No es raro que los pacientes de cáncer que reciben quimioterapia experimenten problemas de piel y uñas en algún momento. La piel puede aparecer seca, pruriginosa (con picor) o empezar a descamarse. Las uñas también pueden volverse más oscuras, frágiles o agrietadas. En casos más raros, se pueden llegar a caer.
Es importante que informes inmediatamente a tu equipo oncológico si presentas alguno de los síntomas siguientes: picor súbito o intenso de la piel, erupción, habones, «pitos en el pecho» o dificultad para respirar. Esto puede significar que sufres una reacción alérgica que requiere atención inmediata.
Algunos pacientes también experimentan el denominado síndrome palmo-plantar: dolor, enrojecimiento y descamación de las palmas de las manos y las plantas de los pies. No olvides informar al equipo oncológico para que te aconsejen algo que te ayude.
Mira los consejos que pueden aliviar tus problemas con la piel y las uñas. Si tus esfuerzos no tienen éxito, quizá necesites ayuda adicional de tu equipo oncológico:
- Humedece la piel seca o las zonas que te piquen.
- Toma duchas rápidas y templadas en lugar de baños calientes prolongados– te ayudarán a evitar la sequedad.
- Evita nadar– el agua clorada puede irritar las erupciones cutáneas.
- Utiliza aceite de uñas– te ayudará con las uñas frágiles.
- No te preocupes por las marcas en las uñas– las uñas crecerán y podrás cortarlas con el tiempo.
- Protégete las uñas– lleva guantes cuando hagas cosas como fregar.
- Es recomendable el uso de gel y champú neutros, así como de cremas hidratantes.
- Consulta a tu médico oncológico acerca de la fotosensibilidad de los tratamientos que te están administrando y sobre las recomendaciones de protección solar.
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