Por Aida Tórtola @menos.lazos_y_mas.zapatillas

Las actividades cuerpo-mente, ligeras, que no suponen demasiado esfuerzo físico, e incluso relativamente asequibles, son muy populares.  Pero ¿qué papel pueden jugar en la mejora de nuestro estado físico si padecemos cáncer?

Hay un gran abanico de posibilidades dentro de estas actividades: yoga, pilates, taichi, qigong, watsu… y dado que se consideran «actividades seguras», es fácil que médicos y cuidadores las recomienden, pues se ha constatado que son positivas para el estado físico, la calidad del sueño, el estado psicoemocional, la fatiga relativa al cáncer o incluso, la función cognitiva.

Sin embargo, cada actividad tiene sus propias características y efectos, de manera que su prescripción debería orientarse de modo específico a las necesidades de cada persona, y el momento del proceso por el que esté pasando. 

Diferentes actividades: 

  • El yoga, por ejemplo, cuenta con distintos estilos, habiéndose analizado varios de ellos en el contexto que nos ocupa. Se ha sugerido que esta actividad, durante los tratamientos, es muy beneficiosa tanto a nivel físico, como psicoemocional y de calidad de vida y del sueño. Por otra parte, una vez los tratamientos han finalizado, también resulta útil para reducir la fatiga relativa al cáncer.
  • El Pilates es otra de las actividades cuerpo-mente más populares. Aunque siempre será mejor realizar esta actividad de manera individual o en grupos pequeños, y no se ha constatado que sea superior en beneficios que otro tipo de ejercicios físicos, se ha observado que resulta beneficioso para que supervivientes de cáncer de mama mejoren su funcionalidad, el rango de movilidad de las extremidades, su estado físico y su calidad de vida, así como podría reducir la sensación de dolor en el brazo del lado operado.
  • Por último, tenemos el Tai Chi y el Qigong, siendo este último menos conocido pero que siempre se relaciona con el primero. Distintas investigaciones analizaron estudios en que distintos tipos de pacientes realizaron ambas prácticas o una de ellas. Establecen que no existe evidencia suficiente para incluir esta actividad en el cuidado oncológico. No obstante, les reconocen algunos beneficios a nivel psicosocial, sobre la fatiga relativa al cáncer y la calidad del sueño.

Actividades cuerpo-mente como alternativa 

Considerando entonces lo recogido, así como en los anteriores sobre ejercicio cardiovascular  y entrenamiento de fuerza, parece que las actividades cuerpo-mente resulten «perdedoras» y sopesando los beneficios de unas y otras actividades físicas, efectivamente las cuerpo-mente no salen muy bien paradas. Sin embargo, no tienen por qué eliminarse de la rutina de actividad. Hay tiempo para cumplir con los entrenamientos cardiovasculares y de fuerza, que son los recomendados, y complementarlos con actividades cuerpo-mente. En aquellos días que no seamos capaces de levantarnos para caminar 30 minutos, las cuerpo-mente pueden ser una buena alternativa para mantenernos activos cada día.

 

 

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