Con los tratamientos oncológicos, el cabello puede experimentar algunos cambios que no siempre se abordan en las consultas de oncología.
Muchas pacientes observan una pérdida de pelo con respecto a la cantidad que tenían antes de empezar el tratamiento. Pese a que la alopecia inducida por la quimioterapia es reversible en la mayoría de los casos , a veces la recuperación del cabello es parcial y su estructura o características pueden ser ahora diferentes (suele ser más fino, por ejemplo). Además, las mujeres que han tenido cáncer de mama y han recibido tratamientos antiestrogénicos de mantenimiento, como el tamoxifeno, pueden experimentar un aumento relativo de testosterona, que favorece la aparición de alopecia.
En cualquier caso, es muy importante cuidar bien el cabello cuando vuelve a nacer. El pelo tiene una parte viva llamada bulbo, que se encuentra en el interior del cuero cabelludo y es responsable de todas las funciones vitales, como el crecimiento, el color y la caída. Por otro lado, la parte externa, lo que llamamos pelo, está formado por células que son estructuras ya inertes. Los cuidados deben, por tanto, dirigirse a ambas: el cuero cabelludo que, al igual que el resto de la piel, está más reseco y con tendencia a la deshidratación; y a la fibra del pelo, para que se vea más fuerte y bonito.
Tras el tratamiento, el nuevo pelo es frágil y, por tanto, no es momento de utilizar aquellos productos o utensilios que lo estiran excesivamente y facilitan su rotura, como horquillas o planchas. Si tienes dudas confía en el consejo de tu profesional de peluquería habitual y opta por productos que te garanticen calidad y seguridad.
Champú, acondicionador y otros productos
Es conveniente ser cuidadosos en la higiene del cabello. La función del champú es la limpieza de la grasa y las impurezas (células muertas, contaminación y secreciones) que se depositan tanto en el pelo como en el cuero cabelludo.Es aconsejable utilizar champús neutros de uso frecuente (un pH 5,5, similar al de la piel, no resultará agresivo), que hidratan el pelo que está naciendo y la parte de la piel a la que no llega la crema hidratante. Después de la terapia oncológica, algunos dermatólogos recomiendan seguir tratamientos de tres meses de duración con complejos vitamínimos fortalecedores del cabello y combinados con la aplicación tópica de minoxidil al 2 por ciento (en spray, solución o espuma). En ciertos pacientes, esta opción ha demostrado acelerar la recuperación del cabello hasta casi dos meses.
Junto al champú, es importante usar acondicionadores o mascarillas cuando está saliendo el pelo nuevo. Si lo cuidas y proteges de este modo, conseguirás un cabello elástico y evitarás su rotura o caída. Las mascarillas son productos que aportan hidratación y nutrientes al cuero cabelludo, y lo recomendable es utilizarlas aproximadamente una vez a la semana. El acondicionador lo hace más manejable y le da brillo y suavidad. Además, podrás recurrir con total tranquilidad a productos de peinado como las lacas, los sprays o los geles. Tras lavar e hidratar el pelo, cepíllalo siempre con suavidad, sin dar tirones, ya que es más frágil cuando está mojado y tú misma podrías romperlo.
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