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El Instituto DKV de la Vida Saludable, con la colaboración de la Fundación Thao, presentan La salud infantil en la mesa: los 10 mejores consejos, que ofrece estrategias a los padres y madres para que los pequeños adopten hábitos adecuados y saludables durante las comidas y prevenir así la obesidad infantil.

Los 10 mejores consejos para cuidar el ambiente familiar durante la hora de la comida

  1. Comer todos los días en familia

Tratad de hacer al menos una de las comidas principales del día con vuestros hijos. La comida familiar constituye un importante punto de encuentro entre los niños y niñas y sus padres, vital para fortalecer la unidad, la cohesión familiar y para favorecer su salud.

La hora de la comida os brinda una gran oportunidad para comunicaros con vuestros hijos, comentad los aspectos más importantes de su día a día, las dificultades y logros en el colegio, la relación con sus amigos etc. ¡Habrá numerosos temas que vuestros hijos quieran comentar! Este momento, también resulta idóneo para iniciarles en el gusto por los alimentos y para que adquieran unos buenos modales.

Además es muy positivo que los niños y las niñas participen y ayuden desde pequeños a poner la mesa y a recogerla.

  1. Aprender a escuchar a vuestros hijos

Si solo estáis pendientes del comportamiento y los modales de vuestros hijos no podréis entender ni atender a lo que sienten y piensan. Es importante aprender a escucharles con una actitud de atención e interés y tratando de ponerse en su lugar, con respeto hacia sus ritmos, percepciones y sensaciones con la comida.

Los niños no solo se comunican con la palabra, sino también con gestos, expresiones, y con el lenguaje corporal. Quieren y necesitan ser escuchados y comprendidos. Así, al advertir que se reconocen sus sentimientos, es más fácil crear un buen ambiente durante la comida.

  1. Evitar distracciones como la televisión o los juegos durante la comida

La hora de la comida debe convertirse en un espacio de tiempo para fomentar la comunicación entre todos los miembros de la familia, tratar las experiencias diarias de cada uno y lo más importante, aprender a alimentarse de una manera correcta.

La presencia de la televisión o de otros aparatos electrónicos como las tablets, así como de juguetes durante la comida, no solo no ayuda a que vuestros hijos coman bien, sino todo lo contrario, aumentando la lentitud y la distracción durante la comida.

  1. Cada niño tiene su propio ritmo

La “lentitud” de los niños y las niñas al comer a veces es una preocupación excesiva para los padres. Los niños y niñas necesitan su tiempo para comer y que se respete su propio ritmo, como condición básica para que la comida se convierta en un aprendizaje positivo tanto de nuevos sabores, y sobre todo relacional.

  1. Compartir con vuestro hijo la experiencia “gastronómica”

Es importante hablar de los temas del día, pero también de los alimentos que se están consumiendo, de los sabores, olores, texturas, etc. para enriquecer la dinámica de la comida. Los comentarios sobre los sabores, olores, texturas, platos o sensaciones representan una experiencia que ayuda al niño y a la niña a interiorizar su propio descubrimiento y aprendizaje sensorial.

Recordad que los niños y las niñas aprenden de los mayores y que la imitación e identificación con sus progenitores, ayuda a cultivar sus propios gustos y preferencias.

  1. Adaptar el tamaño de las raciones

Los niños y las niñas deben comer según su edad y sus características individuales. Es importante que el tamaño de las raciones sea el adecuado.

En los casos en que los niños y las niñas participan en decidir la cantidad y la elección de algunos acompañamientos, la comida transcurre más plácidamente y los niños y niñas comen mucho mejor.

Además así se facilita el que los niños y las niñas aprendan a reconocer cuando ya han comido suficiente, ya que debemos respetar el mecanismo innato de reconocimiento de la saciedad.

  1. Interés por la relación del niño con la comida

Algunos padres creen que sus hijos comerán mejor si se le promete como recompensa ver la televisión o jugar con su juguete favorito. En algunos casos estos elementos (televisión, juguetes…) se utilizan como amenazas. La insistencia, la coacción y la presión para que coma o la amenaza no consiguen buenos resultados y el niño acaba asociando a la comida a algo obligatorio y negativo.

Pregúntale, con una actitud positiva y con interés, si está bueno, si tiene hambre o ya no tiene hambre, coméntale que pruebe el plato comentando que lo encuentras muy bueno. Recuérdale que le gusta, porque ya lo ha comido otras veces. Estimula que coma para estar fuerte y que le vaya bien en la piscina o en el gimnasio, etc.

  1. Anímale, no le presiones para comer

Cuando tu hijo para de comer o se distrae, no le regañes. Anímale y aliéntale a comer pero sin presionarle, como una forma de estimularle de manera positiva hacia su comportamiento. La insistencia con tono de obligación no da buenos resultados, produce tensión y crea un mal ambiente durante la comida.

Puedes pedirle que coma, decirle que lo está haciendo muy bien, animarle diciendo que está muy bueno, que ya queda poco… Así es más fácil hacer de la comida en familia un rato agradable y tu peque comerá mejor.

  1. El postre es parte del menú

El postre se utiliza muchas veces como «premio» o recompensa, como elemento de negociación, con permisividad de los padres para que los hijos lo elijan, e incluso en algunos casos como amenaza.

El postre no ha de ser ni una recompensa ni una amenaza. Al contrario, el postre que gusta a los niños y las niñas es una excelente vía de aprendizaje a nivel sensorial y de descubrimiento de sabores y texturas, que después puede hacerse extensivo a todos los alimentos y que permitirá al niño y la niña descubrir sus preferencias.

  1. Termina la comida en positivo

Cuando a tu hijo no le gusta un plato o un alimento, acepta su actitud con tolerancia y plantea una negociación para terminar la comida en positivo.

Si no quiere acabar el plato, por ejemplo, puedes proponerle que tome dos cucharadas más, sin acabar el plato, o tomar el pescado pero dejar la ensalada, o comer un trozo más de carne y dejar el resto.

Y recuerda que toda negociación tiene que acabar con una valoración positiva.

¡Buen Provecho!

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