¿Nos podemos reír de todo? Personalmente creo que sí, siempre y cuando se haga con delicadeza. Lo cierto es que no todo el mundo está preparado para enfrentarse al cáncer de una manera ligera. Muchos sí, porque es su único recurso para seguir adelante y por esta razón creo que nunca hay que juzgar a los demás sino siempre ponerse en su lugar. 

Por Valérie Dana Fotografías: Pablo Gil

A René Moraleda, autor de El cáncer de los cojones, el sentido del humor le ha ayudado a llevar mejor la enfermedad, aunque otros pacientes le hayan criticado por el uso de este tono gracioso que le caracteriza. Su única intención al escribir sobre el cáncer -palabra todavía relacionada con la muerte- ha sido ayudar a recién diagnosticados con una información que le hizo falta al recibir su diagnóstico.

El cáncer de los cojones

Aunque La Vida en Rosa es una revista femenina, insisto en hablar también de hombres. La razón es muy sencilla: pertenecemos a la misma sociedad y vivimos los unos al lado de los otros. En general, cuando pensamos en cánceres masculinos, los primeros tumores que nos vienen a la cabeza son el de pulmón o el de próstata. Pero son muchos más y hoy abordamos el cáncer de testículos a través de un libro divertido -sí, habéis leído bien, divertido-, sobre el cáncer de testículos y con música de fondo incluida. René Moraleda es la viva imagen de su texto, es decir, chistoso y tierno a la vez.

¿Todo el mundo tiene sentido del humor? Te lo pregunto porque para leer tu libro hace falta tenerlo.

Humor nunca he tenido, ironía un poco, sarcasmo mucho porque viene de familia. Creo que todo el mundo tiene sentido del humor. Todos entendemos un chiste. También hay muchos tipos de humor: el humor visual, gestual, etc.

Pero escribir sobre el cáncer con ironía, sarcasmo, sentido del humor… ¿Tú crees que la gente lo va a poder asimilar?

Hay dos vertientes: gente que me odia porque piensa que me lo he tomado a cachondeo y me estoy riendo de ellos, y gente a la que le ha ayudado. Lo que intenté es sacar lo positivo y lo gracioso de la mayor putada que te pueden decir y que es: tienes cáncer. Cada uno lo ve a su manera; la mía fue pasarlo con humor para no acabar con una depresión de la que nunca hubiera podido salir.

 

¿Lo pensaste así?

Claro. Cuando la doctora me lo anunció, estaba solo en la consulta. Pensé: hostia puta, me voy a morir.

¿La palabra cáncer era igual a morir?

Cáncer igual a muerte; mucha gente lo piensa. Al salir de la consulta, bajé llorando los pisos pensando: me voy a morir. Tengo cáncer dentro de mí, no puedo hacer nada. ¿Cómo he podido llegar a esta situación? Por malas decisiones, seguro. No fui al médico antes, no fui a revisiones, hice todo mal. Una vez fuera, y aquello fue lo mejor que me pasó, llamé a un amigo contándole la realidad y él me contestó: “enhorabuena, porque ya sabes a lo que tienes que ir”. Y esta frase me cambió la vida. Era depresión o a por ello…

¿A la uróloga le hablaste de tu miedo a morir?

No, porque es un shock. Te sientas, crees que vas a una revisión normal y corriente, y te dicen que te tienen que operar de urgencia. Y cuando un médico pronuncia las palabras operar de urgencia no te queda buen sabor de boca. Cuando dice la palabra cáncer, oyes un pitido y ya dejas de escuchar lo que se te cuenta. Y pensé: soy subnormal, ¿por qué he venido solo al médico?.

¿Con quién hubieras ido?

Es que siempre he ido solo y sigo yendo solo…

Pero te reprochas el hecho de haber ido solo, aunque al médico solemos ir solos, ¿no?

Sí, así es.

 

Llamaste a un amigo. ¿Mejor que a la familia? ¿Te sentías más seguro? ¿No querías asustar a tus padres?

