Del bulto ignorado al cáncer de mama

Por Patricia Matey

La Vida en Rosa ha querido indagar en los motivos por los que, pese a los protocolos existentes, aún se subestiman algunos nódulos.

La historia de Maribel

Maribel tiene 54 años y es de Jaén. Cuenta que nunca se ha saltado las revisiones rutinarias de chequeo mamario. “Acudí como todos los años a las pruebas. Era el año 2010. Tengo las mamas muy densas y, tras una mamografía, me dijeron que había poca visibilidad y me recomendaron una ecografía. Durante la prueba el radiólogo que me atendió me dijo que tenía un bulto de 1 cm pero no le dio importancia ni me dijo que debía acudir a consulta. Muchas personas me han preguntado cómo es que no me alerté y fui de inmediato al médico.

Pedir una segunda opinión…

La razón es obvia: él era un profesional y confié en su dictamen. Si él decía que no era nada, es que no sería nada”. Pensó que la seguridad del profesional sanitario al evaluar como benigno el nódulo se “debía a que por su forma o color, lo sabía. Y me fui tan tranquila a mi casa. La única recomendación que me dieron fue hacerme el chequeo de mama cada año, en lugar de cada dos. Pero fue creciendo y yo lo notaba. A los seis meses acudí a mi médico de cabecera que palpó el pecho y lo encontró. Ya tenía tres centímetros. Mi doctora se sorprendió de que no se hubiera hecho ninguna recomendación cuando se vio el bulto por primera vez”.

Diagnóstico: cáncer 

Tras la biopsia se confirmó el diagnóstico: cáncer. Maribel tiene antecedentes familiares de esta enfermedad, ya que su abuela y sus tías la padecieron. Hoy, tras pasar por quirófano (extirpación de mama y reconstrucción), recibir radioterapia y quimioterapia, sigue con tratamiento oral (primero tamoxifeno y luego leoprazol) de quimioterapia. Perdió su trabajo, y comenta que tiene días buenos y malos. “Estoy muy cansada, con fatiga y dolores, por la medicación. Pero también estoy muy apoyada por mi equipo de oncología que me ha tratado de maravilla”, asevera.

¿Bultos benignos o malignos? 

La Clínica Cleveland de EEUU aclara que ante la aparición de un bulto en el pecho “no hay que sentir pánico. Casi el 80 % de los mismos son benignos (no cancerígenos). Los bultos benignos en el pecho son normalmente movibles y suaves, y a menudo se pueden encontrar en ambos pechos. Hay varias causas comunes de bultos benignos en el pecho”. Los motivos de su aparición son diversos: infecciones o lesiones en el pecho, determinados medicamentos (como contraceptivos, terapia hormonal sustitutoria, etc.), así como saber que el tejido mamario es especialmente sensible a los niveles de las hormonas de estrógeno y progesterona que a menudo fluctúan durante el ciclo menstrual.

Que no cunda el pánico 

Fabricio Racca, oncólogo médico de la Unidad de Cáncer de Mama del IOB Institute of Oncology de Barcelona, documenta que es importante destacar que existen nódulos o bultos mamarios que son exclusivamente benignos, sin riesgo de malignizarse a posteriori y de adecuada identificación por los estudios radiológicos (mamografía y ecografía) como, por ejemplo, es el caso de los fibroadenomas o lesiones quísticas, y que por ende no solo no requieren de un estudio histológico sino que, además, no se realizan otros estudios. Tampoco necesitan un protocolo de seguimiento o control específico”.

La medicina no es una ciencia exacta 

La doctora Ana Santaballa, vocal de junta directiva de SEOM y jefa de sección del Servicio de Oncología Médica del Hospital Universitari i Politècnic La Fe, reconoce asimismo que ante la aparición de un bulto en la mama, los criterios para remitir a una Unidad de Mama para su estudio y que podrían hacer sospechar un cáncer serían fundamentalmente:

  • nódulo palpable en paciente mayor de 30-35 años, duro, mal delimitado, irregular, fijo a piel o planos profundos
  • Nódulo de rápido crecimiento en cualquier edad
  • Masa palpable si hay antecedentes familiares de carcinoma de mama de 1º o 2º grado, y ulceración mamaria

Esta especialista reconoce que “la medicina no es siempre una ciencia exacta y en ocasiones puede haber falsos negativos en las pruebas (en la mamografía, por ejemplo, en mamas muy densas a veces es difícil identificar algunas lesiones). No obstante, las razones que llevan a descartar “la posibilidad de cáncer ante la aparición de un bulto, es que disminuya de tamaño, que aparezca y desaparezca en función del ciclo menstrual, pero siempre hay que prestar mucha atención a los nódulos y vigilarlos de forma estrecha”.

