Por Enric Valls, psicólogo
A Ana le acaban de diagnosticar cáncer de mama. Se encuentra en estado de shock. Le cuesta creer que pueda ser verdad, se siente incapaz de tomar alguna decisión, no sabe qué hacer, no sabe qué decir, siente miedo y desolación porque piensa que va a ser una enfermedad larga, piensa que va a morir.
Cuando una persona padece cáncer en cualquier etapa de la enfermedad, sufre un gran impacto emocional; el ámbito social, laboral y familiar puede también estar profundamente afectado. Ante esta situación completamente natural, con un proceso psicológico adecuado, con apoyo social y familiar y con el tratamiento médico Ana se adaptó. Pudo ver que durante y después del proceso de enfermedad es posible vivir con bienestar. Requirió su tiempo para habituarse y adaptarse, pero ella pudo. TODOS PODEMOS.
Es cierto que cada persona responde ante la enfermedad y el tratamiento de un modo distinto y que existen variables.
Hay días que nuestro estado emocional está por las nubes y otras no tanto, incluso por momentos y horas pensamientos cómo: “Ahora voy a por todas y ahora no tengo ganas de nada”, “Hoy sí, pero no lo sé porque si no voy a poder,…”. Una de las reacciones más frecuentes, es lo que le sucedió a Ana: miedo.
El cáncer es la enfermedad más temida. Esto es debido a que socialmente se sostienen creencias que hacen que el cáncer sea igual a muerte inevitable, desfiguración, dolor, soledad, incapacidad y sufrimiento.
Estos mitos son absolutamente erróneos. En la actualidad los tratamientos permiten la curación de más de la mitad de los pacientes. En otros casos se logra controlar la enfermedad siendo como algo crónico. Existe medicación para paliar el dolor, los síntomas negativos o incluso mejorar la situación de bienestar de la persona. En todos los casos siempre hay algo que se puede hacer.
El cáncer suscita miedo pero cuando trataba a Ana en consulta le preguntaba, al igual que te puedes preguntar ahora mismo: ¿Qué es lo que temes? ¿Tienes miedo a morir?, ¿Tienes miedo a sufrir? ¿Tienes miedo a estar sol@? ¿Tienes miedo por tu pareja? ¿Tienes miedo a perder el trabajo?
Concretemos a que tienes miedo. ¿Por qué?
¡Porque cuando sepamos identificar aquello que tememos, acabamos de dar un primer paso para poder hacerle frente!
Puedes preguntar y asesorarte a tu pareja, a tus familiares, a tus amigos, a tus conocidos. Comparte tus sentimientos con todos ellos, con el médico, con tu psicólogo… Ya que constituirá una oportunidad para corregir esos conceptos erróneos y así encontrar medios para superar esos miedos de una forma más eficaz.
Saber de qué y a qué se tiene miedo, concretar, hablarlo y exponerse a ello directamente, es la mejor manera de superarlo. Si aun así sientes que tienes dificultades para llevarlo a cabo no dudes en consultar con el psicólogo.
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