Ejercicios para prevenir y tratar la osteoporosis si padeces un cáncer

Por Aida Tórtola @menos.lazos_y_mas.zapatillas

Osteoporosis y cáncer 

La pérdida de masa ósea es frecuente en supervivientes de cáncer, especialmente en caso de cáncer de mama, próstata y cánceres hematológicos y ginecológicos. Más allá de la degeneración del tejido óseo propia de la edad (en ambos sexos, aunque más acusado en mujeres por la menopausia), la enfermedad en sí y algunos tratamientos pueden agravar este proceso. Existen por tanto, determinadas recomendaciones sobre el estilo de vida que pueden paliar un poco este problema, en relación al ejercicio: mantener un peso corporal saludable (medido a través del índice de masa corporal o IMC) y hacer ejercicio físico.

Ejercicios para prevenir y tratar la osteoporosis

De modo general, a la hora de realizar ejercicio físico con el objetivo de prevenir y tratar la osteoporosis, es importante saber seleccionar el tipo de ejercicio, su intensidad y su duración. Por ejemplo, se sabe que el ejercicio de impacto (saltar, correr…) estimula la formación de hueso, aunque es necesario controlar la intensidad de este y su duración para no fatigar el tejido. Y, por otro lado, aquellas actividades que impliquen cargar peso, como el entrenamiento de fuerza, también son beneficiosas para la salud ósea, aunque es importante considerar si existe o no la presencia de metástasis, pues suponen riesgo incrementado de fracturas. 

¿Todos los supervivientes de cáncer responden de la misma manera? 

Se da, por otra parte, la particularidad de que no todos los supervivientes de cáncer consiguen una mejora específica en densidad mineral ósea (DMO). Por ejemplo, se han observado beneficios para la salud ósea en supervivientes de cáncer de mama pre menopáusicas, pero no en las post menopáusicas.  Las intervenciones realizadas en supervivientes de cáncer de próstata, tampoco obtuvieron mejoras específicas en esta cuestión, aunque sí en otras variables. 

Importancia del ejercicio físico sea cual sea el caso

Entonces ¿qué hacer? Pues sin duda, ponerse manos a la obra. Aunque la evidencia sea limitada o dispar, el ejercicio físico sigue siendo una herramienta potencialmente beneficiosa para la salud ósea y para otro gran número de efectos secundarios de la enfermedad.

Las recomendaciones concretas incluyen la práctica de actividades denominadas osteogénicas (promotoras de la formación de hueso) como el entrenamiento con cargas. Se ha propuesto que la modalidad de ejercicio más eficaz es aquel que incluye una combinación de entrenamiento de fuerza con cargas moderadas e intensas, con entrenamiento de alto impacto, realizado 2-3 veces a la semana.  Es necesario tener en cuenta que antes de iniciarse con las actividades de alto impacto, habría de pasar un periodo en que el principal componente del entrenamiento sea el fortalecimiento muscular.

Progresar adecuadamente 

Para que la progresión sea correcta, la selección de las cargas en el entrenamiento de fuerza debería ir siempre de mano de un profesional del entrenamiento, y ocurre lo mismo con los ejercicios de impacto. Sin embargo, estos últimos se ubican dentro de los ejercicios cardiovasculares y algunos de ellos podemos introducirlos en nuestra vida diaria y cumplir así las recomendaciones de este tipo de actividad.

En conclusión, aunque aún no esté del todo claro hasta qué punto o qué pauta de entrenamiento podría ser «universal» para la mejora de la DMO y la osteoporosis en supervivientes de cáncer, sí está claro que el primer paso es prevenirla y, al mismo tiempo, actuar sobre otras variables que podrían agravarla, como el estado inflamatorio o la pérdida de masa muscular.

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