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Describiremos distintas estrategias que puedes hacer de forma autónoma para abordar las disfunciones sexuales que pueden surgir tras los tratamientos.

Es posible que después de la cirugía y de los tratamientos, dependiendo de la zona corporal que esté más afectada, notes una disminución del deseo, un aumento de la sensibilidad en algunas zonas o, incluso, que aquellas caricias que antes te agradaban ahora ya no lo hagan de la misma manera. De ahí lo oportuno de buscar nuevas formas de acercarse a tu sexualidad, siempre de manera progresiva, para devolverte la confianza en ti misma.

El miedo al dolor durante las relaciones y las dificultades para llegar al orgasmo son comunes en esta etapa.

La disminución del deseo,el dolor durante el coito y las dificultades para lograr el orgasmo suelen ser los problemas de origen pxicológico más frecuentes en las mujeres. El miedo y la ansiedad ante las relaciones sexuales pueden aumentar estas molestias, impedir la lubricación suficiente y dificultar la consecución del orgasmo. Este no debe ser un objetivo en sí mismo,pues la finalidad ahora es que vuelvas a disfrutar de tu cuerpo, de las diferentes sensaciones que te puedes proporcionar y de los momentos de intimidad.

Es recomendable que te tomes tu tiempo para reconocerte e integrar los cambios que hayan ocurrido. Observarte en el espejo y tocar las diferentes partes de tu cuerpo, incluso concentrarse en diferenciar las sensaciones que te generan, te ayudará en esta tarea.

Una vez que avances en el autoconocimientos, el siguiente paso será continuar con la autoestimulación con el fin de proporcionarte sensaciones placenteras. De esta forma lograrás encontrar aquellas con las que te sientes más cómoda.

Puedes probar a estimularte en diferentes posiciones, así como a tensar y distender la zona. Este entrenamiento en solitario facilitará el orgasmo y aumentará tu confianza. Poco a poco podrás ir incluyendo a tu pareja en esta práctica.

En el caso de que sientas dolor no genital, es recomendable planear la relación sexual en momentos en los que tengas menos dolor o en los que los efectos de la medicación analgésica sean mayores. Busca posturas cómodas que faciliten tu bienestar y focaliza la atención en las sensaciones placenteras.

En el caso de que sientas dolor genital, es importante que se lo comuniques a tu médico.Te ayudará a determinar las causas y a ajustar las estrategias adecuadas para abordar el problema. Si se descartan causas médicas, lo mejor será que no comiences la relación hasta que no tengas una excitación que facilite una lubricación adecuada. Ten en cuenta que la ansiedad dificulta la excitación. 

Comenta con tu pareja cuáles son las caricias que te resultan más gratificantes o las posturas en las que te encuentras más cómoda.

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