Cáncer, color rosa e hipocresía

Hace dos años intenté escribir algo en Facebook sobre el movimiento rosa del mes de octubre. Mi sorpresa fue descubrir que no me sentía nada “ROSA”.  Tuve un cáncer de mama hace casi 4 años. El mundo rosa ha sido devorado por el marketing, o por qué no decirlo, se ha convertido en una oportunidad de negocio que no coloca al paciente en el centro. Empecé a analizarlo todo, ¿qué marcas están detrás? ¿Qué beneficios supone toda esta ola para los pacientes? El cabreo al buscar respuesta a estas preguntas fue importante. Decidí relajarme y pensar, bueno quizá el mayor beneficio es la concienciación, la prevención…. Pero esto NO es suficiente. Luego aparece el tema delicado, ¿qué trato le dan las aseguradoras a las personas que han tenido cáncer? Aún recuerdo cuando quise sacarme un seguro médico y de una manera muy educada un par de compañías me rechazaron. Así que llamé a una tercera (Seguros Pelayo) le comenté que me habían rechazado ya de dos compañías y para ahorrar trámites y tiempo le pregunté si habiendo tenido cáncer hacía dos años me asegurarían. Su respuesta me dolió y cabreó muchísimo, por la respuesta en si y por las formas: Uy no creo, no admitimos ni a diabéticos…. ¿Te lo puedes creer? Yo no podía creérmelo, me pareció tan hipócrita. Dónde queda la ética si compañías que se suman al movimiento rosa y venden mensajes de superación luego son las que nos ponen la zancadilla en nuestra vuelta a la vida “normal”. Nos señalan y etiquetan (la palabra TARA resuena en mi cabeza).  Han dulcificado tanto el cáncer de mama que parece poco más que una gripe, pero no lo es, nadie habla de los efectos secundarios (concretamente en el cáncer de mama son elevados) nadie habla tampoco de las recaídas ni de las mujeres con metástasis. ¿Cómo se sienten ellas? No creo que se sientan representadas… Se ha eliminado del mapa todo lo que no es rosa, el “azul oscuro casi negro” que llega a ser el cáncer no interesa, no vende.

Al final tengo la sensación de que estamos solas, nadie sabe a todas las dificultades que nos enfrentamos, incluso yendo todo bien en cuanto a la enfermedad se refiere. ¿Sabéis lo duro que es volver al trabajo con la amplia lista de efectos secundarios? Tampoco está bien visto hablar de dolencias o quejarse mucho, porque lo importante es que estás viva. Si estoy viva, pero cuando vivo con dolor diario de huesos por ejemplo no me siento todo lo sana, fuerte o viva que me gustaría.

Se ha convertido en algo tan grande que no parece muy fácil que podamos parar esta rueda. Pero si podemos hacer algo como pacientes, exigir coherencia (no cualquier compañía debería poder lucrarse de la marea rosa). Queremos un trato justo y que el miedo no llegue cada vez que queremos contratar un seguro, empezar en un nuevo trabajo etc.

Cova Saras Suco

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