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El cáncer de mama es el tumor más frecuente en las mujeres. España se producen 22.000 nuevos casos anualmente. Gracias a los programas de screening o cribado y a los avances en el diagnóstico y tratamiento, cada día más mujeres pueden superar el cáncer de mama.

¿En qué consisten las mamografías?

Las mamografías son radiografías de las mamas y suponen el mejor método de detección precoz del cáncer de mama, cuando todavía el tumor no ha crecido demasiado, no se han manifestado los síntomas y aún es fácil de tratar. Generalmente se hacen dos radiografías de cada mama.

¿Con qué frecuencia se recomiendan?

Actualmente se recomienda hacerse una mamografía cada 2 años. En España existen programas que comienzan a partir de los 45 años y otros a partir de los 50 años. Se realizan mamografías periódicas a las mujeres hasta los 64, 65, 69 y en alguna CCAA incluso hasta los 70 años. 

¿Cuáles son los beneficios?

Con una mamografía es posible detectar tumores que no se pueden palpar y también encontrar microcalcificaciones, que son pequeños depósitos de calcio en la mama, que a veces pueden indicar la presencia de una cáncer de mama.

La realización de mamografías de forma sistemática en la población han conseguido reducir el número de muertes por cáncer de mama en mujeres que tienen de 40 a 69 años de edad, en especial las que tienen más de 50 años. 

Limitaciones de la prueba

Aunque las mamografías pueden detectar tumores que no se pueden palpar, el detectar un tumor pequeño no siempre significa un buen pronóstico de la enfermedad, ya que puede tratarse de un cáncer de crecimiento rápido o agresivo.

Resultados falsos negativos: por lo general, las mamografías dejan de detectar hasta un 20 por ciento de los cánceres de mama. Estos resultados son más frecuentes en las mujeres jóvenes, ya que las mamas son más densas, lo que dificulta la detección del tumor en las mamografías.

Resultados falsos positivos: ocurren cuando las mamografías se interpretan como anormales, pero en realidad no hay cáncer presente.

En caso de resultados anormales, se suelen hacer pruebas adicionales, como mamografías de diagnóstico, ecografías o una biopsia, para confirmar la presencia de un cáncer. Los resultados positivos falsos, es decir, que no se confirma que la lesión sea maligna, son más comunes en las mujeres jóvenes, en mujeres que se han realizado antes biopsias de la mama, en mujeres con antecedentes familiares de cáncer de mama y en mujeres que están tomando estrógenos, como la terapia de sustitución hormonal.

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