Porque es una cocina que se basa en el uso de alimentos completos y genuinos, producidos en armonía con los ciclos naturales y preparados de forma consciente y respetuosa. Es una cocina que nos vuelve a conectar con nuestros orígenes como seres humanos, enseñándonos a escucharnos y a saber qué necesitamos comer en cada momento. La cocina natural nos ayuda a mantener o recuperar el equilibrio interno, promoviendo no solo nuestra salud y bienestar sino la armonía con la madre naturaleza, que nos proporciona el alimento.
2. También te dedicas a la cocina terapéutica, ¿nos puedes explicar este concepto?
Una buena alimentación es una poderosa herramienta de cambio y sanación, pero al mismo tiempo una alimentación inadecuada puede hacernos enfermar o agravar un problema de salud ya existente. La cocina terapéutica nos proporciona una herramienta sencilla pero muy eficaz para ayudar a tratar nuestros problemas de salud, y lo hace empleando alimentos de alto poder nutricional y reconocidas propiedades terapéuticas. El primer paso es comprender el origen de un problema de salud, y posteriormente identificar los alimentos más adecuados para ayudar al organismo a activar su propio poder de auto-curación natural. Por ejemplo, en el caso de una persona con diabetes favoreceremos los alimentos que ayudan a mantener una glucemia estable y que tonifican el páncreas, al tiempo que evitaremos los alimentos que lo sobrecargan y que tienden a generar picos muy marcados de glucosa en la sangre.
La cocina terapéutica no solo emplea los alimentos como medicamento natural y libre de efectos secundarios, sino que también tiene en cuenta la forma de preparación o cocción, con el fin de preservar sus virtudes, los nutrientes y el sabor.
3. Quién mejor que una bióloga como tú para decirnos si «somos lo que comemos» tiene fundamento científico o no.
¡Por supuesto que lo tiene! Nuestro organismo está compuesto por millones y millones de células, todas ellas con necesidades muy similares. Todas estas células viven cada día gracias a los alimentos que comemos, ya que de ellos extraen la mayoría de los nutrientes y la energía que necesitan para realizar sus funciones vitales correctamente. A veces nos parece que todo esto ocurre sin que tengamos que hacer nada, y que lo que comamos tiene poca importancia. Sin embargo, eso no es real: es cierto que nuestro cuerpo dispone de multitud de recursos para neutralizar los efectos negativos de una mala alimentación, pero si se ve obligado a realizar continuos reajustes, antes o después llegará a saturarse y dejar de funcionar correctamente. Es entonces cuando aparecen los problemas, pero su origen muchas veces se encuentra en hábitos poco saludables que se han mantenido durante años. Si proporcionamos a nuestras células nutrientes de calidad realmente aprovechables y evitamos todo aquello que las intoxica, estaremos favoreciendo un terreno interno en el que las enfermedades lo tengan más difícil para progresar.
4. ¿Qué fallos ves en nuestra sociedad en cuanto a nutrición?
Muchos. En primer lugar la sociedad moderna ha cosificado los alimentos, convirtiéndolos en un bien más de consumo, como cualquier otro. Consumimos movidos por criterios como el precio, el sabor intenso, la comodidad, el aspecto externo de los envases, los mensajes que recibimos de la publicidad…La industria alimentaria manipula los alimentos a su antojo para hacer que resulten más atractivos, duraderos y a fin de cuentas, para que generen el mayor beneficio económico posible.
Si tuviera que resumir los fallos fundamentales que observo, estos serían el abuso de alimentos refinados y desnaturalizados (cereales y harinas blancos, azúcar, aceites refinados, grasas hidrogenadas…), alimentos de origen animal (carne, embutidos, pescado, huevos, lácteos, conservas…), excitantes (café, té, chocolate, alcohol) y alimentos procesados, ricos en aditivos y otras sustancias tóxicas como los pesticidas, así como un consumo insuficiente de frutas y verduras frescas y de temporada, fibra y alimentos de alto valor nutricional.
