferentes de bacterias que comprenden más de 3 millones de genes (150 veces más que en el genoma humano).

El intestino feliz 

El famoso libro El intestino feliz de Justin Sonnenburg y su mujer, Erica Sonnenburg, y de destacados investigadores en este campo y directores del laboratorio del departamento de Microbiología e Inmunología de la Facultad de Medicina de la Universidad de Stanford (EEUU) señala: “Cada vez está más claro que la microbiota desempeña un papel relevante en la aparición de enfermedades como las alergias, el asma, la obesidad, problemas metabólicos, e incluso, el estado de ánimo… Nuestros habitantes bacterianos influyen en todos los aspectos de nuestra anatomía, ya sea de manera directa o indirecta”.

Proyectos

Su relevancia ha dado pie a la creación del Proyecto Microbioma Humano puesto en marcha en 2008 por los Institutos Nacionales de la Salud de Estados Unidos (NIH, en sus siglas en inglés) con el objetivo de identificar y caracterizar las comunidades microbianas presentes en diferentes cavidades del cuerpo humano y buscar las correlaciones entre los cambios en el microbioma (genoma de la microbiota), la salud y las distintas enfermedades. Otro gran grupo es el MetaHIT (Metagenómica del Tracto Intestinal Humano) de la Unión Europea, orientado específicamente a la microbioma del aparato digestivo. Pero nuestro país no se queda atrás. De hecho, ya existen muchos artículos científicos que han demostrado que la microbiota es responsable de nuestra salud.

Investigando…

El doctor José Antonio Oteo, jefe del departamento de Enfermedades Infecciosas del Centro de Investigación Biomédica de La Rioja (CIBIR) y del departamento de Enfermedades Infecciosas del Hospital Universitario San Pedro, recientemente distinguido como Embajador de la Medicina Española por Diario Médico, destaca que “en España hay grandes grupos muy potentes trabajando en microbiota en constante colaboración”. Este especialista ha publicado varias investigaciones que constatan la relación entre su alteración y la obesidad, así como en ciertas enfermedades neurológicas, en pacientes infectados por el VIH, en afectados por el virus de la hepatitis C y en pacientes con afecciones del tracto intestinal, entre otras patologías. En España, dice, hay diferentes grupos, algunos de ellos muy potentes, trabajando en este campo emergente de la medicina que, sin lugar a dudas, están aportando mucho conocimiento, insiste.  

Importancia de la tecnologia 

Los científicos están de acuerdo en que los avances en el estudio de la microbiota han llegado de la mano de los avances en la tecnología, permitiendo aplicar las técnicas de metagenómica para poder conocer mucho mejor los diferentes microorganismos que componen la flora de nuestro organismo. También se sabe que la microbiota difiere de una persona a otra, lo que implica la involucración directa de factores genéticos y ambientales. Y llegarán nuevos hallazgos capaces de sorprendernos, dice, cómo relacionar algunas enfermedades que se consideran de etiología desconocida con la presencia/ausencia de ciertos microorganismos o con una alteración en el balance de los mismos (disbiosis), así como la posibilidad de actuar sobre ellos para prevenir e incluso tratar estas afecciones. Esto será, sin lugar a dudas, “una revolución en la práctica médica”, apunta el doctor Oteo.

¿Causa o consecuencia de enfermedades? 

Este investigador explica que hay muchas patologías en las que existe una clara relación con la microbiota, como la obesidad, y en la infección por el VIH hay también muchos estudios. Sin embargo, en la mayoría de las alteraciones, aunque se observa una asociación, no queda tan claro si la alteración de la microbiota es causa o consecuencia de la enfermedad. Y enfatiza, además, en que consumir alimentos que favorecen el desarrollo y crecimiento de bacterias buenas o administrar bacterias beneficiosas son la base para actuar sobre una alteración de la microbiota. La base científica está clara, lo que faltan son buenos ensayos clínicos y el desarrollo de probióticos y prebióticos a la carta que demuestren un beneficio claro.

Microbiota y cáncer 

Respecto a la relación con el cáncer, el científico del CIBIR apunta que “hay estudios que así lo demuestran, sobre todo en algunas neoplasias del tubo digestivo como el cáncer de colon. También hay trabajos que muestran que la microbiota puede alterar el curso que siguen estas neoplasias (un ejemplo es el desarrollo de metástasis)”.

Hematología

Uno de los campos menos explorados es el de la relación entre la microbiota y la hematología. Pero, precisamente, el pasado mes de febrero se publicaba un artículo de revisión en Blood Journal que relataba:

  • Anemia. Muchas de ellas, como la anemia aplásica y la anemia inflamatoria crónica están asociadas con infecciones y procesos inflamatorios, lo que sugiere que puede haber una relación importante entre la sangre roja, las células y la microbiota.
  • Linfomas. Buena parte de ellos están asociados a la presencia de microorganismos. Existen evidencias relativamente consistentes que respaldan el rol de varios organismos patógenos en la linfomagénesis. Estos organismos incluyen el Virus Epstein Barr (EBV), el de la Hepatitis C (HCV), la bacteria del Helicobacter Pylori y el Virus de Inmunodeficiencia Humana (VIH).

Beneficios de la microbiota 

“Los gérmenes que componen la microbiota son en su mayoría beneficiosos para el ser humano. Nos protegen del crecimiento de los más patógenos y ayudan a nuestro sistema inmune a reaccionar contra los nocivos. Esto tiene trascendencia para el tratamiento de las enfermedades hematológicas. En concreto, durante un trasplante de médula ósea (utilizado para curar leucemias, linfomas y otras enfermedades malignas y no malignas), los pacientes que tienen alterada su microbiota intestinal tienen más probabilidad de tener complicaciones porque el sistema inmune del donante se vuelve más agresivo contra el paciente”, señala a La Vida en Rosa el doctor Idelfonso Espigado, jefe de Hematología Clínica del Hospital Universitario Virgen del Rocío (Sevilla) e investigador principal del European Group for Blood and Marrow Transplantation.

Cómo preservar la microbiota 

Este especialista explica que el Grupo Español de Trasplante Hematopoyético y Terapia Celular (GETH) “tiene en marcha un estudio que está analizando cómo utilizar los antibióticos que los pacientes hematológicos necesitan, de forma que se preserve su microbiota para mejorar así los resultados del trasplante y por tanto facilitar su curación. Además, algunas publicaciones científicas sugieren que pacientes que tienen alterada su microbiota tienen más riesgo de recaer de su enfermedad hematológica maligna a pesar de haber remitido con los tratamientos quimioterápicos. En el futuro, el mejor conocimiento de la microbiota intestinal y su relación con nuestro organismo permitirá probablemente curar a más pacientes con cánceres de la sangre”.

El doctor González Guerra, especialista del aparato digestivo y fundador del Centro Médico-Quirúrgico de Enfermedades Digestivas (CMED), nos explica que debemos:

  • mantener un buen equilibrio en la flora intestinal porque repercute beneficiosamente en el sistema inmune:
    • siguiendo una dieta sana y equilibrada,
    • evitando el alcohol, el tabaco, las grasas saturadas y los azúcares,
    •  asociando el uso de los probióticos a los prebióticos (tipo de hidratos de carbono que nuestro intestino no puede digerir; tienen la capacidad de modificar de forma selectiva la flora intestinal).  Sobre todo en los casos de uso de antibióticos, pacientes con el sistema inmune debilitado e, incluso, en personas con trastornos emocionales.

 

Pocos dudan de que los estudios en microbiota van a deparar muchas sorpresas, útiles para la prevención y el tratamiento de numerosas patologías, sobre todo en el campo de la inmunidad.

 

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