Si el cáncer es cuestión de “mala suerte”, según un estudio de la universidad americana Johns Hopkins, ¿qué podemos hacer nosotros para cambiarla? Entonces, ¿qué sentido tienen las recomendaciones de las diferentes organizaciones de salud para prevenir el cáncer?

De ahí que la OMS, a través de su Agencia Internacional para la Investigación sobre el Cáncer (IARC ), ya haya expresado su «profundo desacuerdo» con las conclusiones de este estudio que atribuyen a la casualidad o mala suerte la aparición de muchos cánceres. Expertos de la IARC hacen hincapié en que el estudio adolece de «limitaciones metodológicas» y «sesgo» y está en contradicción con un gran número de «evidencia epidemiológica».

Publicado en la revista Science, el controvertido informe afirma que “numerosas formas de cáncer se deben sobre todo a la mala suerte y a una mutación de un gen que provocará un cáncer, sin relación alguna con el modo de vida o factores hereditarios”. Podría explicar, por ejemplo, esos casos aparentemente inexplicables, por no darse las causas más frecuentes que generan este tipo de tumores, como el de “nunca he fumado, no tengo antecedentes familiares, pero sí cáncer de pulmón”. Y es que, según el estudio, nada menos que dos tercios de los casos de cáncer de varios tipos –están excluidos mama y próstata- pueden ser atribuidos a cambios en nuestros genes y no a factores hereditarios o de riesgo.

“Ya sabíamos que había un elemento de ‘suerte’ en el desarrollo de cáncer en un individuo”, ha manifestado el director del IARC, el Dr. Christopher Wild, pero sostener que la mala suerte es la causa principal de cáncer sería engañoso, señala el comunicado que ha emitido el IARC.

Todo esto nos lleva a pensar que si la suerte juega en nuestra contra, no tenemos posibilidad de evitar tener cáncer. En ese caso, las medidas de prevención no surtirían ningún efecto porque si nuestras células madre cuando se dividen cometen errores o mutaciones generarán tumores. Cada vez que una célula madre se divide para generar otra, su ADN se copia y en ese proceso suceden erratas que, acumuladas, explican gran parte de los tumores. “Cambiar nuestros hábitos de vida será muy útil para evitar algunos tipos de cáncer, pero no tendrá ninguna eficacia en otros”, ha observado Cristian Tomasetti, profesor adjunto de oncología en Johns Hopkins y coautor del estudio.

Pero aunque la ruleta del azar da vueltas y puede pararse en cualquier casilla, el director de la investigación y profesor de oncología en la citada universidad, Bert Vogelstein, ha subrayado que “este estudio demuestra que uno puede aumentar las posibilidades de contraer cáncer si fuma o si mantiene malos hábitos de vida”.

Por tanto, los mismos científicos reconocen que no debemos dejar todo en manos de la “mala suerte” porque si cambiamos nuestros hábitos por otros saludables, como no fumar o evitar la obesidad, y tomamos algunas precauciones, como utilizar protección frente al sol, por ejemplo, ayudaremos a evitar el desarrollo de la enfermedad. La prevención en la mejor arma que tenemos. Quizá no evite que el cáncer aparezca, pero sí ayuda a detectarlo de forma precoz y eso salva vidas. No lo olvidemos.

En LVR compartimos esa opinión y no nos resignamos a que todo quede en “mala suerte”. Por eso, actuamos y ponemos en marcha el club rose, dirigido a todos vosotros, pacientes, acompañantes, amigos, empresas… Su objetivo es que juntos aprendamos a vivir de forma más saludable a través de talleres y charlas impartidas por especialistas en nutrición, ejercicio físico, prevención de enfermedades, etc. Acorde a nuestra filosofía de acompañaros siempre, os ofreceremos encuentros amigables y cercanos para que vivir mejor no sea sinónimo de obligación sino de placer, placer de cuidarse, de mejorar nuestra vida haciendo pequeños cambios en el día a día para sentirnos mejor.

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