Cuando Carmen Domínguez escuchó las palabras cáncer de mama, se le vino el mundo encima. Catorce años después, nos cuenta cómo ha superado la enfermedad.
Hoy en día tiene 57 años y disfruta de sus cinco nietos, de sus hijos y de su marido por las calles de Bormujos, donde reside.
Es socia de , y a través de ella comparte su experiencia con otras mujeres que se enfrentan a esta enfermedad, de la que cada 19 de octubre se conmemora mundialmente su lucha por erradicarla.
Carmen comienza contándonos que hace 14 años le extirparon una mama y que si la enfermedad se le hubiera diagnosticado hoy en día, eso no hubiera ocurrido, puesto que los avances médicos, entre ellos el estudio del ganglio centinela, hubieran indicado en su caso que no era necesario extirpar el pecho al completo, puesto que no tenía afectado este ganglio.
No obstante, esta es su historia, que les adelantamos, les resultará muy esperanzadora.
¿Cómo le diagnostican cáncer de mama?
Fue en un control rutinario. Aprovechando una revisión ginecológica de mi hija, la acompañé para realizarme yo también un chequeo, que hacía un par de años o así que no me hacía. Me realizaron una ecografía mamaria, en la que el médico veía algo muy pequeño, pero veía algo, por lo que mandó que me realizaran una mamografía, que confirmó que se trataba de un tumor. Tomaron una muestra y la mandaron analizar y, pasados unos días, en los que yo pensaba en todo momento que sería benigno, porque me encontraba perfectamente, me comunicaron que era cáncer y que me tenían que quitar la mama.
Era usted muy joven.
Sí, tenía 43 años, pero sinceramente no sé qué ocurre hoy en día que cada vez hay mujeres más jóvenes a las que se les diagnostica.
Y a partir de ese momento…
Esto para mí fue muy traumático al principio, porque tenía que decírselo a mis cuatro hijos en edad adolescente. Pensaba muchos en ellos y me sentía mal, porque pensaba que les estaba fallando. Me sentía mal conmigo misma.
En esos momentos, no me preocupé mucho de la mama. Me preocupaba vivir y estar con mis hijos y mi marido.
En el año 2001 me someto a la mastectomía y después vendrían las sesiones de quimioterapia. Un total de seis, que recibía cada 21 días. Y, durante cinco años, tratamiento de tamoxifen, que son pastillas. Después, las revisiones médicas se van reduciendo hasta que, pasados diez años, si todo va bien, recibes el alta.
Pero cuando comprobé que de esto se sale, que te vas a curar porque los médicos te dicen que se ha cogido muy a tiempo… te planteas compartir tu experiencia con otras mujeres. Han sido tantos momentos duros los vividos, que quieres ayudar y aconsejar a otras mujeres, por eso me asocié a AMAMA, para mostrarles la importancia de acudir a tiempo, así como compartir tu experiencia con otras mujeres que han pasado por lo mismo que tú, porque te comprenden y te entienden mejor.
Además, “hay una Carmen antes y después del cáncer”. Me tengo que quedar con lo positivo, que todo lo tiene. Así que ahora valoro la vida más, le doy importancia a lo que verdaderamente lo tiene. Aprovecho más el día a día. En definitiva, tengo una vida cotidiana, normal, que la disfruto más que antes, porque “cuando le ves las orejas al lobo”, te das cuenta de lo importante que es un simple café, disfrutar de una charla, cosas que antes no le daba la importancia que le doy ahora.
Posteriormente, ¿le reconstruyeron el pecho?
Sí. Aunque en un principio mi prioridad era curarme, a los siete años de la operación de extirpación, lo decidí. Era una posibilidad que tenía de recuperar cosas que echaba de menos y lo decidí, y la verdad es que estoy muy contenta con el resultado.
Es socia de AMAMA, ¿cuál es su labor en la asociación?
A través de AMAMA, soy voluntaria en el Hospital Macarena, como mujer afectada que ya he superado la enfermedad, que es el requisito que se exige, porque desde la asociación entendemos que nadie mejor que nosotras va a entender a aquellas otras mujeres que están en tratamiento o le acaban de diagnosticar la enfermedad. De hecho, es algo que sirve mutuamente. Cuando llegamos al hospital y entramos en la habitación y vemos a estas mujeres, sabemos cuáles son sus miedos, pero cuando te ven que has superado la enfermedad y estás tan bien, eso es una inyección muy grande de moral para una mujer recién operada.
Ésta es una de las actividades que realizamos en la asociación, pero hay otras. Tenemos también a nuestra psicóloga, que atiende a cualquier mujer que lo necesite, aun no siendo socia y a cualquier familiar. Damos charlas también de prevención.
Junto a ello, talleres de risoterapia, arteterapia, jornadas informativas, entre otras cosas.
Este año hemos elaborado también el . Su precio es de 3 euros y han colaborado con nosotros los dos clubes de fútbol de Sevilla, el Real Betis Balompié y el Sevilla F.C.,realizándose los jugadores fotos con las socias.
Además, ambos equipos nos han invitado a los partidos que disputarán el próximo fin de semana, para que podamos vender allí nuestros calendarios. Del mismo modo, las socias también nos hemos fotografiado por distintos puntos emblemáticos de Sevilla.
¿Es necesario haber pasado por la enfermedad para ser socia de “AMAMA”?
No, tenemos socias que no son afectadas. La mayoría, unas 400, sí son afectadas. Y, ahí estamos, aunque por desgracia cada vez somos más, también cada vez somos más las que nos curamos, porque de unos 3000 casos nuevos que se diagnostican anualmente en Andalucía, hay una supervivencia del 90 %.
¿Está dada de alta?
Sí, tengo el alta oncológica y ya voy a mis revisiones ginecológicas como cualquier mujer puede ir, una vez al año. Además, estoy perfectamente y no me ha quedado ninguna secuela.
¿Hay antecedentes en su familia de cáncer de mama?
No, ninguno.
¿Qué mensaje daría a las mujeres?
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