Joan Vidal en el club LVR

Joan Vidal en el club LVR

La oncología integrativa establece un puente entre la medicina convencional y las terapias complementarias. Teniendo en cuenta todos los factores que pueden influir en la salud y el bienestar de la persona, el objetivo es aumentar la calidad de vida del paciente. Una atención más completa que tiene en cuenta también a la familia.

La oncología integrativa (OI) nace de unir la medicina convencional -basada en la evidencia científica y que utiliza tratamientos estándar como la cirugía, radio y quimioterapia- con las terapias complementarias más eficaces y de mayor rigor científico. Se trata de un abordaje integral que toma lo mejor de cada una de ellas y las combina para obtener los mejores resultados en cada caso, siendo el convencional el abordaje terapéutico fundamental.

“Las terapias de medicina complementaria nunca se utilizan como reemplazo a tratamientos convencionales ni como motivo para posponer la consulta con un médico acerca de un problema de salud”, puntualiza el cirujano y oncólogo Joan Vidal-Jové.

Para Cristina Pellicer, directora del Centro de Medicina Integrativa que lleva su nombre, “la oncología integrativa es una medicina complementaria al tratamiento hospitalario, que es efectivo de por sí pero que tiene efectos secundarios fuertes. Se trata de que, si existen, estos sean mucho más tolerables”. En su opinión, los tratamientos complementarios “ayudan a que la calidad de vida sea mucho mejor”.

Según Vidal-Jové, codirector del Instituto Khuab de Barcelona, “la OI tiene en cuenta todos aquellos factores que pueden influir en la salud y el bienestar de la persona, por lo que está abierta a nuevos paradigmas, incluyendo los aspectos espirituales y comunitarios, mientras practica una medicina lo más rigurosa posible basada en la ciencia”. La más conservadora promociona el uso de las medicinas alternativas más blandas o “de confort”, que permiten la gestión del estrés de fondo del paciente pero no tienen acción diferenciada en el proceso oncológico: terapias energéticas como acupuntura o reiki e intervenciones cuerpo‐mente (meditación, yoga, hipnosis, visualizaciones…). La más atrevida incorpora técnicas de sólida evidencia científica no solo para paliar síntomas y toxicidades, sino sobre todo para incrementar la eficacia de los tratamientos oncológicos convencionales, prevenir la aparición del cáncer y sus recidivas o tratarlo, en colaboración con el tratamiento convencional, “al que añade eficacia”, en palabras de este especialista.

Una atención más completa

“La oncología integrativa usa estas técnicas para aportar al paciente una atención más completa, asociadas al tratamiento médico convencional como medida de soporte para el control sintomático, la mejoría de la calidad de vida y la contribución a la salud global, proporcionando una atención integral del paciente oncológico tanto en la dimensión física como en la emocional”, explica. Además del tratamiento físico, se aborda la gestión del estrés y los impactos emocionales o la alimentación. La medicina integrativa también tiene en cuenta a la familia: “ves al enfermo como un todo, y si la familia está sufriendo mucho, hay herramientas para ayudarles a estar mejor”, asegura la Dra. Pellicer, quien cree que “si se quiere apostar de verdad, el cambio es de afuera hacia adentro, en alimentación, forma de vivir…”.

La intervención en oncología integrativa supone “controlar todos esos factores”, según Vidal-Jové, para quien “hay dos cosas que podemos hacer: gestionar bien el estrés, “que es incontrolable”, y controlar la alimentación, además de tener una vida lo más saludable posible haciendo ejercicio.

Desafortunadamente, el ‘coma lo que quiera’ es una realidad en la mayoría de los centros, “aunque cada vez hay más profesionales que se dan cuenta de que la alimentación tiene un papel fundamental”, reconoce Vidal-Jové, quien fue consultor del Plan Director de Oncología de Cataluña, donde elaboró el Programa OncoGuías (Guías de Práctica Clínica en Cáncer).

No se trata de quedarse solo con lo natural
“Con esta visión integradora de la oncología, no se trata de quedarse solo con lo natural, sino de apostar por lo no invasivo y personalizado”, especifica. “Nadie cuestiona el papel preponderante de la quimio, pero sí se acepta que otros métodos pueden ayudar”.

La visión holística de la salud supone ver al paciente en toda su dimensión. “Entre las claves en el tratamiento de la enfermedad está la promoción de la salud durante el proceso, atendiendo a la demanda del paciente, que busca tener el control de la enfermedad, participando en el proceso activamente, así como ser tratado en todos los ámbitos de la persona con una visión más amplia de la enfermedad y la salud”.

Este paciente activo pide ayuda al cuerpo para soportar la toxicidad y una mejora de los resultados globales, y pide asimismo profesionales que puedan gestionar toda la información. En este sentido, “la oncología integrativa pretende dotar al paciente de herramientas para que tome decisiones informadas, estando bien documentado, y para que disponga de opciones”. Se trata de “tomar las riendas de la enfermedad, conducir el proceso”, en definitiva.

Una atención al sufrimiento desde la esperanza

Vidal-Jové considera que “ante la necesidad de dar un sentido a la enfermedad como elemento terapéutico dentro de la propia existencia, el paciente encuentra en las terapias complementarias una atención al sufrimiento desde la esperanza”. Pellicer reconoce que estas técnicas “están despreciadas, pero hay tanta demanda de la población para que existan médicos formados, que será la sociedad la que lleve al cambio”, afirma. Y por todo ello “hace falta regulación”, concluye.

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