El doctor Jesús García-Foncillas lleva 25 años dedicado a la investigación en oncología, práctica que no concibe sin el ejercicio de la clínica, porque detrás, no se olvida, están los pacientes. Nos recibe en su despacho del Hospital Universitario Fundación Jiménez Díaz (FJD) de Madrid, donde dirige el Departamento de Oncología y la División de Oncología Traslacional del Instituto de Investigación Sanitaria Fundación Jiménez Díaz y Universidad Autónoma de Madrid. Es, asimismo, director del Instituto Oncológico que aglutina a los hospitales universitarios Fundación Jiménez Díaz, Hospital Rey Juan Carlos, Hospital Infanta Elena y el Hospital General de Villalba. Se licenció en medicina por la Universidad de Zaragoza, realizó la especialidad y el doctorado en la Universidad de Navarra y completó su formación en Nebraska y Houston. Todo un referente de la investigación en oncología en nuestro país, el doctor García-Foncillas es capaz de trasladar los conceptos más complejos de su especialidad a un lenguaje claro y sencillo para hablarnos de un futuro prometedor en la lucha contra el cáncer.

El Dr. Jesús García-Foncillas entrevistado por Raquel González Arias

El Dr. Jesús García-Foncillas entrevistado por Raquel González Arias

 

Lleva 25 años dedicándose a la oncología, ¿qué fue lo que en su día despertó su interés por esta especialidad?

Básicamente, hubo dos motivos. De un lado, ser consciente de lo que supone para un paciente un diagnóstico de cáncer, ese punto de inflexión en su trayectoria vital al darse cuenta de que tiene una enfermedad grave, y de cómo la medicina puede ayudarle. De otro, la investigación, porque si hay un campo del área médica donde ha experimentado un desarrollo sin precedentes, ese es la oncología.

¿Cuáles diría que han sido, en ese período de tiempo, los principales hitos en oncología?

Los avances en este campo en los últimos 20 años, y casi diría en los últimos 10, han sido muy superiores a los acontecidos en el último medio siglo. En ese tiempo, ha habido una serie de hitos fundamentales que han cambiado la perspectiva de cómo nos enfrentamos al cáncer. Uno de ellos ha sido el conocimiento del Proyecto Genoma, de cuáles son los genes que intervienen en los distintos tumores y de cuáles son las características del código genético de la persona que condicionan una susceptibilidad distinta al cáncer. Y es ahora cuando comenzamos a comprender que no hay un solo tipo de cáncer de mama o un solo tipo de cáncer de pulmón sino que hay distintos subtipos con comportamientos biológicos distintos, con comportamientos clínicos distintos y distinta respuesta a tratamientos. Eso nos ha permitido entender por qué si teníamos dos pacientes con, aparentemente, el mismo tipo de cáncer, uno podía evolucionar muy bien y el otro no. Esto se traduce también en que ahora empezamos a entender cómo se origina el cáncer y podemos ponernos en situación de “vigilancia armada especial” para intentar anticiparnos a su desarrollo.

¿Se refiere a aquellas personas susceptibles genéticamente de desarrollar un cáncer?

Así es. Hoy en día, podemos identificar individuos que, por su perfil genético, pueden llegar a desarrollarlo porque presentan determinadas características de susceptibilidad genética. En algunos casos, podemos incluso cuantificar ese riesgo. Por ejemplo, en una mujer que presenta una mutación en el gen BRCA1, la probabilidad de que desarrolle un cáncer de mama a lo largo de la vida es de un 70%. Eso significa que tenemos que plantear un abordaje distinto que puede conllevar estrategias de reducción de riesgo.

¿En qué consisten esas estrategias?

En el ejemplo anterior, estas pueden incluir desde una cirugía de mastectomía bilateral preventiva a una ovariectomía profiláctica porque son los órganos que en base a esa mutación tienen una probabilidad mucho más alta de desarrollar un cáncer. El objetivo es intentar reducir el riesgo actuando sobre los órganos diana de mayor riesgo.

Imagino que no es fácil tomar una decisión de este tipo.

No, no lo es. De hecho, estas decisiones siempre hay que tomarlas en un tú a tú con la paciente porque, por un lado, está la parte médica, pero por otro está la persona. No podemos obviar que aunque una intervención de este tipo pueda reducir el riesgo, la última palabra la tiene siempre la mujer. El hecho en sí de cómo vive o qué es lo que puede suponer cada uno de estos abordajes para una mujer (o para un hombre, para el que también existen abordajes preventivos) no es igual. Tenemos que explicar adecuadamente los riesgos y los beneficios, y entender no solamente la parte médica sino también a la persona. Esto es fundamental.

Más allá de esa predisposición, se sabe que entre el 90% y el 95% de los casos de cáncer se debe a factores ambientales y no genéticos, ¿debería ponerse más énfasis en la prevención?

Es verdad que hay un 5% o un 10% de todos los tumores en los que existe una susceptibilidad genética, es decir, que esas personas han heredado una predisposición que a poco que actúen factores exógenos van a desarrollar cáncer. En este sentido, la precocidad de la aparición del cáncer suele ir ligada a esa susceptibilidad. Sin embargo, es cierto que en el resto de pacientes no hay dicha susceptibilidad y es la concatenación de elementos exógenos de manera incisiva la que lleva a la alteración de las células y al inicio del proceso carcinogénico. En cuanto a cómo podemos reducir el impacto de esos procesos, evidentemente, hay factores que desconocemos, pero hay otros que conocemos bien. Entre ellos, uno de los que tiene un mayor impacto es el tabaco. De hecho, en los últimos años hemos visto cómo en los varones se ha reducido la incidencia de cáncer de pulmón como consecuencia de un descenso en el hábito. Por el contrario, el incremento en el número de mujeres fumadoras ha llevado a un aumento de este tipo de cáncer en la mujer.

