Por Aurora Aguilella Asensi
¿Son ciertos los tabúes que rodean este proceso vital que es la menopausia?
Las mujeres crecemos sabiendo que es un momento de nuestras vidas por el que antes o después vamos a pasar, igual que cuando nos baja la regla por primera vez. Pero la información que tenemos al respecto es muy limitada: lo que hayamos podido ver de nuestra madre o nuestras tías, algún chascarrillo fácil acerca de los sofocos (normalmente realizado por hombres) y poco más. ¿Por qué hay tanta des-
información y tabúes alrededor de un proceso por el que va a pasar el 50% de la población?
En La Vida en Rosa hemos querido profundizar en esta transición tan importante en nuestra vida, en especial para mujeres que la viven en circunstancias especiales como son las pacientes oncológicas, y hemos hablado tanto con aquellas que ya la han pasado como con especialistas que nos ayudarán a desmontar algunas de las ideas y los tabúes más extendidos acerca de la menopausia. Y tú, ¿sigues creyendo en alguno de ellos?
Cambio de etapa
Para comprender de qué estamos hablando desde un punto de vista médico, hemos preguntado a la doctora Patricia Cobos, ginecóloga especialista en cáncer de mama: “La Asociación Española para el Estudio de la Menopausia (AEEM) define la menopausia como una condición que se alcanza cuando han pasado más de 12 meses desde la última regla. Se debe a la pérdida de la actividad folicular del ova-
rio, la cual ocasiona unos cambios hormonales que provocan síntomas en el 70-80% de las mujeres y que en algunos casos, hasta en el 20%, pueden afectar a su calidad de vida”. Según la doctora Cobos, normalmente estos cambios son progresivos y no aparecen de forma brusca, ya que la actividad ovárica se va perdiendo gradualmente, y además afectan a cada mujer de manera muy variable.
La menopausia y estrés
Pero para las pacientes con diagnóstico de cáncer en muchos casos la transición a la menopausia no es gradual, sino que los cambios son más bruscos y acusados debido a tratamientos quirúrgicos (extirpación de ovarios) o adyuvantes como la quimioterapia o la radioterapia. Esto, sumado al estrés emocional que supone un diagnóstico de este tipo, hace que los síntomas menopáusicos puedan ser peor tolerados.
¿Y cuáles son los síntomas?
Los más frecuentes son sofocos, sudoraciones, palpitaciones, parestesias o cefaleas. También nos podemos encontrar con cambios en el patrón del sueño (casi el 50% de las mujeres tienen dificultad para dormir), síntomas depresivos (casi 1 de cada 3 mujeres sufren cambios emocionales) y cambios metabólicos y modificaciones en la distribución anatómica de la grasa. Estos síntomas suelen ir mejorando con el paso del tiempo, pero no son los únicos a los que hay que prestar atención.
El síndrome genitourinario
Debido a la disminución del estrógeno y del resto de hormonas sexuales, nos encontraremos también con el “síndrome genitourinario”: se trata del conjunto de cambios que afectan a los genitales externos, tejidos del suelo pélvico, la vagina, la uretra y la vejiga, y no suelen ir a mejor de manera natural. La atrofia progresiva provoca sequedad y disminución de la lubricación, lo cual conlleva dolores durante las relaciones sexuales, disminución del deseo sexual y, con él, de la frecuencia coital. Parece que es un círculo vicioso que se retroalimenta. ¿Pero hay manera de romperlo?
Desmontando los mitos
De acuerdo, se producen unos cambios en nuestro cuerpo que sirven de base para determinadas creencias, pero hemos querido ir más allá para saber cómo podemos afrontarlos de una manera abierta y natural. Así que le hemos pedido consejo a la psicóloga clínica Marcela Talero, especializada en oncología y con años de experiencia colaborando con la Asociación Española Contra el Cáncer. Según nos explica, “el mito más común relacionado con la llegada de la menopausia es la disminución del deseo sexual. Sí es cierto que la menopausia provoca sequedad vaginal que dificulta las relaciones sexuales porque pueden resultar dolorosas. Pero también es cierto que existe una amplia gama de lubricantes vaginales y otros tratamientos recomendados por los especialistas en ginecología que eliminan dicha sequedad vaginal y, por tanto, se pueden tener relaciones sexuales satisfactorias.