Claro. Él es fisio, no médico, pero controla todo esto mejor que yo. Es una relación de mucha confianza. Sabía que iba a decir lo que me tenía que decir, es decir, que no pasaba nada.

Tienes suerte porque otros hubieran podido hablar desde el drama… Explicas todas las fases del tratamiento. ¿Por qué hacerlo? ¿Echaste de menos esta información?

Hice lo que jamás hay que hacer cuando se trata de cáncer: meterte en Google. Escribes orzuelo en Google y con lo que lees, se te cae el ojo. Por eso he puesto esta información en el libro, para que los que sufren esta enfermedad tengan unas pequeñas directrices y puedan elegir si quieren carboplatino u otros tipos de métodos.

El cáncer de los cojones

¿Es tan complicado encontrar fuentes?

Hay mucha, mucha información que no siempre es buena, certera. El exceso de datos también es desinformación. Como yo lo pasé, cuento las opciones que tuve para que quizá otros puedan sacar algo bueno de ello.

Entre tu primera búsqueda y las siguientes durante el tratamiento, ¿cambiaste tu forma de indagar?

Sí. Estuve mirando en las páginas oficialistas como la AECC, la fundación Movember, por ejemplo. No en el primer blog de la primera persona de la primera búsqueda…

Para saber cómo actuar, ¿es importante saber más de la enfermedad? Quizá pensabas que la AECC solo ayudaba a las mujeres con cáncer de mama o pulmón.

Así es. Es que hay tantos tipos de cáncer y tratamientos diferentes… En mi libro solo hablo de lo que me ha tocado; no sé lo que se hace en un estadio III. Solo digo que me queda un huevo y que hay que vivir porque es lo más bonito que hay.

Hablas de la importancia que ha tenido para ti dar una buena imagen; no querías dar pena o que se inquietaran los tuyos. ¿No crees que actuando así minimizaste lo que estabas pasando?

Lo elegí de esta manera porque no quise permitir que una célula minúscula afectara al resto de mi vida. La palabra cáncer es lapidaria pero he tenido la suerte de tenerlo en un órgano externo que cortan y me queda el otro testículo. No pasa nada. No es lo mismo que un cáncer en el cerebro, en la sangre, en los huesos. El mío no es el más importante; vale que es un cáncer, que es jodido, que te van a operar y poner quimio, que te vas a tirar toda la vida con revisiones pero mi caso no ha sido tan dramático. Que te quiten un huevo no es lo mismo a que te extirpen un seno.

El cáncer de los cojones

Quizá para ti pero para otros no… Quizá haya hombres que se van a sentir disminuidos por tener un solo testículo. ¿Sabes de ello?

Es cierto, por eso te digo que tengo también detractores y huevicornios como yo. Es un poco duro de decir pero ya no te clavas un huevo contra el otro, no te lo aplastas.

Eso no lo sé…

[René y Pablo Gil se ríen, yo también]. Puedes estar en una cama de dos metros solo, más a gusto… También te pueden poner un trozo de plástico dentro que hace más daño. Puede pesar más, cuando cruzas las piernas es incómodo y todo eso por estética.

A lo largo del libro me ha llamado mucho la atención esta insistencia en quitar hierro al cáncer que padeciste. Tener cáncer es tener cáncer; es cierto que hay casos más graves que otros, pero no por eso los demás tumores se asemejan a una balada. ¿Por qué insistir tanto? Me dio la sensación de que casi te sentiste culpable por haber tenido cáncer de testículos.

Suena fatal, pero te juro que le estoy superagradecido a mi cán- cer de testículos. Estoy conociendo a gente maravillosa, yendo a sitios estupendos, haciendo cosas que en otro momento no estaría haciendo. Para volver a tu pregunta, si yo me tomaba bien mi cáncer, mi familia no podría estar mal. A la quimio iba en moto y volvía en moto con mis amigos, y en mi familia todos estaban atentos al móvil por si me pasaba algo.

¿No te afectó físicamente?

