La vida es maravillosa… excepto cuando no lo es

Si bien puede serlo, si abrimos los ojos y nos dedicamos a observar la belleza que se puede vivir en cada momento, fugaz, que nunca más volverá, excepto que lo absorbamos con todas y cada una de nuestras células.

Nos han enseñado a echar de menos lo que no tenemos en vez de dar gracias por lo que tenemos.

Nos han inculcado el catalogar los resultados no deseados como fracasos.

Nos empujan en pos de un consumismo material que nos aliena el sentido en vez de apoyarnos en ser consumidores conscientes y sensatos, es decir, que sepamos ajustar nuestras compras a nuestras necesidades, y no a la inversa.

Nos insisten hasta la saciedad en la idea de que estar solo es sinónimo de fracaso, de no valer, de no merecer la pena.

Nos venden la idea de que ser uno mismo es muy peligroso para la salud emocional, ya que si mostramos quiénes somos seremos presa fácil de todos esos que nos querrán manipular al ver abierta la puerta de la autenticidad. Por consiguiente, autenticidad es sinónimo de vulnerabilidad. ¡Mentira! Ser uno mismo es lo mejor que uno puede hacer por sí mismo.

¿Cómo es que no nos enseñan a soñar, a creer en nuestros sueños, a confiar en nuestras capacidades y a potenciar nuestros talentos?

Soñar es darle alas a la vida.

Soñar es abrazar el silencio de la creatividad.

Soñar es amar el corazón de la dicha.

La vida es poesía en movimiento.

No obstante, también puede ser infierno diario en el que purgar o malvivir nuestra vida humana.

Nosotros escogemos.

Por consiguiente, si somos libres, ¿cómo es que solemos preferir el desastre o el infierno, en vez del cielo?

Nunca perdemos, excepto que queramos verlo o enfocarlo de ésta manera.

Particularmente, pienso que “todo sucede para mi mejor bien”. Aunque, a veces –suele ser en el presente carente de la perspectiva del tiempo una vez que éste ha transcurrido– me cueste aceptarlo o acatarlo por “ir en contra de mis deseos”.

¿Será la edad, o acaso será el tiempo de permanencia en la Tierra lo que me ha hecho más sabia?

Será.

Luchar nos ofrece la posibilidad de crecer, lograr nuestros sueños, amarrar nuestro destino.

Luchar abre la puerta a la oportunidad.

Rendirse es cerrarle la puerta a la Vida.

No te rindas jamás. Incluso cuando parezca que nunca vaya a escampar la tormenta, que el cielo nunca vuelva a recuperar su color azul brillante y luminoso, recuerda que siempre vuelve a salir el sol. Todo es pasajero. “No hay mal que cien años dure”. Y hay cosas en esta vida humana que son inevitables. Mi abuela solía decir que “había solución para todo menos para la muerte.”

Hallarás magia donde quiera que poses tu mirada.

La magia anida en nuestras células, vibra en nuestros músculos y se columpia en los latidos de nuestro corazón. La vida tiene sus más y sus menos, por ello, es muy aconsejable disfrutar al “trescientos por mil” cuando todo va bien y solamente pintan soles y nubes de ensueño en el cielo de nuestra vida. Tiempo habrá para estar tristes cuando caigan chuzos de punta y nos vapuleen los huracanes vitales.

Mientras tanto, busquemos la magia en todo acontecimiento vital y brindemos por la vida que cada día se ofrece ante nosotros.

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