Revision de lunaresLa queratosis actínica (QA) o manchas solares afectan a un 23,5 % de los españoles a partir de los 45 años y, según los expertos, deben interpretarse como un indicador de que un paciente tiene un «alto riesgo» de desarrollar cáncer de piel.

Se trata de una enfermedad dermatológica en la que aparecen lesiones rosadas, ásperas y escamosas causadas por la acumulación de la radiación ultravioleta a lo largo de la vida.

Estos datos se desprenden de un estudio epidemiológico realizado en España entre cerca de 4.000 pacientes atendidos de forma consecutiva en consultas hospitalarias generales de dermatología de ámbito nacional.

En el informe, realizado por la compañía farmacéutica Almirall, han participado expertos de la Universidad Autónoma de Barcelona y del Hospital Universitario Germans Trias i Pujol de Badalona.

La principal causa de la QA, una lesión precancerosa, es una exposición excesiva al sol y de forma prolongada debida a actividades al aire libre.

La mayor parte de los pacientes presentan lesiones múltiples y varias zonas afectadas, siendo la cara el área más afectada en gran parte de los casos. El número de lesiones y zonas afectadas aumenta a medida que se incrementa la edad de los pacientes.

En muchos casos la QA es asintomática, con frecuencia las lesiones son poco visibles a la autoexploración para personas de avanzada edad y, además, incide en un grupo de edad donde el posible impacto estético de tener manchas en la piel no tiene mucha relevancia.

De hecho, de los pacientes estudiados, solo en el 19,3 % de ellos el motivo de la consulta fue la QA, mientras que el resto consultó por otros motivos y el 11,7 % fueron diagnosticados de estas lesiones.

Los autores del estudio abogan porque los médicos adopten una actitud «proactiva» en la detección y tratamiento precoz de estas manchas solares, y apuestan por «una educación sanitaria de protección solar» desde las escuelas.

Entre las recomendaciones de los expertos para prevenir este problema figuran permanecer en la sombra, especialmente entre las doce de la mañana y las cuatro de la tarde y, sobre todo, procurar no quemarse.

Evitar el bronceado al aire libre y las cabinas de rayos UV son otros de los consejos, así como cubrirse con ropa cuando se está al aire libre, incluyendo una gorra y gafas de sol.

Los dermatólogos insisten en la importancia de utilizar una crema de protección solar resistente al agua, de amplio espectro (UVA/UVB) y con un factor de protección (SPF) 50+.

Siendo necesario aplicar una cantidad equivalente a 2 mg/cm2 (2 cucharadas soperas) de crema de protección solar en todo el cuerpo antes de salir al exterior y repetir la aplicación cada dos horas o inmediatamente después de bañarse o de haber sudado excesivamente.

Otra de las medidas preventivas es examinar la piel de la cabeza a los pies todos los meses y acudir al dermatólogo para que realice una exploración si se nota una peca o lesión nueva, o un cambio en la forma, tamaño o color de alguno de los lunares.

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