Continúa tu camino después de haber padecido un cáncer

 

Por Noelia Aragüete

Durante la enfermedad, centramos nuestro objetivo en el final de los tratamientos. Pero, ¿qué sucede después?

Tras finalizar los tratamientos, todo debería volver a la normalidad, nuestra vida debería volver al punto en el que la dejamos cuando recibimos el diagnóstico. Pero no siempre es así. El cáncer pasa por nuestra vida desbaratando rutinas, posponiendo planes o añadiendo incertidumbre a nuestras esperanzas. Al superar los tratamientos, llega el momento de restaurarnos, de organizar el presente y de pensar en el futuro. Te planteamos algunos temas a tener en cuenta para seguir tu camino, y te ofrecemos información y estrategias para facilitar tus pasos.

Maternidad

Quizás, ser madre fuese uno de tus deseos antes del diagnóstico, quizá sea una nueva posibilidad en tu vida o tal vez no quieras que forme parte de tu futuro. En cualquiera de los caminos, tendrás diferentes opciones. Para conocer tu capacidad reproductiva una vez finalizados los tratamientos y recuperada la menstruación, conviene acudir al ginecólogo y realizar las pruebas médicas pertinentes. De este modo, se podrá determinar el estado de tu fertilidad  y las posibilidades de tener un embarazo natural. En caso de infertilidad, existe la posibilidad de acceder a diferentes técnicas de reproducción asistida. En cualquiera de los casos, te proponemos hablar con tu médico para conocer el momento idóneo y la vía más adecuada para ti. Podrás encontrar información más detallada en anteriores números de Revista La Vida en Rosa. Otra vía para ser madre es la adopción, un proceso que se torna especialmente difícil para pacientes y supervivientes. Para iniciar este proceso es imprescindible acreditar la remisión completa de la enfermedad, un periodo que oscila entre los tres y los cinco años tras la finalización de los tratamientos. Posteriormente, al realizar los trámites, es posible que te soliciten exámenes médicos para acreditar tu estado de salud. Aunque la ley permite a los supervivientes oncológicos iniciar este proceso, y no es una circunstancia excluyente, el haber pasado por una enfermedad grave se valora como una circunstancia negativa. Debes saber que puede convertirse en un proceso largo y con ciertas trabas que te generen frustración e incertidumbre. Centrarte en el presente, en cada paso, sin perder el rumbo, te ayudará a dar sentido a tus esfuerzos.

Discapacidad

Quizás, tras el cáncer tengas secuelas permanentes que condicionan tu calidad de vida y hacen más cuesta arriba tu vuelta a la normalidad. Ante esta situación, puedes solicitar el reconocimiento de una discapacidad. Para ello, acude a tu Centro Base (en el 012 podrán informarte del más cercano a tu domicilio), donde un equipo formado por médicos, psicólogos y trabajadores sociales realizará una valoración de las limitaciones que presentes, según los criterios establecidos en el Real Decreto 1971/1999, del 23 de diciembre. Se evalúan factores médicos y psicológicos, y si el porcentaje de valoración de estas limitaciones es igual o superior al 25%, se procede a considerar además factores sociales relacionados con la familia, el trabajo, el entorno, la cultura o la educación de la persona afectada.  El reconocimiento de la discapacidad requiere obtener un grado mínimo del 33%, y permite acceder a prestaciones económicas y sociales, tales como los programas de apoyo al empleo, acceso o adaptación de la vivienda, beneficios fiscales o ayudas para el transporte.

Seguros

Una barrera que encuentran muchas personas tras el cáncer es la dificultad para suscribir pólizas de seguro de vida o salud. Hay casos que demuestran la imposibilidad de contratar un seguro al declarar haber tenido cáncer. Y en caso de lograrlo, el hecho de haber tenido una enfermedad grave produce un aumento de la prima a pagar. Ante esta situación, te proponemos contactar con diferentes compañías para lograr las mejores condiciones posibles. No des información falsa ni ocultes la enfermedad, ya que puede derivar en problemas futuros de falta de cobertura. Las dificultades para suscribir pólizas de seguro producen mucho malestar por la situación de vulnerabilidad que generan, y pueden llegar a convertirse en una piedra en tu zapato. Si crees que tus derechos son vulnerados, puedes acudir a la Organización de Consumidores y Usuarios (OCU) para recibir asesoramiento o presentar una reclamación.

