Ya no hay excusas para practicar ejercicio físico puesto que ya forma parte del tratamiento que los oncólogos recomiendan a las pacientes con cáncer de mama para su recuperación. Dependiendo de la situación individual de cada paciente se realizará con más o menos intensidad y se harán unos u otros ejercicios.
A continuación, te detallamos los beneficios que la práctica de ejercicio físico te puede reportar para combatir algunos de los efectos secundarios que te han ocasionado los tratamientos que has recibido o estás recibiendo.
Reducción de la capacidad física
Es la disminución de la capacidad de una persona de realizar cualquier ejercicio físico. Esta disminución está relacionada con peores niveles de supervivencia y dificulta las actividades diarias.
Los ejercicios recomendados en este caso son de resistencia con cambios de intensidad y ejercicios de tonificación.
Los cambios de intensidad y el ejercicio de tonificación mejoran nuestra adaptación al ejercicio, fortaleciendo el corazón y mejorando la circulación.
Ahora bien, los cambios de intensidad deben realizarse de forma progresiva para no producir lesiones musculares.
Daños cardiacos
Algunos fármacos pueden producir daños cardiacos no reversibles que se traducen en un aumento del riesgo de tener enfermedades cardiacas hasta 15 años después de los tratamientos.
Los ejercicios recomendados son los de resistencia y de tonificación. Consiguen reducir la inflamación global y aumentar la masa, la capacidad, la elasticidad y la fuerza del músculo cardiaco.
Si se tiene conocimiento de una enfermedad o insuficiencia cardiaca, es recomendable llevar siempre pulsómetro.
Reducción de la fuerza del miembro superior y limitación funcional
Estos efectos secundarios están muy ligados a la intervención quirúrgica y a la radioterapia, provocando problemas en el movimiento y pérdida de fuerza debido al no uso del miembro superior. la mayor implicación es el efecto en la vida diaria y posibles cambios en la postura.
Los ejercicios específicos para este efecto son los movimientos articulares y los estiramientos así como el ejercicio de tonificación progresiva y global.
Con estos ejercicios se mejora la extensibilidad y se aumenta el rango de movimiento, evitando contracturas y alteraciones mecánicas en el hombro. El ejercicio de resistencia aumenta la masa muscular y la fuerza y el rango de movimiento.
Al reducir la fuerza y tener limitaciones por la operaciones o reconstrucción, es importante realizar los movimientos siempre de forma controlada y sin dolor.
Linfedema
El linfedema es una inflamación del brazo del lado operado, producido por la acumulación de linfa en el miembro, en aquellas mujeres a las que han quitado los ganglios linfáticos. produce limitación funcional, además de dolor.
Los ejercicios recomendados para mejorar el linfedema son los estiramientos y el trabajo de tonificación y movilización del miembro afectado.
Con los estiramientos se aumenta la extensibilidad del músculo y su elasticidad. Mientras que el sistema linfático profundo mejora con ejercicios de tonificación ligera.
Como precauciones, el trabajo de tonificación que se realice debe ser con resistencias ligeras para evitar molestias o dolor. Siempre es muy importante estirar y elevar el miembro después de realizar los ejercicios.
Fatiga crónica
La fatiga crónica se define como un estado de cansancio generalizado de forma mantenida en el tiempo y sin relación con un esfuerzo previo. Esta sensación no desaparece descansando.
Los ejercicios específicos para combatir la fatiga son los de resistencia y de tonificación.
El ejercicio de alta intensidad de resistencia y de tonificación ha mostrado mejores resultados a la hora de tratar la fatiga, aumentando la masa muscular y la capacidad cardiovascular, y reduciendo la inflamación global.
Debemos comenzar muy poco a poco y realizando los ejercicios atentamente ya que los despistes por cansancio pueden afectar a la realización del movimiento y producir lesiones.
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