¿Liberación o agobio?
Otro mito que circula con frecuencia es que todo lo que rodea a la menopausia es malo. Y esto no es del todo cierto, pues hay un porcentaje alto de mujeres que con la interrupción de la menstruación se sienten liberadas, bien por la desaparición de las anemias producidas por el sangrado, muy abundante en algunos casos, bien por la imposibilidad de tener un embarazo. También está el mito de que a raíz de la menopausia se engorda. Lo que ocurre es que, por la pérdida de estrógenos, se acumula grasa en caderas, muslos y abdomen. Pero esto se puede combatir llevando hábitos saludables en cuanto a la dieta y la realización de ejercicio físico”.
¿Hay relación entre la menopausia y el cáncer?
En este punto podemos encontrar una relación de dos tipos principalmente. Por una parte, tener la menopausia a una edad más avanzada puede suponer un factor de riesgo de contraer cáncer de mama. Según la doctora Cobos: “Las mujeres que tienen una menopausia más allá de los 55 años tienen el doble de probabilidades de desarrollar un cáncer de mama que las que tienen su última regla con 45 años. Esto se debe a que, al tener un mayor número de ciclos reproductivos a lo largo de su vida, presentan una mayor exposición a con-
centraciones altas de estrógenos endógenos”. De ahí que sean tan importantes las revisiones periódicas para que se pueda detectar precozmente la aparición de un tumor.
Distintos escenarios
Por otra parte, si el cáncer de mama ya ha sido diagnosticado y el tratamiento incluye quimioterapia, más del 20% de las mujeres mayores de 30 años sufren un fallo de la función ovárica tras recibirlo. Y esta cifra alcanza el 80% cuando son mayores de 40 años. Dependiendo del esquema administrado y la edad en que la paciente reciba la quimioterapia, son posibles distintos escenarios. En algunos casos se produce amenorrea, es decir, se interrumpe la menstruación durante el tratamiento y se recupera una vez finalizado. En otros ca-
sos la interrupción de la menstruación es permanente, y se considera menopausia cuando ha pasado 1 año sin menstruación. Cuanto más joven sea la mujer, más probabilidad tiene de recuperar la función ovárica, pero aun así es importante que conozcan la posibilidad de preservar la fertilidad antes del inicio de los tratamientos con quimioterapia, en caso de que quisieran tener descendencia más adelante.
¿Qué tratamientos hay para los síntomas de la menopausia en pacientes oncológicas?
Siempre debemos consultar con nuestro equipo médico y preguntarle todas las dudas que nos surjan acerca de los distintos tratamientos y sus posibles efectos secundarios, pero en primer lugar debemos tener en cuenta algunas consideraciones generales, como llevar hábitos de vida saludables, evitar el sobrepeso, mantener una dieta equilibrada, realizar ejercicio frecuente y evitar el consumo de tabaco y alcohol.
Alternativas a la terapia hormonal
Además, según la doctora Cobo: “En cuanto a los posibles tratamientos, el cáncer de mama se considera una contraindicación absoluta para la terapia hormonal; por ello debemos ofrecer alternativas no hormonales como algunos antidepresivos (inhibidores selectivos de la recaptación de serotonina o ISRS) o la cimicifuga racemosa. Existen otras alternativas terapéuticas que, debido a sus efectos adversos, no se suelen utilizar como primera línea de tratamiento (clonidina, agonistas dopaminérgicos, gabapentina/pregabalina). En el caso de las isoflavonas, no hay datos que avalen la seguridad de su uso en este grupo de pacientes. Por otra parte, en algunas pacientes la acupuntura también se ha demostrado eficaz para el control de los sofocos.