Carné de conducir

Algo no muy conocido son las barreras para la renovación del carné de conducir a quienes han superado un cáncer hematológico (no afecta a otros tipos de cáncer). El Reglamento General de Conductores establece que la renovación es posible transcurridos tres meses desde el último ciclo de quimioterapia, y siempre que en el último mes no haya habido anemia, leucopenia o trombopenia severas. Se establece un período de vigencia de tres años, en lugar de diez como en el resto de conductores, y hasta que transcurran diez años de remisión completa. Todo esto hace que haya personas que opten por omitir la existencia de la enfermedad. Pero es evidente la necesidad de plantear una revisión de la regulación a fin de reconocer la efectiva capacidad de las personas con cáncer hematológico para la conducción.

Retorno a tu vida laboral

Este es un momento clave que supone la constatación de que todo empieza a normalizarse. Recuerda que la reincorporación debe ocurrir en el momento en el que te sientas recuperada, independientemente de presiones sociales o administrativas. Lo más importante es conocer tus derechos como trabajadora y tratar de realizar una incorporación progresiva en función de tus condiciones físicas y psicológicas, lo cual atenuará el estrés y te permitirá verte poco a poco con el mismo rendimiento y eficacia. En el número anterior de La Vida en Rosa, abordamos la vuelta al trabajo después del cáncer. Te sugerimos que lo leas porque te puede aclarar algunas dudas.

Desplazamientos

Una preocupación común es viajar o trasladar el domicilio a otro punto geográfico que suponga distanciarse del médico y del hospital de referencia. No debemos limitarnos por el miedo y, para ello, debemos conocer qué hacer ante estos casos. Un cambio de domicilio permanente a otra comunidad autónoma de nuestro país requerirá un traslado del historial clínico, empadronarse en el nuevo municipio y solicitar la tarjeta sanitaria en el centro de salud correspondiente. Muchas personas prefieren no hacerlo así y deciden conservar el padrón y la asistencia médica en la comunidad de origen a pesar de la distancia, debido a la confianza que les ofrece realizar el seguimiento con el mismo equipo sanitario. Cualquiera de las dos opciones es válida, pero ten en cuenta que existe la obligación legal de empadronarse en aquel municipio donde se resida durante más de seis meses al año.

Derechos…

Recuerda que tienes el derecho de  poder acudir al servicio de urgencias de los centros de salud y hospitales, aunque no correspondan a tu comunidad autónoma de residencia. Si lo que deseas es tener derecho a prestaciones sanitarias no urgentes, puedes solicitar el documento de asistencia a desplazados en el centro de salud. Aunque la ley 13/2003 establece que deberías tener acceso a la asistencia sanitaria en iguales condiciones y garantías que los ciudadanos residentes en esa comunidad autónoma, en la práctica es necesario realizar esta gestión, que tendrá un procedimiento y una vigencia diferente en función del lugar de solicitud.

y realidad…

Lo que sí te aconsejamos es que, si vas a viajar y tienes una situación clínica compleja que requiere un seguimiento cercano, informes a tu médico para que pueda contactar con un profesional médico del lugar de destino, si es preciso.  Si viajas dentro de la Unión Europea, tendrás que solicitar la Tarjeta Sanitaria Europea (TSE) en la Seguridad Social para acreditar tu derecho a las prestaciones médicas necesarias durante tu estancia temporal. Pero es importante saber que este derecho no es válido cuando la finalidad del viaje sea recibir tratamiento médico. Acude a la oficina de la Seguridad Social para conocer las particularidades concretas del país al que vayas a viajar.

Como has podido ver, en esta andadura que quizá estés iniciando, encontrarás numerosos cruces de caminos, momentos de toma de decisiones, y tramos llanos o más dificultosos. Aprovéchate de tus bastones, de tus apoyos. Únete a otros, infórmate, cálzate tus mejores zapatillas y no camines sola.

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