La sospecha: el caso de Mayte

Sin embargo, la fina línea que separa un bulto benigno de uno maligno parece difusa en algunos casos. Como el de Mayte Jiménez. A punto de cumplir 36 años, fue hace tan solo dos cuando se detectó un bulto en el pezón derecho. “Fui al médico de cabecera porque tenía un bulto grande y como estaba con el periodo me comentó que ya se iría y no le dio importancia. Ni me palpó».

Escucharse

Pero no desaparecía y yo estaba intranquila, por lo que decidí ir a urgencias de mi hospital público correspondiente en Madrid donde me mandaron una ecografía para dos semanas por tener a antecedentes familiares. No me hicieron ni analítica y ni una ecografía teniendo la máquina al lado, les dije que me pidieran una mamografía y me dijeron que no, ya que era muy joven y, a no ser que vieran algo raro, no me la iban hacer (ya iba con la aureola para adentro)”, comenta.

¿Bulto o tumor?

El bulto seguía allí, “se movía, era grande y se ponía duro y blando. Jamás pensé que podía ser cáncer ya que siempre me han dicho que cuando tienes cáncer el bulto es fijo y duro. Pedí cita en un centro privado y me hicieron una ecografía, ahí se veía que era mastitis y la doctora me dijo que estuviera tranquila. Le rogué que se me hiciera una mamografía y fue entonces cuando se vió que era cáncer. Con las pruebas volví a urgencias, y ya fue cuando me mandaron a la Unidad de Mama para empezar hacerme las pruebas correspondientes. Cuando me fueron a hacer la punción seguían sin ver nada, «me dijeron: estás llena de mastitis» así que se tuvieron que guiar por la mamografía del privado para poder encontrar el bulto”. 

Cáncer y deseo de maternidad 

En el transcurso de este tiempo el bulto de Mayte pasó de 5 a 8 cm. «Yo estaba en lista de espera para someterme a fecundación in vitro para poder ser mamá. Tenía toda la medicación hormonal comprada porque empezaba el tratamiento en tres semanas. Si llego a esperar, cuando justo tenía que empezar a hormonarme, no sé qué hubiera pasado”. Mayte recibió seis sesiones de quimioterapia y su bulto pasó de 8 cm a 0.5 mm, y el ganglio que tenía afectado remitió con la quimioterapia. Fue sometida a una mastectomía radical del pecho derecho y a un vaciamiento axilar del que se la extrajeron 12 ganglios limpios, incluido el centinela. Su cáncer es HER2 positivo y, tras recibir radioterapia, está sometida a tratamiento con trastuzumab hasta marzo de este año y a zoladex y exemestano durante cinco años.

Ovulos congelados y menopausia

“Congelé los óvulos y dado mi tipo de cáncer me han inducido la menopausia”. En el momento de la entrevista con Mayte estaba esperando los resultados del test genético que determina si posee o no los genes BRCA1 y BRCA2. “Esta prueba se la han pedido ahora a mi familia, mi prima, mi madre… Yo lo tengo claro. Si el resultado es negativo quiero que me extirpen el otro pecho por prevención». Está convencida de que parte de lo que le ha sucedió se debe “a que era muy joven. Sin embargo, cada vez hay más casos de mujeres menores de 35 años con cáncer”.

Cómo actuar

Cuando una paciente “se percata de la presencia de un bulto en la mama en la exploración realizada por ella misma o por un médico, lo primero que debemos realizar es una minuciosa historia clínica de la paciente. Recabar datos personales como la edad (pre o post menopausia); el tiempo de evolución de dicho nódulo; la presencia o no de síntomas asociados (secreciones mamarias, signos inflamatorios, dolor, etc.), así como averiguar si existen antecedentes familiares”, recalca el doctor Fabricio Racca.

Es decir, “la historia familiar de tumores de mama o de otro tipo. Seguidamente, se completará el examen físico mamario bilateral como axilar e infra/supraclavicular. Se continúa el estudio con un método por imagen, que habitualmente consta de una mamografía y/o una ecografía mamaria y axilar. De esta manera, el médico radiólogo, mediante un sistema de evaluación sistematizada que se denomina BIRADS (Breast Imaging Reporting and Data System), clasifica los hallazgos radiológicos, siendo desde hallazgos benignos o no sospechosos (BIRADS 1-2); baja o moderada sospecha (BIRADS 3-4A-4B) o alta sospecha (BIRADS 4C-5). Existe BIRADS 0 cuando se precisan otros estudios como una resonancia mamaria o BIRADS 6 cuando ya existe un diagnóstico de malignidad previo a realizar la prueba”, agrega.

