El cáncer colorrectal es el tipo de cáncer con más incidencia en España, pero el futuro es optimista: más prevención y más curación.
Ana María tiene 48 años, es madre, esposa, nuera, amiga y no para quieta. Lleva tres luchando contra un cáncer de recto. Le diagnosticaron un adenoma carcinoma T3 tras una pequeña intervención en el cuello del útero: “Tenía unas molestias que creíamos que eran hemorroides, pero después se hicieron más dolorosas y frecuentes”, nos cuenta de propia voz.
El cáncer de colón y recto es el más frecuente en España, con 39.553 cada año, el segundo con más incidencia en las mujeres (por detrás del de mama) y el tercero en los hombres (tras el de pulmón y próstata), según datos de la Aecc. “Los pacientes en estadio I tienen una supervivencia media del 85-95% a los 5 años; mientras que los que están en estadio III, de entre el 30 y 60%”, señala Nieves Sánchez, coloproctóloga del Hospital Miguel Servet. Y añade que “la implantación de métodos de diagnóstico precoz ha contribuido a un aumento de pacientes diagnosticados en estadios iniciales”.
¿Qué síntomas se tienen?
Desgraciadamente, a menudo, el cáncer de colon no avisa. Por eso, recomiendan mirar con asiduidad las heces antes de tirar de la cadena y acudir al médico si notamos algunas de estas señales:
– Alteraciones en las deposiciones (diarrea, estreñimiento, heces más pequeñas)
– Sangre en las heces
– Pérdida de peso o cansancio
– Si tenemos antecedentes familiares de la enfermedad
“Comienza con la aparición de un pólipo sobre la mucosa intestinal, que puede ir transformándose en un adenocarcinoma. Este proceso puede tardar hasta 10 años, pero sólo el 5% de los pólipos degenera en un cáncer”, nos explica Sánchez.
El diagnóstico para este tipo de cáncer es precoz, ya que puede realizarse antes de que la persona note algún síntoma. La prueba más empleada es el test de sangre oculta en heces, y si el resultado es positivo, luego se realiza una colonoscopia
En su caso, Ana María tuvo que pasar por multitud de pruebas médicas, hasta que el cirujano le soltó la noticia. “Mi marido y yo nos quedamos helados, no podíamos ni respirar, no entendíamos. Camino de casa, llorábamos, no nos despegábamos el uno del otro. Pero lo duro fue decírselo a mis hijas… Ahora que estáis aquí sentadas, saber que mama tiene cáncer. Mi hija pequeña se marchó a su habitación, mi suegra lloró lo que no te puedes imaginar, y mi hija mayor destrozó casi todo su cuarto”.
Desde que le pusieron nombre a su dolencia, a Ana María le han suministrado más de 30 sesiones, entre quimioterapia y radioterapia, y le han ostomizado definitivamente (abrir artificialmente para que orina y heces se almacenen en una bolsa).
Investigación, clave para el futuro
El 31 de marzo es el Día Mundial contra el Cáncer Colorrectal, una fecha señalada para recordar y animar en su lucha a los enfermos como Ana María, concienciar a la sociedad para la prevención y presionar a las instituciones para seguir con la investigación.
En palabras de la doctora Sánchez, “el futuro del tratamiento es la inmunoterapia, es decir, fármacos que modulan las defensas del organismo para atacar al tumor, como por ejemplo, el bevacizumab (Avastín) que ya se emplea”. Ana María, por su parte, reclama, y con razón, más servicios: “Somos personas con nombre y apellidos, tenemos necesidades, y créeme, no están cubiertas. El hecho de ser portadora de bolsa no me limita”.
La prevención, la mejor cura
“Se ha demostrado que una dieta rica en fibra, calcio, selenio, vitaminas A, C y E o carotenos disminuye el riesgo de sufrir esta enfermedad. Mientras que el consumo excesivo de carne roja, el tabaco, el alcohol, la obesidad o la radioterapia previa en la región pélvica pueden aumentarlo”, avisa la cirujana especialista.
Hace un mes que Ana María ha terminado las cinco sesiones dobles de radiocirugía pero, como dice ella, sin perder ni pizca de optimismo: “Seguimos luchando porque este barco no tiene solo un tripulante”. Si siente afortunada por el apoyo y cariño de su familia y sus amigos, así como de los profesionales sanitarios y entidades como Fundación Ayúdate que le tienden la mano en este duro proceso.
Desde la distancia, una piensa que personas como Ana María son auténticas heroínas, fuertes y valientes, sin embargo, ella se quita mérito: “Yo tengo claro que quiero vivir, quiero llegar a viejecita con mi marido y malcriar a los nietos”.
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