El linfoma es un tipo de cáncer en la sangre producido por la proliferación maligna de linfocitos, que son las células defensivas del sistema inmunológico, y se inicia generalmente en los ganglios linfáticos. Por eso, es muy importante vigilar si aparecen bultos sospechosos en la ingle, en el cuello y en el abdomen ya que es un tipo de cáncer que no se puede prevenir. Si a ello añadimos fiebre alta, sudoración nocturna y pérdida de peso, es necesario consultar con un médico.

Pero una queja de los pacientes es que desde que acuden a su médico de cabecera con alguno de estos síntomas hasta que finalmente son diagnosticados se produce un largo camino. Además, según el informe “2014 Global Patient Survey”, siete de cada 10 pacientes no conocían dicha enfermedad hasta que fueron diagnosticados y más de la mitad de los afectados esperaron hasta 6 meses en acudir al médico tras los primeros signos.

Importancia del diagnóstico precoz

El diagnóstico precoz de la enfermedad es fundamental, ya que el 60% de los linfomas se cura gracias las biopsias que se realizan en los ganglios y a otras pruebas complementarias, como análisis de sangre y pruebas de imagen como radiografía de tórax, TAC, PET, etc.

Por ello, con motivo del Día Mundial del Linfoma, la Asociación Linfoma, Mielona y Leucemia (AEAL) han puesto en marcha una campaña de concienciación con mesas informativas en diversos hospitales bajo el lema ‘A las cosas por su nombre’. Con esta, y comparándolo con la variedad de tipos de cafés que existen, se quiere informar de los tipos de linfomas existentes.  “De este modo, intentamos recordar a los pacientes la importancia de ser exigentes a la hora de pedir información acerca de su linfoma: el tipo diagnosticado, los retos y particularidades de cada tratamiento, y unas expectativas alineadas con la realidad de cada paciente”, señala Begoña Barragán, presidenta de AEAL. Y es que según la Organización Mundial de la Salud, existen más de 40 tipos de linfomas en función de las células inmunes biomarcadores afectadas, aunque, como apunta Barragán, “muchos pacientes no saben qué tipo de linfoma tienen a pesar de llevar mucho tiempo recibiendo tratamiento”.

Los tratamientos para el linfoma varían en cuanto al tipo y estadio de la enfermedad, pero suele ser quimioterapia, radioterapia, anticuerpos monoclonales o trasplante de progenitores hematopoyéticos (TPH). Desde la Sociedad Española de Hematología y Hemoterapia (SEHH) se pide a la Administración Pública que facilite la investigación clínica y que los nuevos tratamientos se racionalicen adecuadamente, ya que actualmente los tratamientos más especializados no se distribuyen con equidad en cada región geográfica.

de izquierda a derecha, los doctores José María Moraleda presidente de la Sociedad Española de Hematología y Hemoterapia (SEHH) y Dolores Caballero, del Grupo Español de Linfomas y Trasplantes de Médula ösea (GELTAMO) , junto a Begoña Barragán, Presidenta de la Asociación Linfoma, Mieloma y Leucemia (AEAL).

Los doctores José María Moraleda, presidente de la Sociedad Española de Hematología y Hemoterapia (SEHH), y Dolores Caballero, del Grupo Español de Linfomas y Trasplantes de Médula Ósea (GELTAMO), junto a Begoña Barragán, presidenta de la Asociación Linfoma, Mieloma y Leucemia (AEAL).

0 comentarios

Dejar un comentario

¿Quieres unirte a la conversación?
Siéntete libre de contribuir!

Deja una respuesta