¿Qué otros factores son también importantes cuando hablamos de prevención?

La dieta es también un factor relevante. Se está produciendo una huida de la dieta mediterránea, tan característica de nuestro entorno y tan saludable, que está dando lugar a un incremento del cáncer de colon. Tanto es así que, actualmente, este es el cáncer más frecuente en España si tenemos en cuenta ambos sexos. Una dieta rica en grasas, una elevada ingesta de carne y pobre en vegetales, hortalizas y frutas facilitan la aparición de este tipo de tumor. Tenemos que recuperar nuestra dieta mediterránea y hacerlo de manera mantenida en el tiempo, no puntualmente. Además, es muy importante mantenerse en el peso adecuado, evitando la obesidad, y realizar una cierta actividad física. No es necesario ir al gimnasio, sabemos que el hecho de caminar media hora todos los días ya tiene efectos beneficiosos.

Como investigador, ¿cuáles diría que son actualmente los retos en oncología?

En cáncer, no tenemos que perder de vista nunca que la razón por la que investigamos es el paciente oncológico. La investigación tiene que buscar en qué podemos ayudarle. Actualmente, gracias al estudio del perfil genético de los tumores y a la incorporación de biomarcadores podemos conocer, en muchos casos, qué fármaco puede ser más activo, cuáles pueden o no ser eficaces e incluso demasiado tóxicos para el paciente. En los últimos años, hemos incorporado medicamentos nuevos que no sirven para todos los pacientes porque su desarrollo se ha hecho en base al conocimiento más profundo de los tumores y en el que tenemos en cuenta los subtipos de cáncer. En un paciente con cáncer de colon, por ejemplo, tendremos que analizar si tiene mutado o no el gen RAS porque en base a eso tendrá un tratamiento u otro. ¿Qué estamos buscando ahora? Incluso dentro de estos subtipos moleculares, hay un segundo grado de clasificación y podemos llegar a vislumbrar, a base de esa tan especializada individualización, tratamientos ultraindividualizados.

¿Más allá de los genes?

Así es, combinando genes y datos epigenéticos, es decir, datos de cambios químicos que ocurren en el gen y que hacen que ese gen no responda a la mutación que tiene sino a otros elementos que condicionan la manifestación de esa mutación. Esto nos abre un perfil donde nunca como ahora la investigación tiene que estar tan cerca y tan al servicio de la clínica. Por eso, hay que investigar más allá del perfil genético.

¿En qué otros campos se está investigando?

Se está trabajando también sobre la formación de los vasos sanguíneos que surgen alrededor del tumor y lo alimentan. Sabemos que es el propio tumor el que promueve el desarrollo de esos vasos. Lo que estamos intentando actualmente es actuar sobre la formación de esos vasos sanguíneos para cortar el suministro al tumor.

Otras líneas de investigación se dirigen al sistema inmune. El objetivo es saber por qué, en un momento determinado, este falla y cómo podemos reeducarlo o ayudarlo para que actúe contra el tumor.

Asimismo, queremos conocer los elementos críticos que hacen que una célula normal pierda el control y empiece a hacerse tumoral para, de alguna forma, actuar sobre esas vías internas de la célula que pudieran ayudarnos a reducir sus posibilidades de transformación. Trabajar en ese campo posibilitaría adelantarnos al desarrollo del cáncer y eso, por el momento, solo podríamos hacerlo en personas con susceptibilidad genética.

También queremos saber por qué se desarrollan las metástasis y actuar a tiempo para evitarlo. Si los tumores, aunque se desarrollasen, quedasen circunscritos a la zona en la que se desarrollan y no hubiera opción a que saliesen fuera, en el tratamiento del cáncer bastaría con hacer cirugía.

Si en los últimos 10 años ha cambiado tanto el abordaje del cáncer, ¿cómo cree que cambiará en los próximos 10?

Necesitamos pruebas diagnósticas menos invasivas, que sean rápidas, eficientes y con alta sensibilidad y especificidad. En este sentido, estamos trabajando en el análisis de sangre como prueba diagnóstica para saber si una persona está en riesgo de desarrollar un tumor o está empezando a desarrollarlo. Todavía en fase de investigación, este método diagnóstico es muy prometedor. Por otro lado, cuando nos encontramos ante un tumor localizado, aspiramos a que la cirugía deje resuelta la situación, que no quede nada que haga que ese tumor vuelva a aparecer. Para ello, debemos mejorar los tratamientos complementarios a la cirugía. Y en el caso de las metástasis, el objetivo es conseguir tratamientos personalizados que sean eficaces y lleguen con fuerza e intensidad a todos los puntos donde hay un tumor con la menor toxicidad.

Una de sus aficiones es el buceo. Esto tiene también algo de investigación.

El buceo te permite disfrutar de la sensación de desconexión del día a día y sumergirte, nunca mejor dicho, en la paz y quietud del fondo marino, sentirte en sintonía con la naturaleza en su estado más puro, menos modificado por la mano del hombre. Uno aprende mucho observando y dejándose impresionar por esos lugares. Tampoco podemos olvidar que gracias a algunas de las especies del fondo marino como son las esponjas marinas, contamos hoy en día con una nueva fuente de fármacos muy activos frente al cáncer.

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