“Los resultados de este primer estudio pan-europeo en pacientes con dolor irruptivo oncológico (DIO) tratados con comprimidos bucales de fentanilo han demostrado que este fármaco aumenta la calidad de vida y mejora el estado funcional de estos pacientes, porque es un tratamiento eficaz en el manejo del dolor irruptivo oncológico”, ha explicado la Dra. Concepción Pérez, jefe de la Unidad del Dolor del Hospital Universitario de la Princesa de Madrid, en el simposio “Optimización del tratamiento en el DIO: centrados en el paciente” organizado por TEVA dentro del XI Congreso Nacional de la Sociedad Española de Dolor (SED), que se ha celebrado en Toledo.

Según los resultados obtenidos, aunque no existen diferencias entre el comienzo del tratamiento con 100 microgramos o 200 microgramos de comprimidos bucales de fentanilo, en pacientes que ya han sido tratados previamente con opioides. Comenzar con 200 microgramos como dosis de inicio acorta el tiempo en el que el paciente alcanza la dosis eficaz de tratamiento.

En este estudio Fase IV abierto y multicéntrico han participado 330 pacientes de 135 hospitales de siete países europeos, incluido España. “Además, en el estudio hemos constatado que los pacientes consideran el comprimido bucal de fentanilo un fármaco muy fácil de usar y que aumenta su adherencia al tratamiento”, ha afirmado la Dra. Pérez.

Fármaco de primera línea y alta efectividad

Para la especialista, la principal ventaja del comprimido bucal de fentanilo frente a la morfina oral es su rapidez de acción, ya que “para un dolor que aparece como un pico, lo que el paciente quiere es rapidez. Además, no se prolonga en el tiempo, mejorando la incidencia de efectos secundarios, lo que supone un cambio radical en el tratamiento de este dolor”.

Otro de los principales beneficios del fentanilo con tecnología OraVescent es su mayor biodisponibilidad, es decir, “cuando un paciente se aplica el comprimido se produce una modificación selectiva del pH local (en la zona de aplicación) y de la permeabilidad en la pared de la mucosa. Este cambio del pH favorece la absorción, aumentando la biodisponibilidad y, por tanto, la rapidez de acción del fármaco”, ha comentado la Dra. Pérez.

El fentanilo con tecnología OraVescent produce un alivio del dolor a partir de los 5-10 minutos, siendo un fármaco de primera línea y de alta efectividad para este tipo de dolor.

Mejorar la falta de adherencia al tratamiento del DIO

La falta de adherencia al tratamiento del dolor irruptivo oncológico es un grave problema en este tipo de pacientes. “El 50% de los pacientes oncológicos no cumple con el tratamiento prescrito para el DIO”, ha explicado durante el simposio el Dr. César Margarit, jefe de la Unidad del Dolor del Hospital General Universitario de Alicante.

Según el Dr. Margarit, “para mejorar esta falta de adherencia terapéutica, deberíamos hacer un buen diagnóstico del DIO, pautar un fármaco con eficacia para el mismo -el fentanilo- y además educar a los pacientes y a sus familiares sobre cuándo y cómo lo tienen que tomar, y que sepan diferenciar entre el dolor crónico y el dolor irruptivo que padecen”.

Por eso, una de las claves es que el paciente oncológico pueda distinguir claramente entre el dolor crónico y el dolor irruptivo. El dolor irruptivo es una exacerbación aguda del dolor que aparece una media de cuatro veces al día, con una duración media de entre 30 minutos y una hora.

Además, la información al paciente también impacta favorablemente en su calidad de vida. “Existen estudios que muestran que los pacientes oncológicos que han recibido información previa mantienen –a los 28 días- niveles de dolor más bajos que los que no recibieron información”, ha confirmado el especialista.

Una opinión compartida por el Dr. José De Andrés, Jefe de Servicio de Anestesia, Reanimación y Unidad Multidisciplinar de Tratamiento del Dolor del Hospital General Universitario de Valencia, y moderador del simposio. “En la anamnesis que realizamos al paciente oncológico tenemos que preguntarle selectivamente por el dolor irruptivo, el número de episodios que tiene, su duración, la intensidad y, a partir de ahí, conocer exactamente en cada paciente el patrón del DIO que padece y cómo altera su calidad de vida. Debemos hacer un análisis individualizado del paciente y realizar dos abordajes: uno para el dolor global (el dolor basal) y otro para el dolor irruptivo, con sus correspondientes tratamientos individualizados”, ha concretado el Dr. De Andrés.

“Además, no se puede minusvalorar el hecho de que haya pocos episodios al día y que duren un periodo corto de tiempo, porque es dramático para los pacientes tener esos episodios, ya que el paciente sabe que si le ocurre va a padecer un dolor terrible”, ha enfatizado el experto.

En este sentido, “el principal objetivo de este Simposio organizado por TEVA es potenciar el conocimiento de los profesionales en el manejo de los opioides mayores y del reconocimiento del DIO como elemento importante dentro de los diferentes tipos de dolor que puede padecer el paciente oncológico”, ha concluido el Dr. José De Andrés.

Entre el 40% y el 80% de los pacientes con cáncer padecen dolor irruptivo oncológico. La variabilidad entre estas dos cifras depende del diagnóstico del paciente, de la presencia tumoral y su repercusión en la posible irritación o compresión de una estructura vital.

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