aguas termales que cuidan Foto: Manuel Charló

Descansar, disfrutar y desconectar 

¿A quién no le apetece relajarse y descansar disfrutando de un entorno agradable? A todo el mundo, supongo. En busca de lugares agradables, he descubierto los balnearios de Castilla Termal, lugares con historia que han sido recuperados y modernizados. Cuatro propuestas (de cuatro y cinco estrellas) con aguas termales diferentes para mimarnos
y sentirnos a gusto.

Lugar con encanto

Con mi maleta Lipault preparada, me he desplazado hasta el Balneario de Olmedo, uno de los cuatro balnearios de Castilla Termal. Situado a unos kilómetros de Valladolid, este hotel de cuatro estrellas se esconde en el convento mudéjar del siglo XII de Sancti-Spíritus. Su oferta de tratamientos es muy variada, pero este no es su único propósito. Y es que Castilla Termal propone a sus huéspedes una amplia oferta gastronómica con la intención de hacernos descubrir productos locales. Una pena si venimos para perder unos kilos de más. Aunque el agua de Olmedo no se puede beber, sus propiedades permiten utilizarla en todos los tratamientos y ser la base de los productos con sello Castilla Termal.

Aguas que cuidan 

Cada centro tiene aguas diferentes, pero todas mineromedicinales. Este, en concreto, está indicado en tratamientos antiestrés, en afecciones dermatológicas y en hipertrofia muscular.

Si soy sincera, no soy muy de agua. Me gusta nadar, pero remojarme no es lo mío. No obstante, he probado el circuito de contrastes y la verdad es que me ha encantado. Primero, porque el lugar es realmente bonito. Un patio mudéjar construido como antaño acoge a las seis personas que estamos hoy aquí. Solo se puede realizar este circuito en grupo. Empezamos con una ducha tras habernos exfoliado el cuerpo. Luego pisamos piedras bajo una lluvia de agua; está fría, y su efecto se nota en las piernas. La tercera etapa es la sauna, o más bien las saunas, porque son dos a diferente temperatura. De allí pasamos a dos pequeñas piscinas, una de agua caliente y la otra de agua fría, pero muy fría, al menos la primera vez que entramos. El ejercicio es entrar, quedarse un tiempo y pasar al otro bassin.

Circuitos y tratamientos 

Acabamos en el baño turco. ¿Y para qué sirve este circuito? Pues para estimular la circulación sanguínea, liberar el cuerpo de toxinas y descongestionar las vías respiratorias, pero la verdad es que se nota en todo. Las piernas están más ligeras, la piel luminosa. Lo mejor de todo después de estos cambios de temperatura es el momento relax en la antigua cocina de las monjas, convertida en zona de descanso. Acabamos casi todos dormidos hasta que nos despiertan porque la sesión ha acabado… ¡Una verdadera pena, con lo a gusto que estábamos todos!

Después pude probar otro tratamiento: la ducha Vichy. En una camilla debajo de una fuente (jet) de agua caliente que no para durante 40 minutos, se realiza una exfoliación y luego se da un masaje con aceites. Las tensiones desaparecen y la piel se vuelve de seda.

Acompañamiento 

Durante mi estancia vi a muchas parejas (de todas las edades) que habían venido a descansar, perder peso, seguir un tratamiento con terapeutas que les cuidan de la mañana a la noche sin dejar pasar nada… Inútil intentar saltarse la dieta, el equipo tiene ojos por todos los lados… hasta en el pueblo.

Paz y tranquilidad reinan en el Balneario de Olmedo, un lugar propicio para pensar un poco en uno mismo.

 

 

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