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La Agencia Europea del Medicamento ha aprobado el uso de la eribulina -un quimioterápico- para tratar el cáncer de mama metastásico, tras un estudio clínico llevado a cabo en los hospitales Ramón y Cajal de Madrid y Vall d’Hebrón de Barcelona, que ha demostrado que reduce el riesgo de mortalidad en un 30% en los cánceres de mama de peor pronóstico, según información de la agencia EFE y publicada en la Vanguardia.

El estudio clínico ha sido dirigido por el jefe de la Sección de Cáncer de Mama y Tumores Ginecológicos del Hospital Universitario Ramón y Cajal de Madrid y director del Programa de Cáncer de Mama del Hospital Universitario Vall d’Hebrón de Barcelona, Javier Cortés.

Según el oncólogo, «los resultados clínicos no tienen precedentes en términos de supervivencia global, con una reducción del riesgo de mortalidad de un 30% en el subgrupo con peor pronóstico respecto al fármaco de control del estudio».

Gracias a estos resultados, el Ministerio de Sanidad también ha dado luz verde a la inclusión de la eribulina como tratamiento de segunda línea y posteriores, en la prestación farmacéutica del Sistema Nacional de Salud.

Según Cortés, Halaven -nombre comercial de la eribulina- ha demostrado ser el primer agente quimioterápico que en monoterapia demuestra un incremento en la supervivencia de las pacientes con cáncer de mama metastásico previamente tratadas con antraciclinas y taxanos.

El oncólogo ha explicado a EfeTv que «la eribulina responde a la necesidad de nuevas opciones de tratamiento para las mujeres con cáncer de mama avanzado que hayan recibido, previamente, tratamiento de quimioterapia».

«Con esta nueva investigación hemos conseguido identificar a un grupo de pacientes en las que la eribulina es un tratamiento muy eficaz ya que el incremento de supervivencia no tiene precedentes, especialmente en los tumores triple negativos», ha concluido Cortés.

 

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