Tratamientos en caso de atrofia vaginal
De la misma forma, para el tratamiento de la atrofia vaginal, los tratamientos de primera línea son los que no contienen hormonas, como lubricantes vaginales y cremas hidratantes. Solo en caso de que no haya buena respuesta a estos tratamientos se podría plantear un tratamiento estrogénico local con bajas dosis. Recientemente han surgido nuevas terapias como el ospemifeno, que según la Agencia Europea del Medicamento (EMA) puede usarse con seguridad para el tratamiento de la atrofia vulvovaginal con síntomas moderados o graves en pacientes con antecedente personal de cáncer de mama, pero siempre que hayan finalizado los tratamientos oncológicos.
Mantener una vida sexual
Además, debemos intentar potenciar ciertas actuaciones que pueden mejorar la salud vulvovaginal de nuestras pacientes. En este aspecto, es importante transmitirles que mantener una vida sexual activa favorece la elasticidad, lubricación y vascularización del área genitourinaria. Esto, asociado a una dieta saludable y al uso de hidratantes vaginales y lubricantes, puede mejorar en la mayoría de los casos los síntomas sexuales asociados a la menopausia”.
Cabeza y corazón
Vale, ya tenemos un poco más claros cuáles son los efectos físicos que se van a dar en nuestro cuerpo y cómo se podrían tratar, ¿pero qué hay de nuestro proceso interno? ¿Cómo vamos a aceptar y gestionar tantos cambios de la manera más natural posible? Según la psicooncóloga Marcela Talero: “Las pacientes oncológicas no suelen estar preparadas ni física ni psicológicamente para, además de enfrentarse al proceso de enfermedad oncológica (diagnóstico, tratamientos con sus efectos secundarios, posibles cirugías, etc.), tener que asumir también los importantes y a veces bruscos cambios físicos y emocionales que llegan y, con frecuencia, producen consecuencias negativas en la calidad de vida y la salud general de la mujer. Por todo ello, destaco la importancia fundamental del acompañamiento emocional profesional en esta etapa”.
Técnicas que pueden favorecer la transición. a esta nueva etapa de nuestra vida:
- Práctica de mindfulness: tomar plena conciencia puede ser especialmente útil para las mujeres menopáusicas que sufren irritabilidad, ansiedad y depresión. Se aconseja realizar con regularidad prácticas atencionales y meditaciones guiadas a través de audios; al principio entre 15 y 20 minutos al día puede ser suficiente, aunque si la ansiedad es intensa, se recomiendan prácticas más largas, hasta llegar a 30-40 minutos aproximadamente.
- Técnicas de relajación: sirven para atenuar los síntomas de la menopausia y aumentar la calidad de vida de la mujer en aspectos como reducir la ansiedad y mejorar la calidad del sueño, la memoria y la concentración.
- Respiración diafragmática: es otra técnica relajante a través de una inspiración lenta y profunda por la nariz y exhalación por la boca con los labios en posición de soplido. Se recomienda repetir la respiración cinco veces
¿Cómo viven la menopausia las pacientes oncológicas?
Para asimilar toda esta teoría, hemos preguntado a varias mujeres que han plantado cara al cáncer y han querido compartir su experiencia con nosotras. Y si bien cada proceso es único, coinciden por lo menos en una cosa: no se da suficiente información para encarar un cambio vital tan grande, y mucho menos cuando es casi inmediato si, por ejemplo, se produce una histerectomía o se extirpan los ovarios.
