Josep Carreras

No sé si hace falta presentar a Josep Carreras. Para mí, es uno de los iconos de la ópera, y su nombre es una referencia para quienes se interesan por este mundo. Además de su talento, es un hombre solidario. Lo demuestra a través de la fundación que lleva su nombre. Padecer cáncer no le ha parado los pies (ni la voz) y también forma parte de su trayectoria.

Canta desde que era un niño. ¿En alguna ocasión ha sentido miedo ante la posibilidad de tener que abandonar la pasión de su vida por la enfermedad?
La vida nos plantea infinidad de retos. Superar una enfermedad grave es, sin lugar a dudas, el más difícil. En mi caso, no sé muy bien por qué, mi mente elaboró una idea y a ella me aferré: si hay una posibilidad de curación entre un millón, esa, precisamente, esa es la mía, y voy a luchar por ella.
Por esto, y gracias a tener la gran fortuna de tener a mi lado a mi familia y a un equipo de profesionales sanitarios extraordinario, quiero pensar que fui viviendo el día a día del camino hacia la curación sin plantearme mucho el futuro.

La enfermedad ha cambiado algo en su forma de interpretar, de sentir los papeles? ¿Y en su forma de vivir?
De toda experiencia se pueden extraer cosas positivas. En mi caso, aprendí a ser consciente de mi fuerza interior, a valorar más las pequeñas alegrías del día a día, a ser más paciente… En general, cambió mi manera de ver la vida.

¿Por qué creó la Fundación Josep Carreras? ¿Qué le empujó a tomar esta decisión tan importante? Hubiera podido donar dinero sin involucrarse tanto…
El afecto, la solidaridad y el cariño de muchas personas desconocidas para mí que en algún momento de sus vidas habían sentido la música a través de una interpretación o una grabación mía fue un factor, si no curativo, sí contribuyente para fortalecer el ánimo, y abrió un nuevo universo de gratitud.
Desde ese día, mi relación con la enfermedad se ha sustanciado en mi deseo de devolver una pequeña parte de todo mi agradecimiento a la ciencia y a la sociedad a fin de conocer las causas de la leucemia, mejorar los tratamientos y, finalmente, convertirla en una enfermedad curable siempre y en todos los casos.

Qué ha significado este paso en su vida? ¿Ayudar a los demás era una necesidad?
Mi gran objetivo, mi gran ilusión, ha sido y es la Fundación, desde hace casi 28 años. Cuando veo los magníficos resultados y también que todavía hay muchísimas cosas por hacer, me animo a seguir adelante en esta lucha. Siendo yo mismo expaciente, es una alegría inmensa; en primer lugar, estar aquí para poder participar en todos los avances que se van llevando a cabo; y en segundo lugar, poder dar un testimonio de esperanza a los pacientes que por desgracia hoy en día tienen que pasar por este duro trago me da también mucha satisfacción.
De cara al futuro, nuestra apuesta está en la investigación científica. En 2010, nuestra fundación creó el Instituto de Investigación contra la Leucemia Josep Carreras, el primer centro europeo y uno de los únicos del mundo centrado exclusivamente en investigar sobre la leucemia y las demás neoplasias hematológicas. Este es un gran reto, puesto que la ciencia es la piedra angular para el desarrollo de las técnicas que nos ayudarán a conseguir erradicar la enfermedad. Actualmente, ya se están llevando a cabo investigaciones sobre muchas enfermedades hematológicas con resultados prometedores.

Se ha tratado en el Hospital Clínic de Barcelona y en Seattle. ¿Por qué decidió irse a Estados Unidos?
La presión mediática y la promesa de algunos tratamientos experimentales me hicieron emprender este viaje. Hoy en día, seguramente, no lo hubiese hecho puesto que actualmente los tratamientos que en general se ofrecen en España están al mismo nivel que en muchos otros países, incluyendo Estados Unidos.

En la presentación de la Fundación, en su carta personal, dice que son imparables. Entiendo que usted también, porque a pesar de todo sigue cantando y disfrutando de su arte.
No sé si imparable o no, pero, de momento, estoy dispuesto a luchar con determinación para que, algún día, la leucemia sea curable para todos y en todos los casos.

Su último concierto en España tuvo lugar en junio de 2013 en Barcelona. ¿Piensa volver a actuar en su tierra natal?
Sí, y muy pronto.

Cualquier persona puede participar haciéndose socio de la Fundación Josep Carreras con un donativo periódico de la cantidad que cada cual elija. Además, las personas de entre 18 y 55 años que están sanas pueden inscribirse como donantes de médula ósea. Para más información, la Fundación cuenta con el número de teléfono 934 145 566

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