Si existe la mínima sospecha 

Y con estos hallazgos, ante la presencia de un nódulo con moderada o alta sospecha de malignidad o en nódulos con baja sospecha pero asociado a otros factores de riesgo como, por ejemplo, antecedentes familiares, asimetrías nuevas o de reciente crecimiento, presencia de ganglios con criterios de sospecha, etc.), “se debería proceder a realizar una biopsia de dicha lesión para obtener un diagnóstico de certeza”, apostilla. En aquellos casos, “con hallazgos de baja sospecha (BIRADS 3) sin otros factores de riesgo, en los cuales no tienen criterio de realizar una biopsia en este momento, se recomienda realizar un seguimiento relativamente estrecho, que puede variar entre 6-12 meses hasta 24 meses, ya que en el caso de que presente un incremento en la sospecha, se procedería a realizar una biopsia con el fin de completar el diagnóstico”, recomienda el experto.

La vivencia de Eva 

La historia de Mayte se asemeja a la de Eva a quien detectaron un cáncer en febrero de 2017. Pero como ella misma dice, “venía de atrás”. Fue en 2015, “cuando me noté un bultito en el pecho derecho, acudí a mi médico y tras una ecografía me dijeron que era un quiste y no le dieron importancia. Al siguiente año me hice mi revisión y todo seguía igual. A los dos meses de mi segunda revisión noté que algo había cambiado, me dolía y era más grande. Entonces volví al médico y me dijo que no me preocupara y que volviera a los seis meses. Me tranquilizó. Pero la revisión se prolongó porque tardaron en llamarme. Pasó un año casi y las pruebas en el hospital revelaron que era cáncer. Hasta se sorprendieron de que no hubiera acudido antes”.

Confundidos con mastitis

Mismo diagnóstico inicial; mastitis para también Laura, Silvia y Maribel. Lo cierto es que como, aclara la asociación Breastcancer.org sin ánimo de lucro, “si bien la mayoría de los casos de cáncer de mama se originan como bultos o tumores, el cáncer de mama inflamatorio (CMI) comienza, por lo general, con una sensación de espesor o pesadez en la mama. También puedes presentar enrojecimiento o inflamación en la mama. Suele crecer en forma de capas o “láminas” de tejido que los médicos a veces llaman “nidos”. Sus síntomas son similares a los que ocasiona la mastitis, una infección de la mama que pueden padecer las mujeres que están amamantando”.

Señales  

Sin embargo, la mastitis, a diferencia de este tipo de tumor, a menudo provoca fiebre y se la trata fácilmente con antibióticos. “Si te han diagnosticado mastitis y esta no responde al tratamiento, consulta a tu médico sobre la posibilidad de realizar pruebas de detección de cáncer de mama inflamatorio. La misma recomendación se aplica si te han dicho que tienes celulitis, que es una infección bacteriana de la piel de la mama. Si hay cambios persistentes en ella, se debe consultar con un especialista”, recuerda la institución.

Este tipo de carcinoma, poco frecuente, no se ajusta a las reglas y es difícil de detectar y de diagnosticar. Produce síntomas que son diferentes a los tipos más comunes de cáncer de mama. El CMI, por lo general, no aparece primero con una masa de mama o bulto, lo desenmascara un mito popular que defiende la creencia de que de todos los cánceres mamarios provocan bultos. Además, puede no visualizarse en una mamografía, por lo que el diagnóstico es mucho más complicado.

La importancia de estar atenta a su cuerpo 

La Sociedad Americana de Oncología insiste en observar “si se produce enrojecimiento que afecta a más de un tercio del seno, hoyuelos o engrosamiento de la piel del seno que pueden ocasionar que luzca y se sienta como la cáscara de una naranja, un pezón retraído o invertido, un seno que luce más grande que el otro debido a la hinchazón, una mama que se siente más caliente y pesada que la otra e, incluso, que exista picor, sensibilidad o dolor al palpar el seno”.

Ni subestimar ni alarmar 

La historia de Eva, Mayte, Raquel, Maribel, Silvia y Laura debe servir para reflexionar sobre la verdadera relevancia que tiene no alertar innecesariamente, pero tampoco subestimar la aparición de un bulto en la mama, pese a la edad de la paciente o la carencia de datos que hagan sospechar una lesión maligna. La lucha contra el cáncer de mama y su detección precoz tiene sus mejores cimientos en la hipervigilancia por parte de las mujeres y sus médicos. Sobreactuar ante un posible bulto puede conllevar angustia para ellas (hace tiempo que buena parte de la población convive con, y acepta, la probabilidad de que ‘les toque’ la enfermedad desde el momento que cumplen con sus chequeos rutinarios), pero dejar de actuar puede elevar el riesgo de que se escape un tumor.

Prevención y detección precoz 

La medicina preventiva es, precisamente, la única herramienta que permite ‘poner’ el parche antes de la herida, aunque parezca invasiva y exagerada. Solo así médicos y pacientes pueden estar tranquilos.

 

 

 

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