Una atención más integral es necesaria
Así, Anabel nos dice: “No se me dio información en su día y en la actualidad sé que tampoco se da, porque lo veo a menudo en la asociación de cáncer de mama a la que pertenezco. Es un déficit importante que hay que solucionar en el futuro. Bajo mi punto de vista, es necesaria una atención más integral y poder tener información a nivel físico, deportivo, nutricional, sexual y emocional de todos los efectos secundarios que conllevan los cambios hormonales después de un cáncer”.
Salir del armario de la menopausia
Bea va un poco más allá y comenta que “tenemos que salir del armario de la menopausia. En mi generación no se hablaba de absolutamente nada al respecto. Yo me he ido viendo reconocida en lo que me contaban mis amigas, así he visto que no era algo que me pasaba a mí sola. Además, deberían explicarte mejor qué efectos puede tener en tu cuerpo quedarte sin menstruación de un día para otro, porque son cambios muy fuertes y se deberían explorar todas las opciones antes de tirar por la calle de en medio y quitarlo todo. Hace falta mucha más información e investigación. Sin dramas, pero sin banalizarlo. ¿Se le prestaría la misma atención si fuera un cambio que afectara también a los hombres?”.
Normalizando la menopausia
En efecto, los cambios son grandes, pero no siempre para mal. Así, Miriam reconoce que para ella fue un alivio: “Mi tumor es hormonal, así que estuve esperando la menopausia desde la primera quimio, pero llegó en la décima y, con ella, mi tranquilidad. Para mí ha sido una gran alegría tener la menopausia porque eso implica no hormonar y, con ello, la bajada del riesgo de volver a tener cáncer de mama de tipo hormonal”. Y prosigue: “No soy de dar consejos, pero lo que sí que diría a las que están pasando por esto es que intenten estar positivas y se den prioridad a ellas mismas.
Es hora de mimarse, consentirse, escuchar a nuestro cuerpo y, sobre todo, a nuestra alma
Es hora de mimarse, consentirse, escuchar a nuestro cuerpo y, sobre todo, a nuestra alma. Buscar a mujeres que hayan pasado o estén pasando por lo mismo ayuda mucho y nos hace sentir que no estamos solas y que somos comprendidas. La información nos la damos entre nosotras: hacemos tribu”.
Informarse
Anabel concluye con alguna clave fundamental más: “Estuve tres años con un psicoanálisis que me ayudó mucho en este cambio vital y a eliminar muchos fantasmas que yo tenía del pasado. No traté demasiado la parte de la menopausia porque tenía otro objetivo mayor, pero creo que hubiese estado bien hacerlo con más profundidad, porque en años posteriores fui más consciente de todo lo que había sucedido. Por otra parte, a nivel físico hoy en día he podido conocer mucha más información que en aquel momento me hubiese venido muy bien. Por ejemplo, lo importante que es la hidratación no solo de la piel, sino la vaginal desde el primer día, conocer los cambios que se producen en la sexualidad y poder llevarlos de forma más natural, etc.”.
No hay que resignarse y hay que buscar solución a todos los problemas, porque la hay
En definitiva, que cada mujer que empiece con su proceso menopáusico “se informe y pregunte primero a sus médicos. Si no encuentra respuesta a sus dudas, que vaya a asociaciones que la puedan informar sobre servicios de cualquier aspecto que necesite. Y que cuando tenga un problema y se diga ‘esto es lo que hay’, lo cambie por ‘voy a intentar mejorar esta situación con alguien que conozca el problema’. No hay que resignarse y hay que buscar solución a todos los problemas, porque la hay”.
En resumen, la menopausia es un cambio natural en la vida que a cada una de nosotras nos llegará y nos afectará de una manera diferente. Debemos tener claro que lo mejor es:
- preguntar a tu equipo médico,
- buscar acompañamiento emocional profesional,
- compartir tus experiencias y apoyarte en una comunidad de mujeres que haya pasado por lo mismo.
Y es que… ¿para qué sirven los tabúes si no es para romperlos?
Dejar un comentario
¿Quieres unirte a la conversación?Siéntete libre de contribuir!