Ejercicio físico

El ejercicio físico es aconsejable para todo el mundo y también durante la hospitalización. 

Hablamos con Elena Santana Sosa, doctora en Actividad Física y Salud, para saber por qué el ejercicio físico es tan importante.

¿Nos puedes hablar de la diferencia entre ejercicio físico y deporte? 

Los términos deporte y ejercicio están relacionados, porque para mejorar y destacar en un deporte tienes que trabajar unas aptitudes físicas a través del ejercicio. El deporte es una actividad que se basa principalmente en la competición (puedes competir contra ti mismo o contra otros) y tiene un objetivo determinado (llegar el primero, meter un balón por un aro o en una portería…). Sin embargo, el ejercicio físico es una actividad planeada cuyo objetivo es mejorar alguna de las aptitudes físicas (fuerza, flexibilidad…).

¿Se puede practicar ejercicio físico a cualquier edad?

No solo se puede practicar ejercicio a cualquier edad, sino que se debe incluir como una rutina diaria. A través del ejercicio físico bien programado, teniendo en cuenta las características de cada persona, mejoramos la fuerza, la flexibilidad, la resistencia y la velocidad.  Está demostrado científicamente que el entrenamiento de fuerza previene la osteoporosis. Mantener un buen nivel de flexibilidad y de velocidad nos hace más ágiles y nos ayuda a evitar caídas.

En caso de hospitalización de larga duración, ¿es aconsejable moverse?

El cuerpo humano es una de las máquinas más perfectas que existen, y como tal, intenta adaptarse y controlar cada situación que vive. Me explico: cuando pasamos mucho tiempo en cama, el organismo lo entiende como que tiene que ahorrar energía, y lo primero que hace es eliminar al mayor consumidor que tenemos: el músculo.  La pérdida de masa muscular conlleva una pérdida de fuerza, y a este proceso se le denomina sarcopenia. Cuanto más tiempo pasamos ‘inmovilizados’ más músculo perdemos, lo que limita la vuelta a la vida normal cuando salimos del hospital.

Pero antes de decidir ‘mover’ a un paciente debemos conocer muy bien su patología y las limitaciones que puede tener en cada momento. Por ejemplo, una leucemia no tiene limitaciones físicas a la hora de hacer ejercicio, sin embargo, sus niveles de hemoglobina, de sodio y de potasio sí que limitan el tipo e intensidad del ejercicio. Por lo que es muy importante que sea un experto en Actividad Física y Deporte quien realice los programas de ejercicio.

¿En los hospitales están previstas horas de ejercicio físico para pacientes de cáncer, sea cual sea la edad?

A través de varios estudios científicos se ha demostrado el beneficio de los programas de ejercicio en pacientes oncológicos. El problema viene al determinar por quién se deben implementar dichos programas. En España, los licenciados en Actividad Física y Deporte como nosotros no somos personal sanitario, y de momento solo podemos estar en los hospitales por convenios de investigación. Por su parte, el colegio de fisioterapeutas considera que ellos son los únicos capacitados para trabajar con pacientes… A día de hoy, ambos colegios están intentando determinar qué funciones corresponden a cada profesión. Personalmente, creo que la mejor opción es el trabajo multidisciplinar, aportando cada profesional lo mejor para el paciente.

¿Cómo suelen reaccionar personas que nunca han hecho ejercicio?

En general, les llama la atención que tengan que practicar ejercicio en un ambiente hospitalario. Pero si la recomendación viene de su médico, lo ven como una parte más del tratamiento.  Al principio, preguntan mucho; “y esto, ¿para qué es bueno”, “¿y por qué tengo que hacer pesas?”… Pero cuando termina el programa, te preguntan dónde pueden seguir.

¿Por qué practicar ejercicio físico es tan importante? ¿El beneficio es solo físico? 

Como he comentado antes, el ejercicio físico trabaja la fuerza, la velocidad, la resistencia y la flexibilidad. Esas aptitudes, las utilizamos en las actividades de la vida diaria sin darnos cuenta. Necesitamos fuerza para cargar la compra o coger a nuestros hijos en brazos; velocidad para cruzar un paso de cebra o coger el metro en el último momento; resistencia para subir las escaleras o dar un paseo, y flexibilidad para ponernos unos calcetines o peinarnos. Estos son solo unos ejemplos. Además, cuando practicamos ejercicio, no solo nos sentimos mejor físicamente, sino que nos vemos más ágiles, estamos de mejor humor, tenemos más autoestima y desarrollamos habilidades sociales. Fisiológicamente, ayuda en el control de peso y composición corporal, disminuye la fatiga y mejora el control del dolor.

En definitiva, un buen programa de ejercicio mejora la calidad de vida.

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