¿SOY COBARDE POR NO COMPARTIR IMÁGENES DESNUDA?

Soy valiente porque con 21 años me vine a Madrid a trabajar y estudiar, porque tenía un sueño que perseguir, y mi sueño era lo más importante. Fui valiente porque en aquella época trabajaba duramente y cobraba una miseria, a pesar del acoso asqueroso de aquel jefe y los celos infundados de su esposa. Fui valiente cuando me enfrenté a aquel señor y me jugué todo a una carta y cambié de trabajo, sabiendo que aun así podría quedarme en la calle, y me fui.  He hecho muchas cosas yo sola en la vida persiguiendo mis sueños.  Fui valiente cuando con una economía escasa me fui a vivir sola.

Para mí todo eso fue valentía. Sin embargo, no fui valiente aquel día en que un médico me dijo: – Tienes cáncer de mama y no sabemos su grado hasta que lo operemos.

A partir de ese momento no fui valiente, fui esclava de una enfermedad que me apareció en un momento de mi vida en el que yo creí que no necesitaba más para ser feliz. Durante mucho tiempo no quería hablar del tema y no quería que la gente me preguntara, era mi opción; no faltaba a las revisiones, y no era valiente cuando iba a aquellas consultas, era una mujer con mucho miedo, jamás superé las mamografías, cada vez me dan más miedo, tampoco me hago autoexploraciones, mi oncóloga me dice que no me preocupe que ya está ella para eso.

Tuve que asumir que el pelo se me caería al tratarme con quimioterapia, y tuve que soportar aquel malestar, solo quien ha pasado por ello sabe lo que es. Y tuve que aprender a mirarme al espejo, yo sola,  jamás dejé que me vieran, y tampoco quise enseñar mi cuerpo mutilado a nadie más que al médico. Afortunadamente, aquello pasó y mi cuerpo y mi alma están casi reconstruidos.

Esa fue mi opción, yo la elegí, mi forma de ser no me deja actuar de otra manera, y cuando veo a otras mujeres que sin ningún pudor se quitan la peluca y muestran sus cicatrices, y se hacen fotos y las exponen, la verdad, no sé qué pensar, sé que debo respetarlo y  lo hago pero no me gusta, y no me gusta porque veo tristeza, yo ni veo belleza, ni veo valentía, veo a mujeres que las vida ha arrastrado a pasar por un duro trance, pues debido a esta puñetera enfermedad, mi vida cambió, como también cambió la de esas mujeres, lo asumo y procuro que no se note.

He aceptado mi nueva situación, tengo mis limitaciones con las que he aprendido a convivir, he aprendido a cuidar mi imagen exterior de manera que nadie note lo que me pasa, al fin y al cabo nadie va a cambiármelo.

En estos últimos tiempos me he dado cuenta de que hay muchas más mujeres de las que podía imaginar con esta enfermedad, y hay que salir y hay que luchar para que este mal tan extendido sea fulminado, todas las mujeres lo deseamos, son tantos los testimonios que he escuchado en las tantas consultas de oncología a las que he asistido, que podría escribir un montón de historias, a muchas de estas mujeres tampoco les gusta que las llamen valientes, otras se sienten orgullosas de serlo, y lo más increíble es que muchas de ellas piensan que yo soy la más valiente, solo porque procuro ir bien vestida y maquillada.

Quiero agradecer a esta maravillosa REVISTA ROSE que publique esto porque en el fondo está siendo una vía de escape, una liberación para mí el poder hablar de ello, a lo mejor me he convertido en una guerrera y no me ha dado cuenta, me sienta bien decir lo que siento, después de estar tantos años callada sin decir nada, paradojas de la vida, un montón de años sin hablar de mi enfermedad sin contarlo, y cuando vuelve a pasarme, le tengo menos miedo.

No sé si alguien leerá esto, y si lo hace,  espero que sus críticas no sean muy duras. Yo solo soy sincera, y lo siento así.  Ahora sí, soy valiente porque así os lo cuento.

 

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