Sí que me afectó. Mi flora intestinal se fue para no volver, y tomé pre y probióticos de los muy caros hasta los más naturales, pero la quimio mata las células malas y las blandas. Ahora mismo tomo una pizza y me convierto en un pez globo. Es como si tuviera superpoderes, es instantáneo, el engordar muy rápido. Hago mucho hincapié en esto: si te lo tomas bien, el resto no puede preocuparse tanto porque tú estás bien. Es lo que me dice mi madre: no podía estar más preocupada que tú porque hacías bromas.

¿Han estado muy presentes?

Mucho; estaban siempre para lo que necesitaba. Siguen estando y estarán. No conocen a mi oncólogo, Gustavo, majísimo, por cierto. ¿Para qué?

Hablas de vergüenza para desnudarte delante de otros y que tocasen. Te confieso que me hizo sonreír porque a las mujeres nos pasa cada vez que vamos al ginecólogo… ¿Tan duro fue?

No, pero hay que hacer el chiste. Te desnudas, pues te tienes que desnudar. No es divertido ni para el médico ni para uno. Soy vergonzoso. Parece que soy extrovertido pero cuando llegas al médico o a la uróloga, que era preciosa, maravillosa, un ángel y te dice vete a la camilla, pues vuelves a ser un niño de seis años… Me imagino que para las mujeres no tiene que ser muy agradable tampoco. Es importante hacer la broma porque hay mucha gente que es pudorosa a la hora de ir al médico. Hay que desdramatizar esta situación.

Psicológicamente, ¿tener un cáncer que afecte a tus partes genitales ha significado un trauma? ¿Te sentiste menos hombre por ello? Te lo pregunto porque para muchas mujeres la ablación de un pecho puede significar la pérdida de su feminidad, de su sensualidad de por vida.

Personalmente no creo que porque te falte un testículo vas a ser menos hombre. Vas a tener menos cantidad de esperma, nada más. Es una cuestión estética, rellenas menos el pantalón.

¿Ha cambiado tu relación con tu cuerpo?

Nunca hemos tenido una buena relación. Me gusta comer, beber, no hago mucho deporte, debería hacer más… Mi alimentación es caótica.

En tu Instagram has puesto fotos contando que habías perdido peso. ¿Te importa por salud o por tu imagen?

Importa la salud. Pesaba 99 kilos a raíz del cáncer. Engordé todo lo engordable. Me comí a mí mismo dos veces. Me dije, ¿acabas de salir de un cáncer y te vas a meter en los 100 kg? ¿Eres tonto?

¿Los médicos no te dijeron nada?

Sí, que era tonto… Ahora como bien, quiero empezar a hacer yoga. Lo importante es tener la maquinaria bien tanto físicamente como mentalmente. Que los problemas no sean problemas. Que cuando te vayas a dormir, el mayor problema sea qué vas a hacer mañana. Eso me ha costado tiempo; también darme cuenta de que tienes que apartar a aquellas personas que no cuentan contigo o no aportan.

¿Has apartado a muchas personas?

Sí, y no me importa porque estoy conociendo a otras maravillosas, más acordes a quién soy yo ahora.

¿Has cambiado mucho?

Sí.

¿A qué nivel?

Solo me importaban las motos, el heavy [metal] y la cerveza. Me he dado cuenta de que hay millones de cosas por hacer, por descubrir, libros que leer, viajes que realizar, etc. Ahora mismo que me deje una persona, no me importa.

Es como si el cáncer te hubiera despertado…

Totalmente. Ahora medito, nunca en la vida pensé que eso existía. El cáncer ha sido como un bofetón. Estoy descubriendo muchas técnicas complementarias.

¿Lo hablas con tus médicos?

Con los médicos hablas lo justo. ¿Qué tal? Todo bien. ¿Has adelgazado o engordado? ¿El confinamiento bien? Y tú, ¿todo bien? Sí, y hasta luego. No puedes hablar 10 minutos con los médicos. Tienen que tratar a más personas que esperan su turno.

