El 24 de abril se celebró en HM Universitario Sanchinarro I Jornada de Bioética, que fue inaugurada por el Dr. Juan Abarca Cidón, director general de HM Hospitales. La jornada contó, además, con las ponencias de los Dres. Gracia Guillén, Martino Alba, Postigo Solana, De los Reyes López, Lapunzina Abadía y fue clausurada por el Dr. Sánchez Fierro.

Durante su discurso de inauguración, el Dr. Abarca agradeció al Dr. Julio Villanueva Flórez, médico intensivista, director médico adjunto de HM Universitario Sanchinarro y coordinador de la jornada, el haber organizado un evento tan importante en nuestra institución. “La ética es una cuestión de conciencia, intentar hacer la cosas lo mejor posible y por eso en HM Hospitales contamos con un comité de ética asistencial (CEAS). Actualmente, la ética tiene una importancia crítica, porque se está conjugando la calidad asistencial con la sostenibilidad del sistema”.

Por su parte, el Dr. Julio Villanueva Flórez, explicó que “el CEAS se está esmerando cada vez más por traer a pie de cama lo que se habla muchas veces en foros, es decir, llevar esos mensajes teóricos a la práctica para que lleguen al paciente” y señaló que esta primera jornada “será la primera de muchas otras”. 

Del paternalismo médico al principio de Autonomía

El primer ponente fue el Dr. Diego Gracia Guillén, catedrático emérito de Historia de la Medicina de la Universidad Complutense de Madrid y director del Máster de Bioética en la misma universidad. En su conferencia “Principios de la Bioética y evolución en el siglo XXI” explicó cómo se había evolucionado de un “paternalismo médico” propio del principio de Beneficiencia hacia el principio de Autonomía. El primero estuvo vigente hasta la revolución de 1848, cuando se empieza a tomar ese paternalismo médico como un insulto y los enfermos piden que se les informe y se les respeten sus derechos para tomar sus propias decisiones. “Por lo tanto, para hacer ética médica hay que incluir los principios de Beneficiencia, Justicia y Autonomía”, aclaró.

El Dr. Gracia concluyó afirmando que los valores son lo más importante que tenemos los seres humanos y es lo que nos dota de identidad: “La bioética no tiene más que una función en las instituciones sanitarias, y es incrementar la calidad de la toma de decisiones de los profesionales mediante el manejo correcto de los valores y de los conflictos de valor”.

La bioética y el paciente pediátrico

El Dr. Ricardo Martino Alba, pediatra y coordinador de la Unidad de Paliativos Pediátricos del Hospital Niño Jesús, habló sobre la bioética y el paciente pediátrico. Así, explicó que el niño tiene su propia dignidad, ya que es “un valor esencial que el ser humano posee por el hecho de serlo” y no depende de la valoración cuantitativa de atributos o capacidades. “Además, -añadió- la dependencia para las necesidades básicas y las limitaciones en la comprensión o la comunicación no pueden ser condiciones para una vida digna”. 

El especialista detalló lo que se debe hacer para que un niño viva con dignidad hasta el momento de su muerte: “Tiene que conservar la propia identidad, mantener autonomía en las decisiones, disponer de una situación higiénica y social aceptable y disfrutar de las relaciones personales importantes para uno mismo. Es decir, tiene que estar consciente, limpio, acompañado y sin dolor”. 

Humanos a la carta

“Bioética del transhumanismo y del mejoramiento humano” fue el tema de la conferencia de la Dra. Elena Postigo Solana, profesora de Bioética y Antropología de la Universidad CEU San Pablo.

La experta describió el transhumanismo, la corriente definida por el filósofo Nick Bostrom, como “el movimiento cultural, intelectual y científico que afirma el deber moral de mejorar las capacidades físicas y cognitivas de la especie humana y de aplicar al hombre las nuevas tecnologías para que se puedan eliminar aspectos no deseados y no necesarios de la condición humana, como el sufrimiento, la enfermedad, el envejecimiento y hasta la condición mortal”. 

