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Valle Sallés, directora general de Juegaterapia.

 

Solo con que veas una vez la sonrisa de uno de estos niños, cómo se alegra cuando le pones una videoconsola en las manos, cómo te mira, te da las gracias, cómo ves que empieza a jugar y se olvida de la quimio, de la habitación, del dolor, de las náuseas… ya no puedes desentenderte”, así cuenta Valle Sallés, directora general de la Fundación Juegaterapia, el porqué de su gran implicación con este solidario proyecto que utiliza los videojuegos como terapia contra el cáncer infantil.

Juegaterapia surge en 2010, de forma espontánea, cuando Valle trabajaba en una agencia de publicidad con Mónica Esteban, presidenta de Juegaterapia, –el presidente de honor es el conocido como “hombre de negro” del programa El Hormiguero– y esta contó a sus compañeros de oficina lo que le había ocurrido con un peque paciente de cáncer. Era el hijo de una amiga que estaba ingresado en el hospital. Mónica fue a visitarle y le llevó una PSP que estaba por casa sin utilizar. Resulta que él ya tenía esa consola, pero le dice que en la habitación contigua hay un niño muy triste al que seguro le encantará. Acertó de pleno. Nada más verla, al pequeño se le iluminó la cara. Después de darle las gracias, empezó a jugar y se animó muchísimo.

En la oficina de Valle y Mónica todo el mundo se emocionó con la idea de hacer algo para ayudar a más niños, y a la mañana siguiente se encontraron con tres consolas encima de la mesa. “A la siguiente con diez… y es ahí cuando empezamos. Un amigo le puso nombre, Juegaterapia, y luego surgió nuestro lema: la quimio jugando se pasa volando”.

Según Valle, ahora están conociendo muchos estudios y opiniones de expertos que les dicen que el niño que juega es más feliz. Mario Alonso Puig, médico cirujano y conferenciante, ha explicado para Juegaterapia la importancia del juego en los pacientes pediátricos porque, en su opinión, “cuando el niño juega, se divierte y consigue abstraerse por completo, su cerebro libera unas sustancias, las endorfinas, que son analgésicos naturales y algunas llegan a ser hasta 300 veces más potentes que la morfina”.

Con la colaboración y el apoyo tanto de grandes empresas como de particulares, Juegaterapia ha puesto en marcha el proyecto  El Jardín de mi hospi: un precioso jardín artificial que se ha construido en la azotea del Hospital La Paz de Madrid, para que los peques hospitalizados que no pueden salir a la calle, también disfruten del aire libre al menos un ratito cada día. “Actualmente, estamos preparándonos para el siguiente en el 12 de Octubre”, añade Valle. Para ella es complicado destacar un momento especial porque “todos los niños tienen gestos que te emocionan y te encogen el corazón, todos”. Recuerda cuando Juan Mari, con solo seis añitos, le obsequió con un unicornio de peluche para agradecerle el día tan especial de cumple que le había organizado… “imagínate cómo me sentí, mejor imposible”.

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