El Club de Mama del Hospital General de Valencia nació hace cuatro años con el objetivo de ser un lugar de encuentro y reunión para las pacientes con alguna alteración en la mama, para que tuviesen un espacio en el que poder aclarar sus dudas. Se trata de un territorio aliado’, una zona asistida por las pacientes voluntarias, las expertas en cáncer de mama, que favorece que sean las propias mujeres las que elijan cuánta información y qué tipo desean demandar.

Con la creación de este club se les ofrece una intervención global, ya que así tanto ellas como sus familiares tienen un espacio donde acudir. “De este modo se favorece la intervención grupal y el acercamiento al numeroso equipo multidisciplinar que les atiende. Cada semana hay un profesional de la Unidad Funcional de Mama que les explica su parte de actividad en el proceso y esto es muy beneficioso porque se consigue una mayor la cercanía y posibilita resolver dudas en un ámbito diferente al de la consulta”, señala Carlos Fuster, coordinador de la Unidad Funcional de Mama. 

Así pues, se establece un programa de formación continua para que se pongan en común los problemas más habituales a los que se enfrentan estas mujeres, con exposiciones teóricas y talleres prácticos (taller de nutrición, risoterapia, taichi, musicoterapia, automaquillaje, peluquería, etcétera).

Fuster resalta que esta coordinación entre especialistas consigue una mayor eficacia en todos los procesos terapéuticos y también reduce las listas de espera y los tiempos de espera entre las pruebas y resultados, que generan mucha angustia en la paciente. “Hacemos consultas de alta resolución para que en el mismo día que se les hacen las pruebas tengan el resultado”.

Proyecto pionero

El Club de Mama es un proyecto pionero que se ha puesto en marcha dentro de un hospital para ofrecer un espacio por y para las pacientes. Es un punto de encuentro en un ambiente diferente al hospitalario, confortable y atractivo donde llegar a las inquietudes de las pacientes y sus familias. Para Sergio Blasco, director gerente del Hospital General de Valencia, esta iniciativa refuerza mucho el aspecto humano que completa a la atención médica. «Es una experiencia divertida (con la peculiaridad que tienen las afectadas) y muy interesante para las pacientes porque hablan con mujeres que están viviendo o han vivido su misma situación».

Carlos Camps, jefe del servicio Oncología Médica, explica que hay pocas experiencias de un club de este tipo formado en el seno de un hospital. “Es consecuencia de una orientación muy clara del Hospital General hacia el paciente, que ha permitido destinar espacios y recursos para el acomodo de actividades e iniciativas destinadas a ellos. Existe ya una larga tradición de asociaciones de pacientes, pero los clubes ubicados en el lugar donde se les diagnostica tienen un papel transcendente ya que se benefician en tiempo real los nuevos pacientes diagnosticados. Espero que esta iniciativa podamos expandirla a otros grupos oncológicos, como son los largos supervivientes”.

Compartir experiencia

Con la creación de este club, tanto las mujeres como el único hombre que actualmente lo forman, disponen de información a lo largo del transcurso de su enfermedad para conocer los efectos secundarios de los tratamientos, afrontar la imagen corporal, la sexualidad y la relación con la pareja, los miedos y efectos psicológicos y, en definitiva, tener una respuesta rápida y adecuada a cualquier duda que les surja durante el proceso de su enfermedad.

Eva Carbajo, jefa de la Unidad de Psicología Clínica, explica que hay varios aspectos fundamentales en el Club de Mama: 

-Para una paciente lo que le diga otra con la misma patología tiene más capacidad de llegar que lo que le diga cualquier especialista. En las consultas están más ansiosos, están pendientes de los resultados y la experiencia de otra persona que ha pasado por lo mismo es muy beneficiosa.

-También lo es ver cómo está psicológicamente otras pacientes que ya ha soportado los tratamientos y sus efectos secundarios.

-Los pacientes conocen trucos a los que nosotros los clínicos no prestan tanta atención.

“El club nos ha enseñado tanto a los clínicos como a las pacientes que la vida sigue después de un cáncer porque algunas se han despedido de nosotros y han vuelto a sus trabajos, a su vida personal. El ejemplo de aquellas que empezaron ha hecho que tenga continuidad en las que están ahora”, añade Carbajo.

Por otra parte, dos de las pacientes expertas, Mª Dolores Alberto e Inés Cano, comentan que nadie mejor que el que ha pasado por algo para describir anticipadamente lo que puede ocurrir. “Tras ser diagnosticadas de cáncer es importante conocer pacientes veteranas o expertas, alguien que ya haya pasado por lo mismo, que nos pueda decir que tiene fin, que nos den estrategias para afrontarlo y alternativas que nos ayuden a para pasarlo mejor. Cada una de nosotras ponemos el granito de arena que sabemos poner, pero todos juntos hacemos la montaña: la montaña de la esperanza y las ganas de vivir”. 

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