“En nuestra sociedad el término ‘cáncer’ está relacionado con ‘dolor’, ‘muerte’, ‘truncar la vida’… Y no es cierto”, dice al comienzo de su exposición Juan Antonio Cruzado, psicólogo clínico, profesor en la Facultad de Psicología de la Universidad Complutense de Madrid y director del Máster de Psicooncología en la misma. El especialista apunta que debido al mal uso de la palabra, principalmente en medios de comunicación, con titulares como “penosa enfermedad” o “el terrorismo es el cáncer de la sociedad”, su diagnosis produce mucho miedo y ansiedad. Sin embargo, “uno de cada tres afectados se cura con los tratamientos actuales. Y en el caso del cáncer de mama, gracias a su detección precoz, más del 90% de las mujeres lo superan con éxito”.
Cada persona responde a la noticia del diagnóstico de forma diferente. “Algunos no se lo creen, su primera respuesta es la incredulidad. A otros, la mayoría, les asalta la ansiedad y la incertidumbre”, comenta el psicólogo. Con el tiempo, a esta primera respuesta psicológica le suceden las etapas subjetivas: “¿por qué me ha tocado a mí?, tristeza, depresión… y, por último, aceptación, que no significa resignarse sino tomar parte activa en el tratamiento de la enfermedad y su curación”, explica Juan Antonio Cruzado.
Para enfrentar el impacto del diagnóstico, el especialista recomienda: en primer lugar, buena comunicación del médico con el paciente. “El doctor que transmite la noticia debe permitir al afectado su respuesta emocional, tolerar el llanto si lo hubiera y esperar hasta que la persona esté lista para procesar la información”, dice. “¿Cómo se siente y qué es lo que le preocupa?”, son preguntas clave en esta dirección. Luego, el médico proporciona al paciente información secuencializada sobre la enfermedad, de tal manera que no lo sature y lo invite a estudiar las posibles líneas de actuación médica. “El facultativo tiene que atender los sentimientos del paciente sin que ello merme el marco de la realidad clínica ni genere falsas expectativas. Es importante que el paciente se sienta comprendido, y que pese a la “amenaza” del cáncer encuentre seguridad en el hecho de que hoy hay líneas de control y los tratamientos han mejorado mucho”, explica Juan Antonio Cruzado. El psicólogo indica que la incertidumbre es “lo más difícil de manejar”, pero disminuye cuando el afectado aprecia que está bien informado y se está interviniendo con el mejor soporte de profesionales y tratamientos adaptados a su caso.
En segundo lugar, para reducir el impacto del diagnóstico, el especialista aconseja: “ir a la consulta acompañado de un familiar, pues este servirá de apoyo. Además, el acompañante recibirá la información del médico que al paciente le sea imposible procesar por su estado emocional tras la noticia”. Juan Antonio Cruzado destaca que en el contexto familiar, la asertividad y “evitar los silencios en torno al cáncer, mejora la calidad de vida del afectado”. El psicooncólogo trabaja la gestión de las emociones en el paciente y, también, si fuera necesario, la gestión de los afectos y la comunicación con los miembros de la familia.
“Aceptar la enfermedad y, a partir de ahí, comprometerse con su tratamiento gestionando hábitos para la calidad de vida personal y social, es fundamental en el paciente”, defiende el psicólogo. La buena comunicación con el médico y con el entorno familiar; la alimentación; el descanso y la conciliación del sueño; el ejercicio; la práctica de hobbies o actividades que hagan disfrutar; las técnicas de relajación; y la gestión de las emociones… suman en la cura. “Pese al comprensible miedo inicial, hay opciones, hay salidas, hay una luz”, concluye.
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