¿Cuánto tiempo duró tu tratamiento?

Lo tengo casi borrado de mi cabeza. Duró un año, más o menos.

¿Cómo vives las revisiones? ¿Tienes ansiedad los días anteriores?

Las vivo haciendo chistes. No me siento más ansioso. No quiero atormentarme y dejar actuar a mi imaginación. Prefiero estar centrado.

Decidiste no ponerte prótesis.

Poner un implante en los dientes porque tienes que masticar, lo entiendo. Pero poner una prótesis en los testículos que tienen capas encima, el huevo, el calzoncillo y el pantalón o si eres muy sucio solo el pantalón, ¿para qué?

¿Es algo que importa cuando te desnudas? Siempre hablamos del miedo a lo que va a pensar la persona que nos ve desnudas, pero a vosotros me imagino que os pasa también. Aprovecho esta ocasión para hacer esta pregunta a un hombre.

A mí no. Es más, ha despertado curiosidad… Al final es lo mismo que antes, se hace lo mismo…

¿Quieres tener hijos?

Si llega el día… Con 40 va a ser complicado. Pero los 40 son los nuevos 30, o eso dicen. No tengo pareja actualmente.

¿No tendrás problemas?

No, el recuento está bien. Hasta los 42 o 43 tengo un bote congelado en la Fundación Jiménez Díaz porque antes de que te den la quimio te congelan una porción de espermatozoides. Llegas al hospital, te dan un bote de mear y te piden ir a una habitación… Es tan absurda la habitación, con su sofá… Me hizo mucha gracia.

¿Por qué escribir el cáncer de los cojones? Los pacientes suelen escribir un blog o contar su vida en redes sociales.

Tardé unos seis años en escribirlo. La idea me rondaba por la cabeza. Cada vez que hacía chistes sobre el tema, pensaba que mi experiencia y mi manera de vivirla podría ser de ayuda. A través de internet descubrí cómo escribir un libro; apliqué el método.

¿Por qué has recurrido a Amazon para editar tu libro y no a una editorial?

Porque la portada es peculiar. Además, uso bastantes tacos. Hablé con editoriales, una se interesó y tres más me dijeron que tenía que hacer cambios, no hablar de técnicas complementarias, por ejemplo, y no estoy de acuerdo porque a mí me ayudaron a sentirme mejor durante los tratamientos. Primero es la medicina tradicional y luego, como muleta y solo como muleta, otros tipos de ayuda.

¿Cómo te diste a conocer?

Autoedición y echándole un morro que te cagas, echándole una jeta… Por ejemplo, me presenté en el programa de Buenafuente, Nadie sabe nada, me colé en primera fila (que no me tocaba) con un cartel que decía Buenafuente tengo un regalo para ti. Y en mitad del programa lo saqué para que me hicieran publicidad.

¿Se lo tomaron bien?

Son titanes del humor. Les hice soltar una carcajada y me metieron caña también en comentarios… Me he colado en muchos sitios…

¿Y funciona?

A veces sí y otras no. Pero al menos te echas unas risas. Voy soltando semillas; hay gente a quién le llega y a otros no.

Por lo que entiendo, la música tiene un papel importante en tu vida. ¿Era una condición sine qua non añadir canciones que fueron importantes para ti? [En el libro se encuentran códigos QR que llevan a los títulos que escuchaba durante el proceso].

La música es esencial, al igual que el humor. Puedes tener un día de mierda y te pones una música que te encanta, y te cambia el día. Las canciones que puse son las que me han acompañado durante la quimio, por ejemplo.

¿Qué tal te fue la quimio?

Estaba acojonado y por esta razón la llamé biofrutas, para suavizarla. Si la llamas general, ya el efecto es diferente. Si le cambias el nombre a algo pierde poder.

¿Siempre has sido tan irónico o es una fuerza que te has descubierto?

Mi abuela era muy irónica. Siempre he sido así.page3image1719996000 page3image1719996272 page3image1719996544 page3image1721882112

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