Un cáncer ginecológico es cualquier cáncer que se origina en los órganos reproductores de la mujer, ubicados en la zona pélvica. Estos cánceres se identifican de acuerdo a la parte del cuerpo en que aparecen primero. Aunque se aglutinan bajo el paraguas de «cáncer ginecológico», son muy diferentes unos a otros.
Cáncer de cuello de útero (cérvix)
Contamos con una prueba de detección precoz muy eficaz, la citología,con la que se ha conseguido disminuir la mortalidad para este tipo de cáncer.
La citología sirve para estudiar las células del cuello del útero al microscopio y para detectar las lesiones precancerosas (lesiones intraepiteliales), que pueden ser de bajo y de alto grado. Hasta que se produce el cáncer de cérvix suele transcurrir bastante tiempo, así que, contamos con un periodo para poder detectar estas lesiones, tratarlas y así evitar que se transformen en células cancerígenas. Es importante que seamos constantes en las revisiones.
Para prevenir debemos recordar que: si tenemos relaciones sexuales con penetración es conveniente adoptar medidas preventivas, a fin de protegernos ante infecciones de transmisión sexual como el VIH, el virus herpes simple VHS o la infección del virus del papiloma humano.
En el caso de que nos hayamos vacunado contra los tipos 16 y 18 del virus papiloma, no debemos descuidar el uso del preservativo,porque esta vacuna no inmuniza para todos los tipos de virus que pueden provocar cáncer de cuello, por lo que no debemos creer que estamos protegidas.
Aunque nunca nos hayamos realizado una revisión ginecológica y ya tengamos la menopausia, es conveniente que adquiramos el hábito. En la consulta de ginecología nos indicarán la frecuencia más adecuada para futuras revisiones.
Cáncer de endometrio
El cáncer de endometrio, después del de mama, es el más frecuente de todos los cánceres ginecológicos. La mayoría se diagnostica en mujeres entre 50 y los 65 años, si bien presenta menor incidencia en la mortalidad por cáncer.
Aunque no se conoce su causa exacta, se sabe la interrelación con los estrógenos. Entre los factores de riesgo que se describen figuran: la menopausia tardía, síndrome de ovario poliquístico, antecedentes de hiperplasia endometrial atípica y la predisposición genética.
Es fundamental que todas las mujeres sepamos que un sangrado vaginal después de la menopausia es una señal de aviso. Los sangrados entre reglas no tienen la misma importancia que en otras épocas de la vida, por tanto siempre que tengamos una hemorragia aproximadamente a los seis meses después de la última regla debemos acudir a la consulta de ginecología.
Tras la exploración ginecológica, nos realizarán una ecografía transvaginal para medir el grosor del endometrio, una biopsia endometrial y una toma endocervical. Si los resultados indican que se trata de un cáncer de endometrio, lo más probable es que se encuentre en fase inicial. En la mayoría delos casos se detecta pronto y responde bien al tratamiento, con altas tasas de supervivencia.
Cáncer de ovario
Es poco frecuente, pero el de mayor mortalidad, porque no disponemos de pruebas de detección precoz. Se está investigando con nuevos marcadores tumorales, para poder diagnosticar este tipo de cáncer antes de que presente síntomas.
Los signos y síntomas de cáncer ovárico pueden incluir:
- Síntomas abdominales como malestar, dolor, gases, indigestión, hinchazón, distensión.
- Náuseas, diarrea, estreñimiento o ganas frecuentes de orinar.
- Pérdida del apetito, sensación de saciedad.
- Sangrado anormal de la vagina.
El riesgo aumenta con la edad sobre todo después de los 60 años.
Los síntomas suelen ser tardíos y demasiado generales e inespecíficos: malestar, hinchazón, aumento del volumen abdominal…, las revisiones ginecológicas periódicas son importantes,porque si en la palpación observan que el ovario está aumentado de tamaño y, sobre todo, si nuestra edad lo indica el/la especialista solicitará una ecografía y marcadores tumorales para continuar el estudio con otro tipo de pruebas para su diagnóstico.
Cáncer de vulva
No es frecuente y casi siempre se presenta en mujeres de edad avanzada, a partir de los 70 años.
Casi todas las mujeres tenemos episodios de prurito genital (picores) a lo largo de nuestra vida. La mayoría de veces es debido a alguna infección vaginal -destacando por su frecuencia los hongos- que se resuelven fácilmente con un tratamiento. Son síntomas molestos, pero realmente no tienen mayor importancia.
Sin embargo, si tenemos picores con cierta frecuencia y no conseguimos alivio con los tratamientos, debemos acudir a la consulta ginecológica, porque podemos tener lesiones de piel en los genitales que requiera tratamiento o de lo contrario puede ser el primer signo de un cáncer de vulva.
En consulta se visualiza la vulva (vulvoscopia) y se hace una biopsia de la zona en la que hay lesión. Es una prueba sencilla, que es posible realizar en la misma consulta de ginecología.
* Información extraída de «Cáncer Ginecológico y de Mama» del Instituto de la Mujer. Texto: Concha Cifrián Ladislao, Oriana Ayala Ferrada, Pilar Martínez Ten y Teresa Tapia Aparicio. Actualización del texto: Programa de Salud y Servicios Sociales.
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