La Dra. Postigo habló sobre las pastillas de la personalidad, la criogenización para “volver a la vida”, la clonación, la manipulación genética y los microchips, “unos avances que permiten diseñar la naturaleza humana y mejorarla”. En este sentido, se preguntó si esta mejora de la especie humana, “enhancement”, es éticamente aceptable “no sólo aplicado al hombre, sino también pensando en las generaciones futuras”. 

La comunicación entre el médico y el paciente

El Dr. Manuel de los Reyes López, médico y máster en Bioética, y cardiólogo en HM Universitario Sanchinarro y en el Hospital de la Princesa, centró su conferencia en “Medicina y Bioética: Cuestiones clínicas y problemas éticos”. El ponente quiso resaltar los derechos del paciente a la información, a la verdad, a la intimidad y a la confidencialidad y a la libertad de elección, así como al derecho a morir con dignidad y en paz. El Dr. de los Reyes, explicó que a la hora de comunicar el diagnóstico al paciente hay que tener en cuenta el equilibrio psicológico y emocional del paciente, la gravedad de su enfermedad, su capacidad de comprensión, su fragilidad, el tipo de tratamiento existente y su grado de dependencia y apoyo.

También quiso destacar la importancia del Consentimiento Informado e insistió en que éste debe ser reduccionista (limitado a los formularios escritos, restringido a la esfera legal y ceñido al ámbito médico) e integrador (con la responsabilidad ética y legal del médico, el papel de la enfermería en el equipo).

Dilemas de los estudios genéticos

El Dr. Pablo Lapunzina Badía, pediatra y jefe de la Unidad de Genética Médica de HM Hospitales impartió la conferencia “Impacto de los Avances en Genética Médica y Secuenciación Genómica”. El experto explicó que ante un estudio de secuenciación masiva nos podemos encontrar con cuatro situaciones posibles: se detecta una o más alteraciones consideradas como causantes del trastorno genético que indicó el estudio y que confirma el diagnóstico; se detecta una o más alteraciones de significado incierto; no se detectan alteraciones que puedan explicar el trastorno genético; se detectan hallazgos fortuitos (alteraciones detectadas de forma casual pero con implicaciones para el paciente o su familia, por ejemplo, la evidencia de no paternidad).

“Esto supone un dilema ético-asistencial. Por eso tiene tanta importancia la Hoja de Información y del Consentimiento Informado, donde se pueda explicar perfectamente qué desea conocer libremente el sujeto a estudio. El paciente siempre será informado de hallazgos genéticos considerados de utilidad en relación con el trastorno genético que indicó el estudio, de hallazgos genéticos con implicación clínica relevante y de alteraciones genéticas asociadas a un riesgo de desarrollar determinadas enfermedades en un futuro, prevenibles y tratables, como el cáncer de mama. 

“Economía, sanidad y ética deben caminar de la mano”

El encargado de clausurar la jornada fue el Dr. Julio Sánchez Fierro, miembro de la Comisión Permanente del Consejo Asesor de Sanidad y vicepresidente de la Asociación Española de Derecho Sanitario. 

“Hay que referir la bioética a lo que le da el sentido, que es el paciente. La Bioética hay que sacarla de los debates doctrinales, porque ahí no está todo”, aseveró el Dr. Sánchez Fierro, y añadió que “la mala utilización de recursos sanitarios, ya sean humanos, económicos o técnicos por parte de los profesionales, va en contra de la ética. Y el uso inadecuado que hagan los pacientes del sistema sanitario, también merece el reproche social. La ética es un factor importante para la sostenibilidad del sistema sanitario”.

El experto apuntó que hay otro enfoque nuevo dentro de la Bioética, que se refiere a las exigencias derivadas del cambio del paradigma del sistema sanitario porque la cronicidad y el envejecimiento suponen un cambio real en la estructura y la organización. “La coordinación sociosanitaria ante estos problemas ha evidenciado que el trabajo en equipo se convierte en una herramienta en favor del sistema y de los pacientes”, afirmó el Dr. Sánchez Fierro. “Economía, sanidad y ética deben caminar de la mano y el referente común debe ser la persona. Si tenemos objetivos y medimos resultados, entre todos conseguiremos construir una sanidad con rostro humano”, concluyó.

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