Una o dos copas de vino en la comida, la caña del aperitivo, la copa en la cena y el combinado al salir del trabajo… Sumados todos ellos, a simple vista, pueden parecer cifras de consumo inofensivas, pero no lo son. De hecho, los datos constatan que los españoles y las españolas beben más alcohol del que creen sin tener si quiera conciencia del riesgo que acarrea.

La evidencia llega de la mano del primer estudio llevado a cabo por Lundbeck: ‘Percepción y Conocimiento del Alcoholismo en España’. De él se desprende que el 19,6% de los hombres en España realiza un consumo de alcohol de riesgo, frente a un 14,5% de las mujeres.

José Ángel Arbesú, coordinador del Área de Neurociencias de la Sociedad Española de Médicos de Atención Primaria (Semergen); Antoni Gual, de la Unidad de Alcohología del Hospital Clínic de Barcelona; Javier Zarco, coordinador del Grupo de Intervención en Drogas de la Sociedad Española de Medicina Familiar y Comunitaria (Semfyc) y Julio Bobes, presidente de Socidrogalcohol son los responsables de esta nueva investigación basada en una muestra de 4.250 adultos de entre 18 y 65 años de todo el territorio nacional.

Pese a que la población lo ignora, el hecho real es que se considera que un hombre es bebedor de riesgo si ingiere cuatro o más unidades de bebida a diario, o si toma cinco o más cuando lo hace en un corto espacio de tiempo. En las mujeres, los límites bajan a dos y cuatro, respectivamente, por lo general.

El alcohol es una ‘droga social’ aceptada, tal y como apuntan los investigadores. Ellos mismos reconocen su introducción como elemento de sociabilización o celebración. Sin embargo, la población debería reflexionar sobre otros escenarios existentes. “No beber también es una opción vital. De hecho, uno de cada cinco españoles no bebe nunca, lo que contradice la idea de que «todo el mundo bebe”. Solo el 23,5% lo hace más de dos veces por semana», según el doctor Gual.

La Organización Mundial de la Salud (OMS) asevera que el ‘consumo peligroso’ se sitúa en 20-40 gramos de alcohol puro al día en el caso de las mujeres y en los 40-60 gramos, en la población masculina, mientras que para los ‘ocasionales’ de la copa, este comienza en los 50 gramos. Una cerveza o una copa de vino equivaldrían a 10 gramos, mientras que un combinado serían 20.

En concreto, pese a que el 17 por ciento de los españoles realiza un consumo de riesgo, apenas el 6,3 por ciento de ellos lo percibe como tal, mientras el 40 por ciento cree que su consumo es bajo o muy bajo pese a situarse ya en niveles perjudiciales para su salud.

Consecuencias 

Y hablar de riesgo para la salud es enumerar la lista (tan larga que incluye hasta 64 patologías vinculadas de forma directa o indirecta) de enfermedades asociadas al consumo de alcohol: enfermedad cardiovascular, anemia, osteoporosis, cirrosis, hipertensión, sangrado del esófago, daños en el páncreas, cáncer de esófago, de hígado, de colon, de boca y de mama, entre otros. Además está relacionado con impotencia, daño neuronal, escapes de orina y  síndrome de alcoholismo fetal.

Todo ello sin contar su involucración directa en los accidentes de tráfico, los accidentes laborales o en las prácticas de riesgo en las relaciones sexuales. Y, desgraciadamente, a toda esta larga lista se añade su papel en la destrucción de las relaciones personales, familiares y sociales.

Desafortunadamente, la población sigue considerando que el alcoholismo no es una enfermedad, sino un ‘vicio’.  Por este motivo,  al problema de la escasa percepción de riesgo se une el de rechazo social, según José Ángel Arbesú:“Todavía un 12,4% de los encuestados cree que el alcoholismo es un vicio, y otro 33,7%, que es una enfermedad que empieza por un vicio. Esta opinión lastra la petición de ayuda, cuando «lo primero es tener conciencia de que hay un problema de salud». Pero este especialista aporta un dato que motiva a la reflexión: “El alcohol se relaciona con 40.000 muertes al año en España”.

Para afrontar este problema, Javier Zarco, considera primordial el papel de los médicos de atención primaria. De hecho, son los favoritos de los encuestados para acudir en busca de ayuda. En segundo lugar, están las asociaciones de alcohólicos y, por último, los centros de adicciones.

Los especialistas afirman que, con estos y otros datos, haría falta una ley que regulara el consumo del alcohol. El doctor Bobes cree que“todos los ministros lo intentan y luego lo dejan”, a pesar de que la industria gasta un millón de euros en promocionar las bebidas alcohólicas.

Una publicidad que cala en los más jóvenes que son los que más beben. De hecho, el 41%  de los jóvenes de entre 18 y 25 años y el 36,9% de los de entre 26 a 35 asume beber de dos a cuatro veces al mes, pero, y lo más importante, es que cuando lo hacen casi la mayoría admite ingerir tres o más bebidas alcohólicas a la vez (47,3%).

Los varones de entre 56 y 65 años son el segundo grupo de consumidores, si se valora que el 21,5%  reconoce beber cuatro o más veces a la semana, aunque la mayoría (89,1%) defiende que son solo una o dos consumiciones.

El consumo de alcohol es aún en España un problema de ‘salud pública’desconocido por la población, pese a los mensajes reiterados de los especialistas e instituciones.

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