5. ¿Piensas que somos capaces, y sobre todo las futuras generaciones, de entender la importancia de una alimentación saludable?
Claro que sí, y soy muy positiva al respecto porque estoy observando ese cambio a mi alrededor a diario. Cada día son más las personas que toman conciencia de la importancia de una buena alimentación y que deciden introducir cambios en sus hábitos de vida y los de su familia. Es un despertar que quizás pueda parecer lento, pero que es irreversible y además muy contagioso.
Por eso es muy importante que sepamos enseñar buenos hábitos a nuestros hijos desde pequeños, ya que lo aprendido en la infancia determina la forma en que nos alimentamos de adultos. Estoy convencida de que las futuras generaciones volverán a recuperar las formas tradicionales de producción y conservación de alimentos, retomando los hábitos saludables que todas las culturas milenarias han sabido mantener a lo largo de la historia de la humanidad.
6. En tu opinión, existe una conexión entre lo que comemos y nuestro bienestar físico y emocional, ¿de qué forma se produce ese nexo?
Muy sencillo: nuestro cuerpo está diseñado para vivir en armonía con la naturaleza y nutrirse de ella. De la misma forma que nos sentimos más serenos, positivos y llenos de energía cuando salimos a pasear por el bosque, nuestro organismo responde mucho mejor a una dieta basada en alimentos completos, frescos y producidos de forma limpia que a una dieta basada en alimentos desnaturalizados. Todas las personas que mejoran su alimentación, favoreciendo las frutas y verduras frescas, algas, legumbres y cereales integrales y optan por productos animales ecológicos o provenientes de animales sanos, experimentan un mayor nivel de energía, una mejor digestión y descanso y, a menudo, también un mejor humor y una actitud más positiva ante la vida.
Por ejemplo, solo con eliminar el azúcar de nuestra dieta estamos mejorando nuestras defensas, previniendo el sobrepeso, evitando el cansancio propio de los bajones de glucosa y favoreciendo el mantenimiento de una buena flora bacteriana intestinal.
7. ¿Tienes en tus seguidores pacientes de cáncer?
Sí, en especial en los cursos de cocina anticáncer. Cada vez son más las personas que padecen o han padecido un cáncer y que se replantean sus hábitos de vida y su alimentación. Por mi parte les admiro profundamente y es para mí una fuente continua de inspiración y motivación el interactuar con ellos y aprender de sus experiencias.
8. ¿Qué les ha aportado cambiar su forma de comer?
La alimentación juega un papel fundamental en la recuperación durante el tratamiento, pero también en el mantenimiento de un buen estado de salud una vez superada la enfermedad. Como siempre explico en mis cursos, en un medio interno sano, oxigenado y libre de toxinas es mucho más difícil que un tumor pueda progresar. Además, una buena alimentación fortalece el sistema inmune, que es de vital importancia para protegernos de las células tumorales.
Cambiar la forma de comer también ayuda a eliminar el miedo que acompaña muchas veces a los supervivientes de cáncer. Si te sientes bien, el temor a sufrir una recaída es menor y ese bienestar te ayuda a encontrar la motivación para seguir cuidándote y evitar los hábitos tóxicos.
9. ¿Comer sano es sinónimo de comer “triste”?
¡En absoluto! Esa es una idea completamente equivocada, aunque por desgracia muy difundida. Una alimentación sana puede ser muy atractiva y variada si sabemos cómo aportar sabor y color a nuestros platos. El secreto está en utilizar ingredientes de calidad, frescos y de temporada y saber cómo combinarlos y prepararlos para resaltar sus virtudes.
Muchas personas que se introducen en la cocina natural se sorprenden de los muchos recursos que adquieren al descubrir nuevos ingredientes y condimentos, además de aprender nuevas formas de preparación y cocción que no conocían.
Para contactar con Elena: info@elenacarrio.es
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